Capitulo 4

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Cuando empieza a quitarle los tatuajes, Romeo se limita a verme con ojos de odios y yo le muestro indeferencia para después el verme con suplica y haciendo unos ojitos de que le duele mucho y se está aguantando el dolor yo suspiro molesta y me odio por sentir compasión, pero en vez de librarlo, le doy mi mano.

Él se asombra de que le ofrezca mi mano para que la apriete para mi sorpresa el accede y algo extraño y maravilloso sucede, el queda tranquilo como si mi tacto fuera capaz de relajarlo, es extraordinario, el que hace el trabajo se asombra que Romeo no este llorando o algo cerca esta va de mirar los diseños pensando en si se pondrá otro entonces yo por molestarlo y comprobar mi hipótesis le suelto su mano dejándolo sin mi tacto y comienza a hacer algo extraño... busca mi mano porque esta vez comienza a gritar, faltan solo dos minutos pero el grita y llora lo que no había hecho durante la media hora.

Me permito reírme un rato, pero él está más que lamentando a verme retado.

Yo lo vuelvo agarrar con mi mano y algo sorprendente sucede como lo es, que se tranquiliza y nuestras miradas de confusión se encuentran ya que esto no tiene explicación o ¿sí? Al salir del lugar antes justo antes nos dice el señor que nos atendió una persona obesa con una playera negra de un grupo de rock y rastas de tez morena.

- Dicen que la fuerza del amor es la más cierta, se nota que hoy he pendenciado eso en su máxima expresión – me asusta y suelto la mano inmediatamente y Romeo esta apunto de corregirle, pero le arde así que se limita a hacerle una mirada de desagrado y agarrar mi mano para salir con decisión, yo trato de zafarme, pero él no me lo permite y suspiro cuando salimos finalmente, yo lo suelto y le dedico una mirada de molestia.

- ¿Cómo se te ocurre? – le digo – ya te había soltado la mano, no tenías que agarrarla ahora va pensar que somos quien sabe que... - le digo fastidiada.

- Lo que acaba de pasar, no sucedió – me dice el indiferente.

- Mas te vale – le amenazo.

- ¿Enserio? – me dice el sorprendido.

- Si... o ¿qué tienes un problema para retener secretos o qué? – le digo retadora y mostrándole que soy quien controla la situación.

- Es que pensé que serias como las otras chicas – me dice el mostrando vergüenza, mientras busca mi mano como si yo lo fuera a sanar.

- ¿como? – le digo como si no supiera de su fama.

- Babeando por mi – me dice el muy descarado – que son el simple tacto las hago sentir en quinto cielo – me dice el tratando de fingir que suena romántico.

Yo empiezo a reírme y me safo de él para poder taparme la boca y contener mis risas escandalosas.

- ¿Te crees un chico de varias o qué? - le digo burlándome de él.

- Lo haces escuchar como si eso fuera algo malo – me dice el ofendido y molesto mostrando que le está ardiendo.

- ¿Qué te pasa? – le digo asombrado mientras lo veo enrojecerse, esto puede ser algo muy malo.

- No lo sé... cuando me puse los tatuajes aquí solo me dolieron mientras estaba sentado – me dice el quejándose del dolor – pero ahora que recuerdo estaba algo ebrio así que... tal vez no haya sentido – dice el reflexionando cosa que me asombra – un momento tengo la solución – me dice el muy convencido – necesito un trago de bebidas espirituosas – me dice él muy serio.

Yo me quedo asombrada ante su petición mientras se muere del dolor.

- Claro... - le digo asombrada mientras le sobo el brazo y el deja de sentir dolor esto me está asustando demasiado – a lo mejor no es necesario – le digo sorprendida mientras lo veo relajarse.

Pídeselo a AlmudenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora