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Un par de meses antes de que las vacaciones de verano llegasen, Rosalind y James habían estado noche y día practicando hechizos de combate.

Rosalind se había vuelto una experta en hechizos sanadores, más que en cualquier otro, debido a que había desarrollado un miedo increíble a que algo malo les sucediera a su familia y amigos.

Las noticias en los diarios sólo llenaban de miedo y dolor a cada una de los magos y muggles que las leían, un muerto en Birmingham, otros tres en el sur de Londres y aún más, casi incontables, en las tierras bajas de Escocía.

Cada día se ponía peor que el anterior, y aunque Hogwarts presumía ser un lugar seguro, ya no se sentía uno.

Seguido los profesores les llamaban la atención a ambos chicos, porque nunca dejaban de hablar entre sí en susurros que molestaban.
Aquella semana los ataques habían cesado de repente, cosa que volvía más enloquecidos a los adolescentes, ambos querían saber qué sucedía verdaderamente.

—Oye.—Murmuró James Potter.—¿Crees que esto sea parte de su maligno plan? ¿Qué? Van matando de par en par y de la nada... ¿Solo paran?

—¡Señor Potter! Oídos y vista a la pizarra.—Slughorn se acomodó el traje que estaba usando, y secó un poco su frente.—Como decía, niños...

Rosalind se acercó hacia el centro de la mesa.—Yo creo que si, y creo que debemos de estar mas unidos que nunca, no falta mucho para las vacaciones de verano y debemos de....

—¡Señorita Evans! ¿Qué sucede ahí?

Rosalind enseguida se erguió en su asiento, acomodándose el cabello.—No, pasa nada profesor. Solo preguntaba sobre la poción setenta y ocho del libro.

Slughorn frunció el ceño con desconfianza pero al final lo dejó pasar, y los adolescentes decidieron comportarse hasta el final de la clase.

Justo cuando entraban al gran comedor, la profesora McGonagall los llamó.
Rosalind y James emprendieron su camino hasta el séptimo piso, en donde con cuidado entraron en aquella habitación tan conocida por ellos, e incluso mucho más los últimos tiempos.

—Comiencen con los hechizos del manual de aurores, a partir de la página setenta y tres.—Les ordenó McGonagall, haciendo aparecer un escritorio en medio del salón y siguiendo con sus quehaceres.

Cuando Rosie se posicionó a unos metros de James, estuvo lista.

Un destello de luz singular salió disparada de su varita, era una mezcla de anaranjado y rosa, bastante lindo según ella. James logró esquivarlo, bloqueándolo con su varita, Rosalind entonces hizo otro y lo lanzó hacia él.
En los ultimos tiempos practicaban enviar hechizos sin hablar, porque era una desventaja si combatían contra alguien de verdad.

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2023 ⏰

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𝐋 𝐎 𝐕 𝐄 𝐑  « Remus Lupin »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora