En las duchas

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Primero, Will besó a Gabriel con una suavidad enorme en uno de los laterales de sus testículos, para después ir posando progresivamente más y más sus labios en la zona baja de su miembro.

Gabriel soltó todo el aire de sus pulmones justo después de cerrar sus ojos. Para su sorpresa, estaba mucho más excitado de lo que esperaba estar. Había pensado que quizá los nervios lo traicionarían, pero había sido justo al contrario. La idea de estar jugando tanto con fuego hacía que su excitación se sumase a su adrenalina en una mezcla de lo más explosiva.

Will envolvió la polla del gemelo con su puño y la recorrió de abajo arriba con suavidad.

—¿Alguna vez has tenido la curiosidad de medírtela?

Gabriel abrió los ojos.

—Yo no —hizo una mueca—. Pero Nick sí la ha medido. La suya, no la mía, evidentemente...

Will hizo una mueca después de su último comentario. Miró la entrepierna del chico de nuevo. Deberían estar centrados en la tarea y no perdiendo el tiempo. Cualquiera podría entrar de un momento a otro. Aun así, Gabriel no dijo nada al respecto.

—¿Y cuándo mide?

—Nick dice que 21 centímetros. Yo siempre he tenido la sospecha de que se ha añadido un par de centímetros de la manera más innecesaria... Pero creo que le hace ilusión vacilar de tener una polla de más de 20 centímetros.

—¿Quieres ver cómo lo hago para poder metérmela entera?

Gabriel soltó una risa.

—No vas a poder. No hace falta que lo intentes.

—Agárrame de la nuca y del pelo y guía mi cabeza. Hasta el final.

Gabriel sintió su corazón acelerarse.

—Will, no quiero hacerte daño —dijo a pesar de que la imagen de hacer lo que Will le acababa de hacer le parecía en ese instante la cosa más excitante del mundo.

—No vas a hacérmelo. Te lo prometo, Gab. Si me hicieras daño, te avisaría.

Antes de que cambiara de opinión, usó ambas manos para enredarse el pelo de Will entre los dedos.

—Abre la boca.

Will obedeció, y Gabriel se encargó de guiar su cabeza para que los labios del chico se cerrasen sobre su glande. Su respiración se volvió más brusca todavía. Guio lentamente la cabeza de Will, con suavidad, y le introdujo aproximadamente la mitad de su entrepierna en la boca.

Eso ya era más de lo que muchas personas habían aguantado sin tener arcadas.

Gabriel tenía que reconocer que, por lo general, los chicos eran mejor en el sexo oral que las chicas. Disfrutaba a más no poder en la penetración con ellas, pero cuando se trataba de usar los labios... Pensaba que los chicos sabían mejor cómo tratarse los unos a los otros.

Pero, aun así, nunca ninguno había conseguido llegar al final con Gabriel. Le costaba creer que Will pudiera hacerlo.

Pero eso no significaba que no se muriera por probarlo.

Siguió ejerciendo presión en la cabeza de Will, y Will siguió cediendo sin oponer la mínima resistencia. Cada centímetro que Gabriel introducía en su amigo le cargaba de una energía que creía jamás haber sentido.

Y, entonces, se decidió a llevarlo al límite. Apretó la cabeza de Will contra él, y sintió la mayor punzada de placer previa a un orgasmo que jamás había sentido cuando pudo enterrar el rostro de Will en su pelvis.

Gabriel comenzó a gemir de forma sonora, a pesar de querer evitarlo. La sensación era tan... completa. Le parecía increíble, pero Gabriel era capaz incluso de sentir cómo su polla estaba enterrándose en el principio de la garganta del otro chico con total plenitud. Mantuvo a Will así por unos segundos, y entonces lo soltó para dejar que se liberase.

Juego de Chicos (+18)Where stories live. Discover now