Capítulo 13

7 4 0
                                    

"Adrián y Selena, Selena y Adrián, Adrián y Selena..." La punta de mi bolígrafo se desliza por mí cuaderno de notas a voluntad propia, mientras yo reposo en el limbo que produce el hecho de estar despierta y dormida a la vez. Me siento flotando en la nada, sin ruidos y sin entender nada en concreto, solo percibo el baile que realiza mi lapicero al escribir lo mismo una y otra vez, en el blanco profundo de mi mente, hasta que...

—¡Lena, despierta! —escucho la voz fuerte de mi amiga, a la vez que mi cuerpo es sacudido con cierta violencia.

Consigo abrir los ojos y es entonces que recuerdo encontrarme en el salón de clases. Parpadeo un par de veces para asimilarlo por completo, y como un impulso cerebral, cierro mi cuaderno de un golpe.

—¿Qué rayos te pasa? —Irma me observa con terror—. ¿Qué escondes en ese cuaderno?

—Na-nada —sonrío y creo que no lo hago bien al ver lo escandalizada que se ve mi amiga—. No pude dormir bien anoche, tuve pesadillas.

—Se nota... ¿De casualidad has analizado bien tu código? Parece que en más de una línea te equivocaste de variable, lo cual es muy raro en ti.

Le echo un vistazo a mi ordenador y percibo que usé una variable no local donde no debía, y me estaba generando un error en todo el algoritmo.

Me refriego los párpados con los puños con la intención de despertar y arreglar el desastre que ha hecho mi falta de sueño.

—Excelente como siempre, señorita Torres —me sorprende el instructor detrás de mí—. Ese código está perfecto —le sonrío de vuelta lo mejor que puedo—. Tal vez debería tomar un café en el receso, la noto como enferma.

Irma se ríe y yo solo puedo sentirme apenada, aunque contenta por corregir mis desastres a tiempo a pesar de mi estado soñoliento.

La tarde transcurre aburrida pero ligera, lo cual conviene muy bien en mi estado actual. Decido dejar los algoritmos para otra ocasión en el que me encuentre más despabilada, y optó por avanzar en la parte de diseño, la cual por ahora, se me hace más sencilla. Con la poca lucidez que me queda, me doy cuenta de lo entretenida que se ve Irma mensajeando por celular; y no hace falta tener mucha malicia para saber que es con Adriano. Mucho mejor para mí, no hay nada que me llame más en este momento que mi cómoda cama y la tibieza de sus cobijas, incitándome a disfrutar de un sueño profundo.

🌎🌎🌎

Querido diario:

Hace rato no pasaba por aquí a dejarte saber cómo va mi vida en un par de líneas, pero es que me he ocupado bastante mentalmente y lo había olvidado por completo. Procuraré evitar que vuelva a ocurrir, al menos por tanto tiempo.

Te confieso que hace poco más de un mes, conocí a alguien que se convirtió en una persona muy especial para mí. Su nombre es Adrián y no hay nada que me guste más que pasar tiempo junto a él.

Adrián es un francés que quiso visitar este país para escapar un poco del suyo, pero principalmente de su rutina, la cual según me ha contado, era demasiado cómoda para su gusto.

Es atractivo y todo un galán, mis oídos no habían escuchado antes una voz más hermosa que la suya, no obstante, lo mejor que tiene sin duda, es su inteligencia y su don innato de ser una maravillosa persona. Es tan dulce, intelectual y amable, que no logro encontrar ningún defecto en su ser, y me da cierto miedo que se dé cuenta (si es que ya no lo sabe), de lo increíble que es y se aleje de aquí, o que alguna otra persona quiera arrebatarlo de mi lado. Confieso que procuro no pensar en ello a menudo, pues tiendo a ponerme triste cuando lo hago.

Sé que no ha pasado mucho tiempo, pero es tan mágico estar junto a él, que creo que me he enamorado. Lo presiento porque nunca antes me había sucedido, y porque es tan fuerte que creo que estaría dispuesta a hacer muchas cosas, solo por conseguir que se quede en mi vida, por conservarlo junto a mí y ojalá solo para mí.

¿Que si soy una persona egoísta? La verdad es que sí. Admitirlo no me hace feliz pero tampoco me disgusta, solo lo veo como un sentimiento que me inspira a luchar por su amor, si en algún momento llegara a ser necesario. No creo que esté del todo mal porque la gente suele luchar por lo que quiere, y yo quiero a Adrián en mi vida. Con suerte también en mi casa y en mi cama, mientras compartimos metas y propósitos similares.

Adrián, dueño de los mares; eso significa su nombre. La verdad es que no me sorprende, él podría ser dueño de cualquier cosa que deseara, incluso de cosas al azar, como mi corazón. Lo tiene a su merced y estoy segura de que no lo sabe.

Podría escribir un poco más sobre él y el ser precioso que representa para este pobre mundo sin vida, pero el sueño amenaza con vencerme ya que no dormí nada ayer. Por ahora, me limito a decir que enhorabuena, es todo lo quiero y necesito en mi vida; él, Adrián, si lo tengo al él conmigo, lo tengo absolutamente todo, el mundo podría derrumbarse, y yo estaría feliz solo por estar junto a él.

Cierro mi agenda y la guardo en el cajón de mi mesa de noche. Le echo llave lentamente y en seguida me recuesto en mi cama, bajo las cobijas. El sueño tiene la batalla casi ganada en mí, mas ello no interfiere en todo lo que he narrado en mi diario, pues ha sido totalmente cierto.

—Si supieras lo mucho que te quiero —susurro con los ojos cerrados y la mente semi lúcida—, vendrías hasta aquí solo para darme un abrazo, y quizá un beso en la frente de buenas noches, Adrián, mi amor.

AdriánWhere stories live. Discover now