2.01

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Lily Evans siempre sabía si las cosas andaban mal. Era como un instinto nato. A toda persona que conocía, podía leerla perfectamente.
Ni hablar de su propia melliza.

Las cosas desde lo sucedido habían quedado tensas, Rosalind ya no hablaba con nadie que no fuera James Potter. Ni siquiera con ella, o su hermana Petunia o sus propios padres.
Solo oirían su tenue voz por la mañana cuando se despedía de ellos y les deseaba un buen dia, y volverían a oirla solo por la noche, cuando regresaba a la casa y se encerraba en su cuarto.

Petunia había aprovechado para hacerle la vida imposible, claramente. Cada vez que la veía, reía por lo bajo o comentaba algo al aire, sabiendo que Rosalind odiaba cuando la gente murmuraba a sus espaldas.

Chris y Nella Evans estaban preocupados, como mínimo. Nunca habían visto a Rosalind tan distinta, tan callada. Desde siempre había sido la melliza más ruidosa y extrovertida, hacía amigos fácilmente y conversaba con todo mundo. Cuando sus padres se acercaron a Lily para preguntar qué había sucedido, ella no supo qué responder.
Porque, ¿Qué diría? Rosalind no les había mencionado nada del tema, y sabía que si les intentaba explicar no entenderían nada y solo se horrorizarían. Así que había inventado una gran y absurda pelea entre ella y Greta para así no preocupar aún más a sus padres.

Ese día por la mañana Lily despertó antes, asomó la cabeza por la puerta de su habitación y la vió durmiendo boca abajo como usualmente lo hacía.

Bajó por las escaleras con cuidado y se adentró en la cocina para preparar café con chocolate, el favorito de su hermana. No habían pasado más de cinco minutos cuando la vió bajar con un abrigo que rápidamente reconoció, era de James.

Rosalind la miró dubitativa pero igualmente aceptó la taza que su hermana le ofrecía sonriente.—Gracias.

—No es nada, Rose.—Lily sorbió de su taza mirándola por entre sus pestañas.—¿Iras con los Potter?

—Mhm, si.

—Oh, que bueno.—Forzando su sonrisa, le dió la espalda por unos segundos, intentando no pensar en su hermana y James juntos.

—Tranquilizate Lilian.—Musitó Rosalind.—Puedo oler tus celos desde aquí. James y yo somos buenos amigos, solo eso.

Lily se volvió a ella con los ojos como platos—¡Yo nunca pensaría..! Espera, ¿Dijiste oler? ¿Puedes oler..?

Rosalind resopló.—Me tengo que ir. Avisa por mi a mamá y papá que no volveré hoy, quizá mañana luego del mediodía.

—Ey, ¡¿Pero, hueles...?!

El ruido de la puerta la calló al instante. Rosalind ya se había ido y la había dejado con la palabra en la boca, como hacía siempre últimamente. Petunia bajó poco tiempo después, con una sonrisa diabólica en los labios y ojos burlones, murmurando seguramente insultos y chistes nada ingeniosos sobre ella y Rosalind.

𝐋 𝐎 𝐕 𝐄 𝐑  « Remus Lupin »Where stories live. Discover now