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― Deberías considerar ir a la universidad. Ya sabes, como tus amigos, como Lia.

― Ji-su no es mi amiga.

― Min, no puedes enojarte por eso.

― Tú no lo entiendes.

Así estuvimos toda la bendita tarde, no tenía ganas de seguir discutiendo con Jisung, tenía ganas de hacer otra cosa, de dejar la ciudad con mi auto mientras escucho música de mi estéreo, pero no iba a ser posible porque me lo robaron, ¡me robaron el estéreo! eso me tuvo toda la mañana alterado y ni hablar el resto de la tarde.

― Calmate por favor ―pidió Jisung mientras revolvia el té que estaba tomando hace ochocientas horas.

― No, no puedo calmarme ¿Entiendes que todo me sale para la reverenda mierda? ―exclamé casi echando humo por las orejas―. ¿Acaso estoy meado por un dinosaurio? ¿Crees que exista esa posibilidad? ―mi novio iba a hablar pero me le adelanté― eh olvidalo, no digas nada.

― Tendrías que haber sido más cuidadoso. Sabes que a la noche siempre se pone peligroso por aquí.

― ¡Se me olvidó! ¿Y sabes por qué? ay porque tu estabas apurado con querer ir a mear ―hice un movimiento raro con mis manos― ¡Te dije que podrías haberlo hecho en la botella!

― Oh no, no me vas a echar la culpa por eso ahora ―bebió un poco de su té―. Eres un maldito despistado.

― Bien, ¡pues le echo la culpa a tu maldita vejiga por no aguantar hasta llegar a casa!

Jisung soltó una fuerte carcajada, golpeando la mesa exageradamente.

― Eres un tonto.

― No empieces con esas cosas tiernas, no trates de convencerme. Estoy enojado y no te conviene ―le advertí apoyándome en la barra.

― ¿Que no me conviene? ―dejó su taza a un lado, dándome una mirada juguetona.

― ¿Me estás provocando?

Asintió bajando la vista hacia mis labios, acercó su boca a la mía, casi rozando nuestras narices.

― ¿Tú que crees? ―susurró, para luego morderse el labio inferior.

― Te dije que no te convenía ―demandé advirtiendole por última vez, perdiendome en sus ojos oscuros y brillosos, de repente el ambiente cambió creando una enorme tensión sexual, o eso era lo que sentía yo.

― ¿O si no qué?

― Te follaré encima de la mesa.

Está vez no hubo sonrojo de su parte, fue él quién se lanzó a besarme, desesperadamente, comenzando con una guerra de lenguas entre los dos, con sus manos tocándome por dónde se le plazca. Últimamente no teníamos tiempo para nosotros, por navidad, mamá y HyoJong se la pasaban aquí más tiempo, y cuando teníamos la casa sola para nosotros dos significaba sólo una cosa: aprovechar el tiempo y arriesgarnos.

Abremos chocado con todo durante el trayecto de la barra hasta la mesa del comedor. Lo senté allí, besando su cuello, mordiendo la piel y dejando pequeñas marcas que con el tiempo se volverían moradas, me quitó la camiseta, sonrió lascivo mirando la piel desnuda de mi torso, mordí mi labio inferior y le quité la camiseta también.

Lo coloqué de espaldas a la mesa, haciendo caer todas las pertenencias que se encontraban sobre ella, besé su nuca, mis labios recorrieron su cuello, y espalda, no hubo un lugar de su cuerpo dónde mis labios no hayan pasado.

― Tú provocaste esto, espero que lo disfrutes mucho, bebé ―una de mis manos se deslizaron por su culo, lo apreté mientras que con mi otra mano moldeaba esa parte de su cuerpo que tanto amaba.

𝙸 𝙷𝚊𝚝𝚎 𝚈𝚘𝚞 × 𝑚𝑖𝑛𝑠𝑢𝑛𝑔 ¹Where stories live. Discover now