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—¿Me pagarás lo que me corresponde?—preguntó Jimin a JoonSuk sin una pizca de buen humor.

—Lo haré.—contestó con firmeza.

—Una cosa más.—alzó el dedo índice.—No quiero que vuelvas a alzar mi tarifa sin mi conocimiento, es más, ni siquiera es necesario seguir elevando el precio.

—No puedes decidir si nosotros elevamos el precio o no, está bien, debemos informarte, pero tienes que recordar tu lugar.

Las segundas intenciones en ese trabajo siempre estaban a la orden del día.

—JoonSuk, no eres más que el sobrino de la maestra MiYoo, llevas menos de dos años aquí y aún ni siquiera tienes su confianza. Debes entender algo, tú nunca sabrás a la perfección como manejar este negocio ni a todos nosotros porque jamás has vivido nuestro infierno.—declaró.—Nos tratas como peones, nos robas y nos usas a tu antojo, pero sin nosotros, sin nuestros cuerpos el negocio se va al carajo y eso es algo que MiYoo sabe y reconoce porque asumió el cargo después de pasar toda su juventud vendiéndose justo como lo hago yo, Tae, HaYoon y los demás.

Debido a la discusión, muchos chicos se acercaron a escuchar, algunos con miedo y otros más curiosos se acercaban sin problema alguno.

—Jimin, que tengas la tarifa más alta, no significa que seas libre. Recuerda que eres propiedad de la casa Gold y así será por siempre.

—No te hagas falsas esperanzas JoonSuk. La maestra no permitirá que seas el nuevo administrador y dueño si es que tu trabajo es deplorable.

Jimin y un par de chicos más tenían ciertos privilegios por su categoría y por su cercanía a la maestra, nombre que le dieron a la mujer que se encargó de criarlos y enseñarle todo lo que debían hacer o decir.

—¡Jimin!—exclamó su amigo corriendo hacia donde se encontraban y lo abrazó a apenas estuvo a su lado.—Te extrañé tanto, dime que no te pasó nada.

El pelirosa negó.

—Estoy perfectamente bien Tae, no te preocupes.—Lo tranquilizó correspondiendo al abrazo.

—¿Qué pasa aquí?—preguntó el menor al separarse.

—Solo es JoonSuk y sus ganas incansables de sabotearme.—comentó ignorando al hombre parado frente a ellos.—Piensa seguir aumentando mi tarifa. ¿Entiendes?

—No es prudente, JoonSuk.—Taehyung enfrentó al mayor.—Sé que Jimin es un fuerte activo en esta casa, pero sabes lo que pasará si es que sigues así, no sé si tu intención es deshacerte de Jimin o mantenerlo atado a esta casa, pero quiero que sepas que la maestra no está de acuerdo con tu forma de administrar este lugar y nosotros tampoco.—confesó.—No te guíes por tus ambiciones o terminarás en la calle.

Jimin continuó.

—Este lugar no nos pertenece JoonSuk, pero somos las ruedas del coche desde el que menos dinero cobra por noche, hasta el que más lo hace, todos hacemos esta casa funcionar, somos esclavos sexuales, por lo menos bríndanos calidad de vida y lo digo por aquellos a quienes castigas sin alimento cuando se niegan a atender a la cantidad de cerdos que traes para cada uno, existe un límite para todo.

Uno de los chicos más jóvenes interrumpió la conversación dirigiéndose a JoonSuk.

—Señor, la maestra ha pedido que vaya a su oficina urgentemente.

El hombre no refutó y solo avanzó en dirección a donde se le era requerido lanzando una última mirada al par de amigos.

—Jimin, tenemos que hablar.—anunció Taehyung al estar completamente solos.

Que tu cama sea mi hogarWhere stories live. Discover now