Cambio de ideas

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Esa tarde, Gabriel terminó por decidir que tenía que volver a hablar con su gemelo sobre lo ocurrido.

Llevaban sin hablar de lo que había pasado entre él y Matt desde el día en que Nick los descubrió. Se había convertido en algo tabú, incluso cuando ni siquiera habían pactado que no hablarían de eso.

La situación con Matt no se había vuelto menos incómoda, sino más bien al contrario. Nick apenas le dirigía la palabra al rubio y, Gabriel, cuando estaba delante de su gemelo, procuraba no hacerlo tampoco. Nick no le había pedido que dejara de hablarle, solo que ninguno de los dos se dejase liar de nuevo por él. Sin embargo, Gabriel no se sentía cómodo llevándose bien con Matt cuando su hermano seguía sin ser capaz de hacerlo.

Esperaba que el tiempo suavizara la situación. Pero, en lugar de hacerlo, todo se volvía más y más incómodo a cada día que pasaba. Hasta que decidió que, si quería quitarse de encima parte de la culpa por lo que había pasado, tendría que hablar con su hermano y hacer que entrase razón.

Estando en la habitación que compartía con Nick, sentado en su cama, acabó por sacar el tema.

—¿Hasta cuándo piensas estar sin hablar con Matt? —Preguntó Gabriel.

Nick, que estaba sentado en su escritorio tratando de estudiar, se quitó el único auricular que llevaba puesto y le devolvió la mirada con un gesto de sorpresa. Sí, probablemente no había sido la manera más casual de sacar el tema, pero Gabriel no quería andarse con rodeos.

—¿Qué te importa? —Le preguntó Nick, aunque sin reproche en su voz.

—No puedes seguir así por siempre. Lo sabes, Nick. Vivimos con él, y ya te ha pedido perdón como un millón de veces.

—Cuando lo perdone o deje de hacerlo es asunto mío.

—Entonces... —Gabriel bajó un poco la voz—. ¿No piensas volver a jugar al Juego de Chicos?

Nick enarcó una ceja.

—¿Es eso lo que te importa? ¿El puto juego?

—Sabes que no, Nick.

—¿Entonces qué es lo que te importa?

—Tú, evidentemente. Me importas tú.

Nick le quitó la mirada y negó con la cabeza. Gabriel se levantó y se acercó a él, sentándose sobre el escritorio.

—Mira, sé que el Juego de Chicos puede parecer solo una estupidez. Pero creo... Nick, creo que, quieras aceptarlo o no, el juego te estaba ayudando a descubrir algo sobre ti mismo. ¿No es así?

Gabriel recordaba la tarde en la que Nick le había confesado sentir cierta atracción por Matt. Gabriel nunca había pensado que, como él, su hermano también fuera bisexual. Pero se sintió orgulloso de escucharlo, de pensar que se había atrevido a contárselo.

Nick tragó saliva.

—¿Y si estaba mejor antes de empezar a descubrir ese algo sobre mí mismo?

Gabriel sintió su corazón doler al oír a su hermano decir eso.

—No, no lo estabas.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque yo no lo estuve antes de saber eso sobre mí. Me sentí mejor después de saberlo, después de contarlo.

—Ya te he dicho que yo no soy como tú, ¿vale, Gab? Yo no elegí ser así.

Gabriel frunció el ceño.

—Nick, yo tampoco lo elegí. Nadie lo hace. Pero que no eligieras ser diferente no significa que vayas a vivir mejor intentando negarlo.

Cuando Nick se vio incapaz de continuar oponiéndose a los argumentos de su hermano, cambió de tema.

—Es imposible que juguemos al juego de nuevo. Para empezar, Jake no está, y no podemos jugar sin él. Y, además, tú y yo prometimos no acercarnos a Matt.

—No creo que esa promesa fuera justa.

Nick se levantó de su asiento.

—¿Quieres romperla?

—Nick, solo quiero que te des cuenta de que en tus 19 años de vida, solo Matt te ha llamado lo suficiente la atención como para que me contaras que te sentías diferente. ¿Y de verdad quieres que no intente convencerte cuando has dejado de hablarle por culpa de algo que yo hice? No es justo, Nick. No es justo para ti, pero es que tampoco lo será para mí. A mí me da igual Matt, quieras creerlo o no. Pero tú no me das igual. Y si sigo pensando que te he quitado la oportunidad de descubrir quién eres con Matt...

La puerta de la habitación se abrió sin previo aviso, cosa que no solía ocurrir nunca.

Gabriel, medio sorprendido, se giró para ver quién la abrió. Era Matt, con una enorme sonrisa que iluminaba más si era posible sus claros ojos celestes.

En el fondo, Gabriel no podía evitar sentir que una parte de él mentía cada vez que decía que no le importaba Matt. Era guapo, amable, confiado... Nunca podías sentirte incómodo hablando con él, o estando con él o... Gabriel todavía recordaba con enorme exactitud lo bien que se había sentido estar con él hasta que Nick los pilló la última vez.

Se obligó a sí mismo a retirar ese pensamiento de su mente. A su hermano por fin le gustaba un chico. No iba a quitarle eso, ni siquiera iba a intentarlo.

Matt, que pareció notar que los gemelos estaban hablando de algo importante hasta que él entró, borró progresivamente la sonrisa con la que había abierto la puerta.

—¿No te han enseñado a llamar antes de entrar en cuartos que no son el tuyo? —Habló Nick.

Matt tragó saliva, le quitó la mirada a Nick con una muestra de vergüenza y después miró a Gabriel.

—Es Jake —dijo—. Está abajo. Ha vuelto a casa.

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Se vienen nuevas pruebas... ¿A quién queréis ver interactuar en nuevas pruebas?

Juego de Chicos (+18)Where stories live. Discover now