11

25 7 0
                                    

🝤

Me desperté por culpa de alguien que llamaba a la puerta. Abrí los ojos y miré al techo unos segundos, con los golpes de fondo. Giré mi cabeza y miré a Az, que dormía a mi lado dándome la espalda. Quien llamara a la puerta empezó a golpear más fuerte y tuve que levantarme. Fui hasta la puerta y abrí con mala cara, porque eran las ocho de la mañana, y no tenía nada que hacer más que dormir. Galatea apareció tras la puerta, a punto de golpearme a mí por la velocidad con la que había abierto la puerta. Puso cara de enfado en cuanto me vio, me cogió por el antebrazo y me arrastró dentro de mi propia casa, dando un portazo a su espalda. Me sentó en el sofá y se cruzó de brazos frente a mí.

—Estoy muy enfadada contigo. ¿Puedes, al menos, decir algo cuando pienses desaparecer? Otros dos putos días sin tener noticias tuyas. He venido aquí cada tres horas a ver si habías vuelto, y no estabas. Pero tampoco el chico perfecto, por lo que no podía preguntar. ¡Así que espero que la próxima vez que decidas largarte me mandes al menos un mensaje! —exclamó, verdaderamente enfadada. Bajé la mirada a mi regazo.

—Perdón, no sabía que íbamos a estar fuera tanto tiempo.

—Estaba preocupada —suspiró sentándose a mi lado. Apoyé la cabeza en su hombro y Az salió de mi dormitorio, rascándose el ojo.

Se detuvo de golpe al ver a Galatea sentada a mi lado. Me pareció raro que se sorprendiera tanto. Me miró a mí y sonrió de lado.

—Ellie. Buenos días.

—Buenos días a ti también —masculló mi mejor amiga entre dientes.

—Hola —respondí yo.

Sin decir más Az entró en la cocina. Galatea me puso mala cara.

—Definitivamente la perfección es sólo física. —Solté una risita.

—¡Y auditiva! —exclamó desde la cocina, Galatea bufó.

—Qué pesado, ¿no podemos irnos a tomar un café?

—Voy a salir yo —comentó Az entrando en la cocina y volviendo a desaparecer por la puerta de mi habitación. Salió con una camiseta puesta.

Se acercó a mí y me dio un beso en lo alto de la cabeza. Miró a Galatea con una sonrisa burlona y enarcando una ceja.

—¿Quieres tú uno? —Ella lo miró enfadada.

—¿Y tú una patada donde más te duele? —Az levantó las manos como gesto de rendición, pero sin quitar la sonrisa de su rostro.

—Bien, bien. Adiós, Ellie, y amiga de Ellie. —Salió por la puerta antes de que mi amiga tuviera tiempo de poder decirle a Az cuál era su nombre. La miré con una sonrisa ladeada.

—¿Por qué te cae tan mal?

—Me está robando a mi mejor amiga, no es justo —replicó, cruzándose de brazos y hundiéndose en el sofá. Solté una risa y me pegué más a ella.

—¿Celosa?

—Mucho —respondió apartando la mirada.

—Pero él no me hace trenzas. Él no escucha conmigo mis cinco tristes canciones. Él no lleva a mi lado tanto tiempo como tú. Él no me ha acompañado tanto tiempo por este largo y complicado camino que es mi vida —dije.

—Y aún así estos días has estado más con él.

—Fuimos a por una cosa para que no me encuentren—comenté de manera casual, pero Galatea se incorporó de golpe.

—¿Te ha puesto en peligro? —preguntó poniéndose en pie, roja de la ira y con voz enfadada.

—Ya no lo estoy—respondí rápidamente.

El Beso de la Muerte. #1   [✓]Where stories live. Discover now