1 - Viejo nuevo hogar

46 6 34
                                    

Había sangre en sus manos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había sangre en sus manos.

Nevan Grant, muy a su pesar, era experto en palizas. Tanto al recibirlas como al darlas, pues en los diez años que pasó encerrado en Marvelir no le faltaron las peleas, por eso estaba acostumbrado al sabor de la sangre en la boca y al dolor en el cuerpo.

Estaba acostumbrado a sufrir, pero no a que otros lo hicieran por él, por eso cuando ocurrió algo en él se rompió.

Escuchó el golpe seco de un cuerpo cayendo al suelo, y justo delante suyo unas cuchillas negras como la obsidiana sobresalían en el pecho de Theobald Mirt.

<<Theo...>>

Por mucho que quiso e intentó ir hasta él sus piernas estaban petrificadas, dejándole en un patético estado medio arrodillado en el suelo, con la mano estirada e incapaz incluso de pronunciar una sola palabra. Inútil.

Y mientras un charco de resplandeciente sangre rojiza crecía a paso antinatural hasta rodear por completo el cadáver de su amigo, un nuevo grito agudo y desencajado reclamó su atención.

Solo a un par de metros de él vio a Callie Trellor caer de rodillas al suelo, ambas manos cubriendo su rostro mientras la sangre resbalaba por entre sus delgados dedos. Gritaba por dolor y por miedo, y su llanto parecía estar desgarrando tanto el cielo como la tierra.

Nevan intentó gritar también, ir hasta ella, o al menos ponerse en pie, pero por más que trataba había perdido todo control de su propio cuerpo y no podía más que observar y odiarse a sí mismo por ello.

—Nevan...

<<Por favor...>>

Bajo un sol pálido, frío como una noche invernal, Nevan Grant fue arrastrado a aquel acantilado rodeado de sombras vivientes, a ese momento donde la alta figura de la mujer de rojo se sobrepuso a todo.

Ella estaba ahí, la asesina, aquel monstruo... Permanecía delante de Callie, el cuchillo negro en su mano aún chorreando sangre ajena cual trofeo.

Entre la impotencia y el odio Nevan vio la máscara blanca e indiferente de la nalari Yovat girarse en dirección a él, como si le estuviese mirando, esperando a que hiciera algo por detenerla, al tiempo que alzaba su cuchillo negro una vez más y las sombras se tragaban al mundo.

Fueron como olas y a la vez como ráfagas de viento, carentes de forma definida pero indomables y absolutas. El momento en que las sombras bajo el comando de la asesina devoraron el cielo y la tierra fue tan breve como un par de segundos, y al mismo tiempo tan agonizante y lento como la eternidad.

Lo rodearon todo y no pasó mucho hasta que también se llevaron a sus amigos. El cuerpo de Theo fue consumido en dos parpadeos, y la figura agonizante de Callie le siguió poco después, y mientras el mar de oscuridad rodeaba a Nevan y la figura de la asesina de rojo se hacían más predominantes, el chico no pudo más que llorar en silencio.

La Balanza de Itier | El Legado Grant IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora