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♑︎

Abrí los ojos cuando escuché la puerta abrirse. Me hice un ovillo y me pegué al cabecero, por si era Némesis. Probablemente venía a por mí para jugar; empezaba a estar poco segura de poder aguantarlo. Estaba demasiado cansada, y las luces no estaban encendidas, todavía parecía de noche, ¿qué querría a esas horas?

En vez de aparecer Némesis, como yo temía, tras la puerta apareció Haziel. Tenía la cara hecha un desastre. Le sangraba la nariz y tenía un moratón enorme en la mejilla. Estaba manchado de veneno en la cara y la ropa. Salí de la cama y me acerqué a él. Iba a ponerle las manos en las mejillas para examinarlo mejor, pero se apartó.

―Haziel...

Me entregó una bolsa que llevaba en la mano.

―Ahí dentro tienes polvo de lapislázuli, algo de ropa, comida y una copa de cuarzo blanco, puede servirte de arma. ―Volvió a darse la vuelta, pero lo cogí por la muñeca antes de que saliera por la puerta. Estaba helado.

―¿Quién te ha hecho esto? ―Tardó más de lo que me habría gustado en responder.

―Mi tío.

Salió y cerró la puerta antes de dejarme decir algo más. Lo primero que se me ocurrió fue hablar con Az, tenía que saberlo todo.

«Oh, Dios, Az. Han atacado a Haziel, dice que ha sido su tío. Le ha destrozado la cara, Az. Tienes que sacarnos de aquí.»

«Ellie... él no está encerrado.» No lo entendía, ¿qué significaba aquello? Llevaba engañándome todo ese tiempo, me había hecho pensar que estaba de mi parte y, ¿no lo estaba? Me sentí traicionada.

«¿Q-Qué?» Hasta dentro de mi cabeza tartamudeaba.

«Lo he visto hace media hora.» No me lo podía creer, él sí podía salir, él sí podía ir a Deill, él sí podía ver a Az.

«¿Por eso la bolsa que me ha dado?»

«Por fin te hemos encontrado. Por fin vamos a por ti.»

Por fin. Escuchar aquello hizo que me pusiera a llorar instantáneamente. Me emocioné y me sentí más vulnerable que nunca. La salvación estaba tan cerca. Casi lo había conseguido. Me había encontrado. Podríamos estar juntos para siempre. Finalmente sí lo estaríamos.

«Y vas a estar siempre a mi lado. Oh, Az. ¡Por fin! ¡Menos mal! ¡Te quiero, Az! ¡Mucho!»

Lo había vuelto a decir. Le había dicho que le quería de nuevo. Y otra vez no le había dejado tiempo para contestar.

No pude volver a dormirme. Dejé bajo la cama la bolsa y me envolví de nuevo con las sábanas. Cerré los ojos, pero no con la intención de volver a dormir, sino imaginando mi reencuentro con Az.

Cinco horas después, llamaron a mi puerta, y sólo llamaba una persona: Cazalina; la chica que me «ayudaba» a vestirme. En realidad, hacía mucho que no la veía, porque siempre me negaba a vestirme con la ropa que traía. Pero hoy parecía asustada, y me mostró la prenda con una sonrisa que no llegó a sus ojos y asintiendo lentamente, como siempre. Ese día me miraba y me gritaba con los ojos que me pusiera el vestido sin reproches.

Por primera vez, se trataba de un vestido que me gustaba de verdad. Era de color verde esmeralda, y hacía resaltar mi pelo. Llegaba prácticamente hasta el suelo y tenía un corte en mitad de la falda, dejando entrever mis piernas. El cuello del vestido era de hombros caídos. Por primera vez desde que estaba allí sonreí, una sonrisa muy pequeña, pero es que el vestido me gustaba de verdad, sin pensar en quién lo habría elegido, y el saber la proximidad de mi rescate había renovado mi esperanza.

El Beso de la Muerte. #1   [✓]Where stories live. Discover now