Juego de Chicos (+18)

La advertencia de Jake

Will no estaba del todo convencido de que aquello fuese a ser una buena idea cuando llamó a la puerta de Jake. Desde dentro oyó la voz del chico darle permiso para pasar, de manera que Will abrió la puerta.

Encontró al chico pelirrojo en el interior. Estaba sentado en su silla de escritorio, aparentemente estudiando. Miró a Will y entreabrió la boca. Rápidamente volvió a cerrarla. Probablemente esperaba la visita de cualquiera menos de él.

No había, en realidad, ningún motivo en concreto por el que Will y él no hablaran demasiado. Llevaba pasando incluso desde antes de empezar el juego. Will no tenía problema para hablar con los gemelos, menos aún con Matt. Pero con Jake... Era diferente. Will se preguntaba si era por el hecho de que... Bueno, de que le atraía físicamente. ¿Era su vergüenza a hablar con él lo que los separaba?

No... Jake también parecía querer evitarlo, por algún motivo.

Habían pasado casi cuarenta y ocho horas desde que jugaron a la galleta, y Will seguía teniendo las imágenes de todo lo que pasó esa noche guardadas en su mente. Sobre todo de lo que Jake le dijo en el baño.

"La próxima vez que te me corras encima, Will, vas a lamerme hasta dejarme reluciente"

Lo había agarrado tan fuerte mientras se lo decía que Will creía seguir notando sus manos sobre él. Y, sin embargo, al día siguiente todos desayunaron como si nada. Todo había seguido como si nada. O incluso peor, porque creía que Jake había empezado a esquivarlo más desde ese momento.

Por eso, en realidad, había ido a verlo.

—¿Qué? —Preguntó el pelirrojo.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

Jake se encogió de hombros, sin decir nada más.

Will lo tomó como una afirmación, así que cerró la puerta después de entrar en la habitación del chico. Todos, menos los gemelos, tenían su habitación propia.

—¿Estás enfadado conmigo?

Jake no respondió por un momento. Sabía perfectamente por qué lo preguntaba Will.

—No.

Era una respuesta demasiado corta para alguien que no estaba enfadado.

—No quiero que pienses que lo hice queriendo, Jake. Llevas dos días como... Distante. Y no quiero que sea porque...

Jake rio y enseguida lo cortó.

—Will, Will... No sé si tienes mala memoria o qué. He estado distante contigo estos dos días igual que lo estuve los días anteriores —hizo una pausa—. No hablo contigo no por el puto juego, sino porque tú y yo no somos amigos. Te llevas bien con el resto, y Matt parece haberte cogido mucho cariño, y me alegró por ti. Pero yo no. Tú y yo somos compañeros de casa, y compañeros de juego, eso es todo. Se supone que no podías correrte encima de mí, pero fue sin querer, ya está. No tengo derecho a enfadarme por eso.

Will tragó saliva. No sabía qué había esperado exactamente de esa conversación, pero desde luego no aquello. Entendía que Jake y él no estuvieran demasiado unidos. ¿Pero tenía que afirmarlo así? ¿Tenía que recalcarle su nula intención en siquiera hablar con él?

Will asintió con la cabeza en respuesta. Ya no tenía ganas de seguir hablando con él. Ni siquiera tenía ganas de jugar con él, y solo quedaban unas horas para que todos se reunieran de nuevo.

Se dio la vuelta para marcharse de la habitación.

—Y lo que dije el otro día, lo que te dije en el baño... —Will se giró para mirarlo, pero Jake había volteado la silla de escritorio de manera que estaba de espaldas a él—. Lo decía en serio. La próxima vez que me hagas algo jugando que no tuvieras derecho a hacerme, vas a pagármelas.

Will se sintió incluso asustado. No conocía a Jake de más de dos semanas. ¿Cómo podía estar seguro de a lo que podía referirse con esa última frase?

El chico abandonó la habitación después de prometerse a sí mismo que no volvería a entrar en ella.

No importaba cuánto le atrajera el pelirrojo. A partir de ese momento, Will iba a olvidarse de Jake.

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¿Empezarán Jake y Will a entenderse con el tiempo o su enemistad irá a peor? ¿Qué tendrá pensado hacerle Jake si Will vuelve a equivocarse con él?