¿Puedes prometerme algo?

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ADVERTENCIA: Capítulo sobre Nick y Gabriel (continuación de la escena del capítulo anterior)


Respiró profundamente y después besó la cumbre del miembro de su hermano. Gabriel soltó un suspiro, y después llevó una de sus manos a acariciar la nuca de Nick.

Nick sacó la lengua, y la usó de nuevo para lamer el glande de Gabriel. Se sentía nervioso por cometer algún error, pero no demasiado. Sabía que Gabriel nunca lo menospreciaría por muchos errores que hiciera.

Entreabrió la boca, y se introdujo tanto como pudo de la polla de Gabriel entre sus labios.

—Joder Nick, más despacio —suplicó Gabriel al mismo tiempo que todo su cuerpo se tensaba.

Nick se apartó de él, tragó saliva y volvió a posicionarse para intentarlo de nuevo.

—No hace falta que llegues demasiado hondo —siguió indicándole su hermano—. Al menos a mí no me importa. Ni tampoco que lo hagas rápido. Lo importante es que el roce de tus labios sea agradable, ¿sabes? Céntrate en eso.

Nick trató se seguir sus indicaciones, y esa vez bajó su cabeza menos que antes, y a un ritmo lento, asegurándose que sus labios acariciaban con la intensidad justa el cuerpo de Gabriel. Con la mano derecha, se encargó de acompañar el contacto de su boca en la raíz de su polla

Gabriel le acarició el pelo en señal de recompensa después de reír suavemente.

—Aprendes rápido.

Nick continuó realizando su trabajo. Volvió a pensar que era el cuerpo de su hermano el que guardaba en su boca. Pero no le importaba. Ya no. Al menos, no en un sentido negativo. Recordó las palabras que Gabriel le había dicho: no le estaban haciendo daño a nadie. Si no le hacían daño a nadie, ¿cómo iba a arrepentirse de hacer algo que se sentía tan bien?

No solo quería que su hermano le hiciera cosas como esa. Quería hacérselas a él también. Y hacerle sentir un placer diferente al que había sentido nunca con ninguna otra persona.

Después de un par de minutos, se apartó de Gabriel. Su hermano se había quedado callado mientras lo hacía, lo que Nick no sabía interpretar como una buena o mala señal.

—¿Bien? —Le preguntó.

Gabriel tenía la mirada como perdida, pero enseguida la centro en Nick. Después, en lugar de responder con palabras, se abalanzó a su hermano, y lo abrazó. Nick no esperaba esa reacción, pero no se quejó. Le devolvió el abrazo y los dos cayeron tumbados en la cama en los brazos del otro.

—¿Te ha gustado? —Quiso saber Nick.

Gabriel dejó de abrazarlo para poder mirarlo a los ojos mientras hablabas.

—¿Tú que crees?

—No sé, apenas tengo experiencia, como no decías nada...

—¿Puedo decir algo realmente turbio o te vas a enfadar? —Bromeó Gabriel.

—Joder, no sé. ¿Qué coño piensas decir ahora, Gab?

Gabriel sonrió.

—De haberlo sabido, hace ya años que te hubiera...

Nick se apresuró a taparle la boca con sus propias manos.

—¡No! No, no, no. No quiero oírlo. No. Cállate, joder, Gab.

Le retiró sus manos, y Gabriel siguió hablando.

—Vale, no lo digo. Pero, ¿te queda claro entonces si me ha gustado?

—Me hago a la idea.

—Me alegro.

Hubo un tiempo de silencio antes de que Gabriel volviera a hablar.

—¿Nick?

—Dime.

—Quiero darte un beso —Nick sintió su corazón latir al oír a su hermano decir eso—. ¿Vas a ponerte en plan raro si te doy un beso?

Esa vez fue Nick quien sonrió.

—Gab, tío. Literalmente acabo de comerte el rabo. Lo raro sería que yo me pusiera ahora en plan raro solo porque tú...

Gabriel lo interrumpió besándolo. Nick inhaló tanta cantidad de aire como pudo mientras sentía los labios de su hermano besándolo. Lo apretó con fuerza contra él, para que no pudiera escapársele.

Toda una vida unido a Gabriel, y la conexión que compartían en ese instante le hizo creer que habían estado separados a miles de kilómetros todos esos años.

Después del primer beso vino el siguiente, y después otro, y más tarde otro. Los besos de acompañaban de todo tipo de caricias, desde la más sutil a la más intensa. Cuando Gabriel pareció estar cansado de solo caricias, volvió a usar sus labios para la zona baja de Nick.

Esa vez, no contuvo su experiencia. Nick lo observó hacerlo. Guardó en su cabeza cada detalle: la forma en la que lo miraba a los ojos mientras lo hacía, la expresión de deseo en su rostro, cómo aferraba sus labios a su cuerpo como un animal sediento.

La imagen lo excitaba tanto que no pudo contenerse por mucho.

—Gab, joder, creo que voy a correrme ya.

Gabriel, en lugar de apartarse, se aferró más aún a él. Nick comenzó a eyacular todo su deseo en la boca de su hermano, y se retorció de los pies a la cabeza en la cama mientras lo hacía. Gabriel pareció tragarse hasta la última gota de placer de Nick, y solo al finalizar y retirarse rebozó una pizca blanca por la comisura de sus labios.

No quiso perder el tiempo, y enseguida se posicionó de rodillas justo frente a la cara de Nick y comenzó a pajearse. Nick supo lo que pretendía hacer, pero no se quejó.

—Saca la lengua —le pidió Gabriel.

Nick obedeció. Y, a los pocos segundos, su hermano se comenzó a correr sobre todo su rostro. Nunca creía haberlo visto eyacular tanto. Mojó su lengua, pero también el resto de su cara. La inundó por completo en su sustancia, marcándolo como suyo.

Nick no quiso quejarse en absoluto. Gabriel recobró el aliento mientras su pecho seguía subiendo y bajando a una enorme velocidad. Después, dejó caer su cuerpo sobre el de su hermano, y volvió a besarlo. El sabor de ambos se fusionó en su boca, y de nuevo continuaron besándose por un largo tiempo.

—Deberíamos ducharnos —propuso Nick—. Ahora que se me ha bajado el calentón, me parece un tanto asqueroso tener la cara cubierta de... Bueno, ya sabes.

Gabriel rio. Se levantó de la cama y ayudó a Nick a hacer lo mismo. Los dos compartieron ducha, y apenas dijeron nada mientras lo hacían. El resto de la casa andaba ya en silencio, lo que hacía pensar que eran los únicos que quedaban despiertos.

Al volver a la cama, se dieron las buenas noches y cada uno entro en su respectiva cama para dormir.

Antes de que Nick pudiera coger el sueño, volvió a escuchar a su hermano hablar.

—¿Nick? ¿Puedes prometerme algo?

—¿Qué quieres que prometa?

—¿Puedes prometer que no te sientes mal por lo que acabamos de hacer, que no te arrepientes? Porque, si te arrepientes, de verdad que podemos olvidarlo y no volver a hacerlo. Yo no quiero hacer nada que tú no quieras hacer, por mucho que me guste. Eres mi hermano y...

—Gab —Nick saltó de su cama superior y se colocó de rodillas frente a la de Gab—. No me arrepiento. Creía que lo haría, pero no. No me he sentido mal. ¿Y tú?

—No creo que pudiera sentirme mal contigo, Nick. No importa lo que hagamos. Nunca podría sentirme mal contigo.

Nick quiso volver a su cama. Pero en lugar de eso, pasó la noche compartiendo colchón con su hermano. Como cuando eran pequeños, se quedó dormido escuchando el latido del corazón de su gemelo.

Juego de Chicos (+18)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang