9 - Desde el extremo sur

27 5 110
                                    

Advertencia: este capítulo contiene algunas descripciones de violencia y detalles que pueden resultar grotescos y desagradables para algunos lectores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Advertencia: este capítulo contiene algunas descripciones de violencia y detalles que pueden resultar grotescos y desagradables para algunos lectores.

Advertencia: este capítulo contiene algunas descripciones de violencia y detalles que pueden resultar grotescos y desagradables para algunos lectores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nevan soñó con una espada.

En un mundo de completa oscuridad donde solo él parecía existir, Nevan vio una espada clavada en medio de una fogata, la cual ardía intensamente.

Era una que jamás había visto. A primera vista podría pasar por un arma cualquiera, pero había algo en ella que llamaba a tener cuidado, a no acercarse, y aún así Nevan no pudo evitar sentirse atraído.

Si alguien le hubiese preguntado, habría dicho que la espada le llamaba, pues algo similar a una voz resonaba desde el fondo de su nuca, como si estuviese detrás y dentro suyo al mismo tiempo.

Pero cuando el muchacho intentó dar un paso y estiró su mano hacia la espada, una daga hecha de un cristal oscuro brotó de la oscuridad y atravesó el dorso de su mano.

A causa de la sorpresa el chico no fue capaz de reaccionar cuando una decena más de dagas negras aparecieron de igual forma, atravesando sus brazos, piernas y espalda, y lanzándole al suelo a causa del impacto.

Sin embargo aún con el horror de la situación, Nevan no sintió dolor aún cuando ver su propia sangre cayendo a chorros por poco le lleva al borde del pánico.

Intentó moverse, pero su cuerpo apenas respondía. Por eso resultó aún más extraño sentir calor en el centro de su pecho.

Cuando el chico bajó la mirada encontró su relicario resplandeciendo por debajo de su ropa, emitiendo una luz anaranjada que crecía y empequeñecía al ritmo del latir de un corazón.

<<Otra vez...>>

Aquel latir comenzó a crecer en resplandor y ruido, y no pasaría mucho hasta que este lo envolviese todo y fuese arrastrado de vuelta a la realidad, pero justo antes de que su consciencia de desvaneciese de aquel sueño, Nevan echó un último vistazo a la espada en la fogata, y algo ocurrió.

Por una pequeña fracción de segundo dos platos metálicos atados con cadenas aparecieron unidos a los extremos de la guarda, como si se tratase de una balanza cualquiera, y durante ese breve, inusual instante, Nevan estuvo seguro de haber visto esa imagen en alguna otra parte.

La Balanza de Itier | El Legado Grant IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora