- ¡Cállate! -la lamparilla del techo explota y Lilly se tapa la cabeza asustada. Pequeñas partes de vidrio caen sobre mí y la cama.

Lilly me queda mirando asustada -Malditas lamparillas viejas.

-La única maldita aquí eres tú Lilly, no eres capaz de pensar por ti misma, ni por los demás, dicen que yo necesito rehabilitación cuando en realidad son ustedes los que están enfermos, sometiéndonos a torturas y electrochoques. ¡Te juro! -le apunto enojada - ¡Que lamentaras todo esto, te lo juro!

Me queda mirando por unos segundos, toma las cosas del botiquín y sale rápidamente de la habitación sin decir nada.

Me quedo sola y me pregunto si quizás, así como recién se rompió la lamparilla, así también comenzó el incendio en el salón. No lo sé y tengo miedo de tan solo pensarlo.

"Reporte"

Paciente: Emily Wilde.

Edad: 18 años.

Observaciones: El aumento de la esquizofrenia de la paciente N°0663819, ha estado marcado de una serie de sucesos psicóticos, extraños y peligrosos que ponen en riesgo la salud, seguridad e integridad de los demás pacientes tanto como de los profesionales que resguardan esta institución.

La paciente fue examinada con electrochoques que revelaron su resultado en una bitácora, dando positivo para esquizofrenia psicótica, lo que me lleva a poner a la paciente en vigilancia y en un completo y arriesgado tratamiento que se otorgara cada semana.

Si los electrochoques no funcionan como ayuda a su salud tanto mental como física, haré una lobotomía y luego pondré a la paciente con otra serie de electrochoques para evaluar las reacciones de su cerebro"

Directora y Médico especialista Doctora Mónica Johnson.

A eso de la tarde, el dolor vuelve a aparecer.

Tocan la puerta, supongo que es Lilly, así que me quedo aguardando hasta que aparezca, en silencio el pomo de la puerta gira y entra alguien con disimulo.

Cierra la puerta tras de ella, me acomodo rápidamente en la cama.

Su mirada es extraña, entre una victoria todavía por vencer y... ¿Lástima?, imposible, ella no nunca sentiría lástima por mí ni yo por ella.

- ¿Así que no era mentira? -levanta una ceja, mira mis muñecas vendadas.

Los moretones aún no han desaparecido de su rostro y camina con un gesto adolorido.

- ¿Qué haces aquí Cassey? -frunzo el ceño.

-Solo me vine a cerciorar que lo que me contaron fuese verdad y al parecer es así, ¿electrochoques? ¿eh?

Me tenso enseguida - ¿Quién te lo contó?

-Emily, aquí siempre se sabe todo, solo debes saber a quien preguntarle.

- ¿Qué es lo que quieres?, ¿Quién te ha dejado entrar?

-Es fácil burlar la guardia -sonríe con malicia -solo vine a hacerte una visita.

-Tus visitas nunca serán bienvenidas de mi parte.

-Lo sé, pero necesitaba refregártelo en la cara. Tú me lastimaste a mí y tú recibes electrochoques. La vida es justa ¿no?

Me quedo en silencio observandola molesta.

-Aun así -agrega -te merecías mucho más que las muñecas quemadas.

- ¡Lárgate! -exclamo enojada.

-No te agrada ¿cierto?, ¡Pues a mí tampoco me agrada tener una costilla rota, por tu culpa!

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora