La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]

45 - La prueba de la distancia II

NOTAS

¡Hola, familia!

La suerte está de su lado, no se quedarán sin capítulo tanto tiempo. He aprovechado un huequecito que he tenido en la agenda para traerles el resto de este capítulo. Espero que lo disfruten y que se vayan mentalizando para el postre que se avecina, aunque para este sí que tocará tener paciencia.

Pórtense bien. ¡Feliz finde! ¡Un beso!

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La prueba de la distancia II

El bocadillo de lomo y beicon, el retozo en los toboganes y el masaje fulminaron a Claudia. ¿Y quería ir al jacuzzi? Si no me ha aguantado ni un simple masaje. Me habría dejado a medias, o ni siquiera habríamos calentado los motores. Hasta cierto punto, es una pena que se durmiera antes de que su lengua revelara más rincones de su mundo interior.

Claudia está fuera de juego, por lo que me toca, como reina del tablero, moverme. Me encamino hacia el recinto de los jacuzzis. Ha pasado un buen rato desde que Ani y mi hermano fueron para allá. Si de verdad han estado poniendo a prueba los límites de sus travesuras bajo el agua, reconoceré la lujuria en la cara de Ana.

Sonrío cuando los distingo, pero no por mera alegría, sino por la curiosa intriga que me devora por dentro. Entro en el jacuzzi, donde ellos están acomodados en un borde y más gente disfruta en los alrededores. Aunque el agua está caliente y las burbujas son muy agradables, mi sentido de la vista no se distrae y acosa a Ana.

—¿Cómo han ido los masajes? —indaga mi hermano, mientras que yo observo la expresión frustrada de Ani. No es precisamente la cara de alguien que, en teoría, pecaba con tocamientos indecentes en un espacio público.

—Bien. Claudia se ha quedado dormida, así que me quedé sin masaje. —Mi hermano se ríe. Él tampoco luce como alguien a quien la sangre se le haya ido a otro lado.

—Debió ser un masaje increíble. —Noto el aguijonazo de celos detrás de las palabras de Ani.

Me pregunto qué pasó entre ellos. ¿Ani quiso jugar y mi hermano se negó? ¿Fue al revés? ¿Mi hermano tenía las hormonas revolucionadas y Ani lo rechazó porque los celos la estaban estrangulando?

—Apúntatelo y que empiece ella la próxima vez —me dice mi hermano—. Ya que estás aquí, aprovecharé para ir a tumbarme y os hacéis compañía. —¿Me brindará la oportunidad de quedarme a solas con ella aquí, justo aquí?

—Si Ana quiere ir también, no me importará. Puedo quedarme sola. —Expreso lo opuesto a la emoción que vivo por dentro. No quiero que Ani se huela mis ganas de estar con ella con un decreto de distancia de por medio.

—No, no. Me quedaré un rato más. Esto me sienta bien para una contractura que tengo en la espalda. —¿Contractura de qué, Ani? No te habías quejado de ella hasta ahora. Eres toda una actriz.

—Vale, nos vemos fuera —se despide mi hermano y se va del recinto.

Sé que Ana prefirió quedarse en el jacuzzi por mí, pero no lo demuestra. Es dura. A pesar de que nuestras miradas se cruzan en varias ocasiones como señal de que nos buscamos, ella no articula palabra alguna. Yo tampoco muestro debilidad; sin embargo, miss Encanto de sirena me funde como una barra de chocolate expuesta al sol.

Quiero hablarle. Quiero preguntarle si tuvo su momento picante con mi hermano para saciar mis dudas. Pero abrir la boca le concedería poder a ella porque percibiría mi interés. Por eso, opto por ablandarla de otra manera. Me sumerjo hasta la nariz. Como un anfibio, me desplazo hacia ella mientras realizo un parpadeo casi constante.