Capitulo 23

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Eso no me lo esperaba para nada, Romeo no se aparta de mi lado, yo lo volteo a ver y el me sostiene la vista, luego veo a mi padre quien esta impresionado. Luego veo a Unai quien su mirada es indescifrable, esta situación me trae desprevenida, Romeo parece muy seguro de lo que dijo.

- Bueno pídeselo a Almudena – dice mi hermano desafiante.

- ¿Qué cosa? – dice Romeo curioso.

- Que sea tu novia si tanto estas enamorado – dice mi hermano desafiante, conociéndolo es para destantear y al ver que no lo hará pues este ganara.

- Aquí no es el momento – dice Romeo – se lo pediré – dice Romeo directo – pero no sé si ella me aceptara – dice el viéndome.

Necesito aire pienso nada más y sin decir más voy al ascensor, bajo al primer nivel noto que estoy en zona médica, la banqueta se ve tan cómoda, más que estar en ese ambiente así que me siento allí, me abrazo por el frío que hace y me siento en la banqueta.

Veo los carros pasar, las preguntas me atormentan y posterior a ello sin darme cuenta un árbol que está en el arriate sus ramas está siendo modificadas sé que es por mi veo como esas ramas se vuelven anómalas poco a poco se destruyen sin darme cuenta ese árbol queda sin ramas y solo con un tronco devastado.

El cansancio me invade, siento como si mi estrés empezara a hacerme mal, siento el dolor de cabeza crecer aún más.

Cuando volteo a ver a mis espaldas veo a Romeo quien se sienta a mi lado, trato de disimular mis nerviosismos, como si notara lo que le hago el árbol, me abraza así sin más que decir, me permito sentir su abrazo, veo como el árbol deja de destruirse, veo como sana, como se reconstruye algo en mi se asombra mientras abrazo a Romeo.

Cuando nos separamos, Romeo me observa y empieza reír.

- Ya estamos a mano – me dice el dejando salir su risa leve.

- ¿a qué te refieres? – le digo asombrada.

Él se detiene y duda en decirme o no, el siempre tan indeciso ya debería de haber algo de confianza después de todo el tiempo que hemos pasado.

- Ambos dijimos mentiras – me dice el riéndose.

- Te refieres con lo de que estabas enamorado de mi – le digo seria y con burla en mi rostro.

El niega con la cabeza asombrándome.

- Al contrario, lo único que ha sido cierto de tantas cosas que he dicho son mis sentimientos por ti – me dice el sonando tan poeta.

Yo me río y luego le dedico una sonrisa burlona.

- Los desafíos de mi hermano pueden a llegar ser cansados ¿lo sabes? – le digo sabiendo por donde va.

- Si es cierto... - dice el indiferente – eres demasiado buena para engañar – dice él mientras carcajea.

- Desde cuando, te reto – le digo seria.

- No eras un reto – me encara el muy serio.

- Entonces ¿Qué soy? – le digo seria y un poco molesta.

Me levanto en la banqueta y el igual nos quedamos al mismo nivel, él se ve más alto que yo y me intimida un poco su altura.

Después de un rato mi corazón se destruye porque entiende lo que sucede.

- ¿Quería el libro? – digo asombrada y una parte de mi queriendo que fuese negado.

- La única razón por cual me dejaría ganar por ti es por ese libro – dice el muy serio.

- Explícate – le exijo muy molesta.

- Te contare porque tu hermano ya tiene el libro – me dice el muy directo.

No puedo creer cómo es posible que me haya dejado engañar, ahora mis dudas entran de formas horribles... mientras vamos a la cafetería del hospital, más bien del edificio hospitalario, en la cafetería era más sombría que mis sentimientos ahora, la cafetería tenía tan 3 mesas, la barra de atención estaba demasiada sucia, las moscas en todo el lugar estaban, me pregunto ¿Qué hacen bichos tan horrendos en una institución que debería ser higiénica?

Cuando fui a pedir un café negro, Romeo estaba sentado ahuyentando a las moscas, no pude evitar y hablé con la señorita.

- ¿Por qué hay tantas moscas? – le dije a las señorita que estaba más cansada que una enfermera.

- Creo que es por la comida – dice ella sin mucho ánimo.

La observo puedo calcular que tiene 20 años, por su cara veo que se maquilla constantemente, llora mucho no sé porque, ojeras que trata cubrir como su forma de ser, veo que atrás de ella hay un libro de medicina, acaso está estudiando ¿medicina? Eso explicaría mucho de su ánimo, pero no ha de estar ni en cuarto año supongo, luego de verle le doy una sonrisa y ella refleja la sonrisa mientras me entrega el café.

Cuando me siento frente a Romeo, una parte de mi se siente traicionada, otra parte de mi quiere saber toda la verdad, por último, una parte bastante fuerte quiere buscar una razón para pegarle.

- Veras... tu hermano, me busco hace 10 meses – dice él mientras yo bebo el café. – resolvimos nuestras diferencias, gracias a Sara... tu hermano acepto entrar a la orden masónica y me invito a mí y a Sara, ambos accedimos y nos dieron una misión era conseguir un libro, el libro que tienes en tu posesión – dice el, asombrándome. – bueno tenías, pero encontraste – me dice el tratando de sonar tranquilo y convincente.

- ¿Por qué recurriste a mí? – le digo destanteada – porque razón yo lo encontraría. – le digo yo sin entender.

- Porque siempre lo tuviste en tu posición – me dijo el serio, como si se tratara de algo que yo ya sabía.

- ¿Cómo yo nunca lo había visto antes? – le digo sin entender.

- Estuviste en coma por seis meses – me dice dejándome desprevenida, de verdad cree que me voy a tragar eso pienso yo, después de un par de segundo empieza reírse.

- Es broma – dice Romeo - pero si tuviste el libroen tus manos siempre – dice el para volver a ponerme tensa. 

Pídeselo a AlmudenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora