8 - Costumbre al peligro

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La comunidad druida más cercana era un pueblo llamado Egali

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La comunidad druida más cercana era un pueblo llamado Egali.

La mañana ya había aclarado cuando Nevan y Mjiern bajaron del carruaje ulkran y quedaron en medio de una carretera desierta, delante de una arboleda. El cielo estaba despejado, el aire era fresco y parecía que aquel sería un estupendo día para continuar su búsqueda.

Nevan siguió a Mjiern a través de un camino algo angosto entre los árboles mientras su amiga le hablaba sobre cómo eran los poblados más alejados de las grandes ciudades. Fue una charla amena y agradable que, por desgracia, no duró demasiado.

Ambos magos se detuvieron cuando hubo un minúsculo cambio en el aire, acompañado de un sutil pero inconfundible gruñido.

—Mjiern.

—Lo sé.

Nevan tomó su relicario y Mjiern su pendiente, y ambos materializaron sus armas en el mismo instante que una decena de espectros brotaban de entre los arbustos, rodeándoles por completo.

Sin mediar palabras ni esperar más de lo necesario los dos se lanzaron al ataque. Nevan envolvió su espada con fuego y con rápidos movimientos decapitó a varios espectros, mientras a su espalda solo escuchaba los estruendosos golpes con los que Mjiern sacudía la tierra.

Los espectros eran animales grandes, apestaban a putrefacción y parecían famélicos, pero no por eso dejaban de ser peligrosos. Por suerte no fue muy difícil lidiar con ellos aún con la desventaja numérica, y en cosa de pocos minutos todos acabaron muertos.

Nevan deshizo la transformación de su arma tan rápido como la materializó, y cuando miró a su alrededor notó algo extraño en aquellas bestias.

—Será mejor que los juntemos todos en una pila para quemarlos de una vez —dijo Mjiern.

—Espectros como estos me atacaron cuando crucé el bosque negro —comentó Nevan mientras empezaba a arrastrar el cuerpo del espectro más cercano—. ¿Son así en todas partes?

—No —respondió ella al mismo tiempo que lanzaba dos animales en la pila—. Espectros de este tamaño y en este número solo se veían en el Mir'Avid, pero han aumentado los últimos meses.

—¿Por qué?

—Nadie está seguro. Aún se está investigando.

—¿Qué dicen tus dioses sobre esto?

—Oh. Uh... —Mjiern desvió el rostro—. No mucho. Los sagrados suelen enviar mensajes a sus oráculos y sumos sacerdotes. Si hubiese algo raro ya habríamos recibido algún mensaje, así que debe ser una alteración menor.

Mjiern también comentó que se habían establecido varios equipos extras de patrullaje para exterminar los espectros que escapaban del bosque negro, pero sus números no habían disminuido demasiado, y las bestias en cuestión continuaban llegando a lugares donde nunca antes se les habían visto.

La Balanza de Itier | El Legado Grant IIWhere stories live. Discover now