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—Estoy listo, puedes entrar.—anunció el pelinegro saliendo del baño con una toalla en la cabeza que se quitó al llegar a la sala donde Jimin veía alguna programación en la TV, su presencia rápidamente captó la atención del pelirosa, quien se levantó de inmediato para acercarse a él con evidente sorpresa.

—Tú...—Carraspeó nervioso.—Hasta te ves como una persona después de bañarte. Que bueno porque me estaba cuestionando esto de dormir juntos.—expresó retomando la calma.— ¿Puedo preguntarte algo?—Jungkook levanto su cabello largo por el tiempo que había pasado sin cortárselo y asintió.—¿Cómo hicieron tus padres para esconderte? Esa gente no respeta a los distritos del lado B, aun si fueras del B1, eso no les importaría.

Con la contaminación y la crisis económica mundial, el planeta se dividió en dos. Aquellos que pueden pagar por vivir y los que sobreviven, antes esto también existía, pero era un poco más sutil. La contaminación ambiental también fue un factor determinante con respecto a la escasez de recursos, los gobiernos decidieron que aquellos que pudieran mantenerse podrían disfrutar de todo y los que no, se alimentarían de las sobras y se convertirían en otra forma mucho más sutil de llamarlos esclavos, la clase B. Esto les beneficiaba, la mano de obra se conformaría con unos cuantos centavos con tal de comer y aquellos que simplemente no pudiesen hacerlo, serían un contaminante menos para el tan desgastado planeta. Entonces, la clase B perdió casi todos sus derechos como humanos y mucho más las últimas sub escalas porque esta clase (baja) tenía seis sub escalas en las que se podrían clasificar al pobre y al más pobre, así como también la clase A (Alta), los que eran de clase A1 eran en su mayoría dueños de gran parte de internet, algunos magnates de negocios relacionados con petróleo, industrias del deporte, casinos, moda, belleza, mundo del entretenimiento y ¿por qué no? Políticos.

Ahora bien, ¿Cómo hace un pobre y miserable para salir de ese horrible lugar? Jimin lo supo a edad temprana, todos lo sabían, pero no muchos se atrevían a hacerlo, y es que, él tampoco tuvo opciones. Solamente un día su madre lo aseó como nunca gastando casi toda el agua que habían recolectado para varios días, lo vistió con las ropas más limpias que tenía y esperaron durante dos horas sentados en el suelo porque no tenían más que una sucia alfombra para dormir, ellos y su padre quien esa mañana salió a penas se puso el sol.

Aún tenía muchos recuerdos del olor de ese distrito, el aire contaminado, la basura, la mugre, la podredumbre, incluso los cadáveres de gente que moría por hambre se podían ver tirados en las calles y si alguien tenía compasión por el difunto o su propio olfato, lo enterrarían. El distrito B6 de Busan era lo peor y esta categoría existía en cada maldita ciudad del planeta.

Después de la espera llegaron un par de hombres enormes junto con su padre en una camioneta. Jimin con tan solo seis años se apresuró a abrazarlo, pero este lo rechazó como nunca antes lo había hecho, entonces, el pequeño e inocente castaño se perdió en su mundo buscando la respuesta al enojo de su padre. ¿Qué había hecho mal?

—¿Es él?—preguntó uno de los tipos acercándose, Jimin retrocedió temeroso, pero fue tomado del brazo con fuerza por uno mientras el otro lo revisaba como si se tratase de un animalito al que le buscan pulgas o sarna. En primer lugar, abrió su boca.—Los dientes están sanos, de todas formas mudará.—Tocó su cabello.—Que bueno que el cabello crece.—presionó sus mejillas y luego lo cargó.—Buena piel, aunque veremos ello cuando crezca. Está desnutrido claramente, pero es bellísimo, en especial sus labios, están perfectamente equilibrados con sus ojos y nariz pequeña. Te pagaré más si me lo llevo hoy mismo.—volteó a ver su padre quien iba a comenzar a hablar, pero este se giró nuevamente hacia la mujer que seguía sentada en el suelo, absorta de la situación.— ¿Qué dices?

—¿Yo?—preguntó completamente descolocada.

—Claro, tú lo pariste. ¿Por qué hablaría con él? Definitivamente, tomó su decisión cuando vino a buscarnos.—declaró.—Solo para recordarte que al exponerlo ante mí, de alguna u otra forma, ya lo condenaste, si no me lo llevo yo, lo hará otra casa y te aseguro que lo trataré mejor que todas.

Que tu cama sea mi hogarWhere stories live. Discover now