CAPÍTULO XII

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"En memoria de un gran amigo"

-¡Ten buen viaje Nathan, te esperaré al regreso! -gritó Yoshué.

Vio a su amigo responder con un saludo de despedida, antes de subir el último escalón. Su corazón dio un vuelco enorme, pues era la primera vez que se separarían por tanto tiempo. Sintió un poco de desconcierto y a la vez conmoción y finalmente cuando el tren se puso en marcha, regresó a casa en compañía de Rosella.

No le gustaba su persona, nunca lo había hecho. La chica ni siquiera parecía tener la intención de disculparse con él, por todo lo que le había quitado, en aquel entonces cuando se separó de su amigo y conoció a Jennifer; Nathan ni siquiera había notado su ausencia, sentía una especie de celos y resentimientos hacia Rosella. En cambio, ella se sentía más cómoda con él, poco a poco le comenzaba a dar un lugar en su corazón solo por ser el amigo cercano de Nathan.

-Yos -dijo Rosella-, tomaré el camino a casa de mi padre, no te preocupes por mí.

-Ni que lo hiciera chica tenedor -respondió a modo de burla.

-Creí que ya habíamos hecho las paces -reprochó Rosella.

-Eso fue antes de que te fueras, justo cuando iniciaría la temporada de hockey -contestó Yoshué, estaba tan conmocionado que sacó su mal carácter-, rogaste tanto por estar en el equipo, te dejamos entrar y pagaste de esa manera. Nos quedamos incompletos por tu culpa ¿sabías eso?

-¿Por qué me recriminas ahora, estás tan molesto? -preguntó, sin contestar a sus palabras.

-Niña ¿te has visto al espejo?, ¿te das cuenta de cómo luces ahora mismo?, no es que esté molesto, eres todavía más detestable que antes -balbuceó.

-Soy consciente de ello Yos, pero basta de estupideces, ¿qué es lo que sucede contigo?, déjame ayudarte, sé exactamente cómo te sientes, sé el miedo que escondes -se acercó.

-Tú no sabes nada niña -retrocedió-, ni siquiera estás enterada de que Nathan tardará varios meses en volver -dijo con la voz cortada-. Lo único que hizo antes de irse fue verte a ti, ¿tienes un radar o algo así?, vuelves justo cuando comenzaba a olvidarte, ¿quieres romper su corazón nuevamente? ¿estás loca? -continuó, sin dejarle responder-. Nos vemos Rosella, dijiste que tomarías ese camino verdad, adelante su majestad -concluyó haciendo una reverencia a modo de burla.

Rosella le golpeó en la pantorrilla y se fue por su camino, estaba muy enojada. Incluso si el chico se quejaba a sus espaldas, por el dolor que le causó. No quiso responderle. Sabía que al hacerlo, terminaría mostrándose débil frente a él.

Perdida en su ceguedad por el enojo. Recordó de nuevo aquel infierno del que había salido. En su antigua vida, cuándo era apenas una niña y se integraba a la sociedad, fue golpeada en masa cientos de veces en su escuela. Quiénes la miraban pensaban que se trataba de una bruja, en Wied desde tiempos remotos la gente había sido fiel creyente de tales leyendas, conservaban la vieja tradición desde la edad media, para su suerte ya había leyes que la protegían. Cuando ella nació, en el día de todos los santos; incluso sus abuelos la vieron como una abominación. Nunca imaginó que a su regreso, a sabiendas del poder de sus abuelos, la burla y el odio continuarían atacándola.

Las palabras de Yoshué le habían dolido tanto, no estaba acostumbrada a defenderse, pero era El Valle, estaba en un lugar donde podía ser vulgar y cruel, no estarían sus abuelos o madre juzgando su comportamiento, ni obligándola a ceder ante los actos ajenos. Para no dejar en vergüenza a su familia; debía guardar compostura. Perdida en sus pensamientos, fue cuando decidió que quería defenderse.

-¡Yoshué, ¿sabes qué?! -gritó, dándole la cara otra vez-. ¡Eres un cobarde, un estúpido, un idiota y una gallina! -después de soltar su ira, trató de tranquilizarse, quería ser comprensiva con él-. ¿Crees que no lo vi? En ese entonces y ahora, pude notarlo. Cualquiera que sea buen observador puede notarlo, pero al menos yo tuve el valor de decir lo que siento. Si, si me fui, pero él me lo pidió. Yo no lo hice porque quisiera -concluyó, el joven la vio horrorizado.

Una margarita para n̶u̶n̶c̶a̶ olvidarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora