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James y Rosalind caminaban entre risas rumbo a la clase de pociones con el profesor Slughorn.
—Cada vez odio más estas escaleras, te lo juro.—Se quejó la pelirroja algo cansada, mientras acomodaba su morral.
James se rió burlón, pero le quitó el bolso del hombro y lo llevó junto al suyo, y Rosalind, aunque agradecida, no quería que James llevara colgados del hombro casi cinco kilos en libros.
—Ey, no. No hace falta, James.
—Oh cállate y déjame ser buen amigo, Rosie.—Rosalind le sonrió y asintió luego de unos segundos, siguiéndole el paso al menor de los Potter. —¿Entonces vas a decirme que tienen planeado tú y Lunático para su cita?
—Te lo diría si supiese, Remus no me ha dicho nada de nada.—James sonrió y se recordó preguntarle a su amigo por ello.—Lo que sea, ¿Y tu? ¿Como vas con Lily?
—Bien, supongo. No hemos pasado mucho tiempo juntos estos últimos días.—Explicó algo decaído.—No quiere verme porque tiene que estudiar y dice que yo la desconcentro.
Rosalind rió porque aquello sonaba mucho a lo que diría su hermana, palmeó el hombro de James y aceleró el paso para entrar antes que él al aula de pociones.
Apenas entró pudo divisar el uniforme de color verde esmeralda, su sonrisa terminó por caer cuando vió el rostro de Severus escondido detrás de su anormal mata de pelo.
Se movió de su lugar cuando sintió a James empujarla a su asiento habitual, donde Lily ya estaba sentada leyendo un libro de herbología.
—Casi llegas tarde, Rosalind.—Murmuró en voz baja.—¿Haz visto que tenemos clase con Slytherin?
—Mhm.—Musitó y desvió su mirada a su antiguo amigo.—Severus se ve mal, ¿No crees?
—Mhm.
Y su conversación quedó en el aire cuando el profesor Slughorn entró por la puerta del salón. Detrás de él, Sirius, Peter y Remus entraron con la respiración agitada y las mejillas sonrojadas por el calor.
Rosalind sonrió cuando cruzaron miradas y luego de uno segundos bajó la vista hacia su cuaderno.
—Buenos días, ¿Quien puede explicar esta poción de aquí?—Señaló Slughorn contento.
Las mellizas Evans fueron las primeras en alzar las manos. Y James, que estaba sentado a un lado de Sirius, se burló por lo bajo.
—¡Oh, que bien! Lily puedes comenzar tú.
—La amortentia es el filtro de amor más poderoso del mundo, señor. Pero no causa amor como tal, sino una poderosa obsesión en el bebedor.—Su respuesta fue simple, concisa y una copia oral del libro de pociones.
