La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]

58 - Siguiente en la lista

***

Pensé que Ani se relajaría al salir del instituto, que recuperaría el ánimo para iluminar a mi hermano con la buena noticia de que Mario y su denuncia formaban parte de la historia. No fue así. Siguió sin parecer ella misma. A veces, me daba la sensación de que sus ojos estaban asustados. ¿Qué podría aterrar a Ani más que las oscuras intenciones que tenía Mario? Me interesé por su estado en varias ocasiones, pero ella me aseguró que todo estaba bien. No podía obligarla a hablar, así que opté por darle espacio y observar su evolución.

Recién terminamos de comer y mi hermano se ha marchado al trabajo feliz porque se ha librado de la desgracia. Lo protegeré con el mismo amor con que él cuidó de mí en nuestra infancia. No me arrepiento de lo que le hice a Mario. Lo haría las veces que fueran necesarias por el bienestar de Ani y de Eric.

Cuando me dispongo a irme del salón para prepararme, ya que Aura me espera, Ani me retiene por el brazo. Su apretón es despiadado. Me hace daño.

—Ani, ¡qué brusca! —me quejo.

—No me esperaba esto de ti. ¡Eres una maldita chivata, Laura! ¿Me ayudaste para luego joderme? —brama con una fiereza que escapa a mi comprensión.

—¿Ani? ¿Qué ha pasado? No sé de qué hablas. —¿Por qué la toma conmigo? Me hiere que me trate con semejante violencia sin razón.

—¿De qué? Te lo diré claro para no andarme con rodeos porque esto me ha dolido. Le chivaste al profesor Ricardo que te había copiado. ¿Por qué me hiciste eso? ¡Dime! ¿Por qué? —me exige con agresividad, sacudiendo mi cuerpo al tirar de mi brazo. ¿Por qué me trata así? ¿Quién le envenenó la mente?

—Ani, yo no le he dicho nada, solo te quise ayudar. ¿Por qué me acusas? —Alguien sabe que mi temor es perder a Ani. Alguien la pone en mi contra. La vista se me empaña al ser abrazada por su frialdad.

—¡No seas mentirosa! Te ha dado por jugar conmigo, ¿no? ¿Quieres enloquecerme, es eso? El jueguecito del sofá para que no pudiera centrarme en los estudios y luego soplarme el examen con el que tuviera problemas para terminar delatándome al profesor. ¿He acertado? ¿Ese era tu plan? ¡Dime por qué lo has hecho! —Su hostilidad me hace llorar. ¿Por qué duda de mis intenciones? ¿Por qué me considera tan aberrante?

—¡Te juro que no he hecho eso, Ani! ¿Cómo puedes pensar que te haría algo así? Todo lo que hago es para portarme bien contigo. Te di mi examen para ayudarte. Eres importante para mí, ¿cómo te iba a dejar abandonada cuando podía hacer algo por ti? Quizás lo copiaste de forma evidente en lugar de ponerlo con tus palabras y por eso lo supo. —Aunque quisiera, no puedo asumir la culpa de su error. Me lastima que no aprecie mis gestos nacidos del corazón para ella. Aiko nunca me habría hecho esto.

—Ya, claro, y por eso te pasaste el recreo recorriendo los despachos del profesorado. —¡Maldita miss Ojos de halcón! ¡Fue ella otra vez quien le lavó el cerebro a Ani! Ella fue quien le contó que me había visto merodeando por ahí.

—Ahora lo entiendo, esto es por Patricia. Ella es la que te cuenta cosas sobre mí para ponerte en mi contra. ¡Me duele mucho que le creas a ella y a mí no, Ani! —Mi llanto se agudiza. Aiko nunca habría dudado de mí ni habría antepuesto la palabra de otra persona por encima de la mía. A pesar de las crueldades que Aura me contó de Ani, yo seguí creyendo en ella por encima de todas mis dudas. Esperaba lo mismo, pero Ani es una idiota que se deja manipular por mentes más débiles—. ¡Te juro que yo no fui al despacho del profesor! ¡Solo vi a la directora! ¡Te lo juro, Ani! Mañana a primera hora iremos a ver a ambos para que te lo digan ellos mismos, pero para, por favor, no te imaginas el daño que me estás haciendo... —le ruego y, para mi asombro, Ani empieza a llorar.