Capítulo 5

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Derek se encontraba sentando en una de las tantas mesas que había en Los Antojitos para los comensales; esperaba a Sol. Le había dicho que se vieran allí para arreglar los horarios de la tutoría y demás detalles. De alguna manera se sentía nervioso, ya que nunca había tomado clases con un tutor y mucho menos si era alguien de su edad, chica y con un temperamento de algo de cuidado, pero era por su bien, así que debía acoplarse a la situación. No tuvo que esperar demasiado, pues Sol y su brillante puntualidad hicieron aparición.

—Bien, dime qué días puedes estudiar y de qué horas a qué horas. Espero que podamos llegar a un acuerdo con los horarios.

Así inició todo, directa, concisa y al grano. No cabía duda de que Sol era alguien que se tomaba muy en serio sus papeles, responsabilidades y trabajo.



       Víctor caminaba por las calles del centro de la ciudad. Se había despedido de Sean hacía unos momentos; parecía ser que el chico tenía planes a esta hora todos los sábados con unos niños, a los que les había prometido enseñarles jugar fútbol en el parque. ¡Ese Sean! Tan caritativo como siempre. Ensimismado estaba en sus cavilaciones profundas, cuando su celular vibró en el bolsillo del pantalón antes de que el ring-ton se dejara oír; lo sacó y vio un mensaje de Sara.

"Me preguntaba si podrías acompañarme a la inauguración de un nuevo restaurante que acaban de abrir en las afueras de la ciudad. ¡Harán buffet!"

—Ah, esta mujer, ¡qué molesta! Me envía muchos mensajes desde aquella vez —se dijo en voz alta guardando el celular, ignorando olímpicamente el mensaje—. Estoy ocupado ahora.

Continuó con su trayecto hasta ver el negocio de comida más popular entre los estudiantes del otro lado de la cera. Su atención se centró en una pareja que podía verse a través de la ventana, dada la ubicación en la que estaban sentados; frunció el ceño, aclarando la vista. Él los conocía sin duda, eran familiares. Cruzó la calle y ni siquiera tuvo que pisar la otra banqueta para descubrir que se trataban de Sol y su amigo. Sentimientos encontrados lo golpearon; sorpresa, ira, confusión y demás.

—¡Así que por esto no vino con nosotros! ¡Sí se trataba de una mujer! ¡Y qué mujer!

Vio que Sol se levantaba de su asiento, se despedía y se iba de allí, dejando solo a Derek, lo que aprovechó para entrar y hacerle cara. Esa se las pagaba.



       El chico normal miraba el papel donde había apuntado los horarios en los que había quedado con Sol; tendría que ponerlos en un lugar visible de su casa o se olvidaría de sus compromisos, quizás hasta tendría que hacer varias copias y colocarlas en cada una de las habitaciones. En eso, escuchó la voz del dueño que se hallaba detrás de la barra.

—¡Hey, Víctor! ¡Qué bueno verte!

Derek saltó sobre su lugar, nervioso, asustado y en pánico. Ahora sí se lo llevaba el que lo trajo. En un intento vano por esconderse, se agachó para que la mesa lo ocultara.

—Ni lo intentes que ya te vi —le advirtió la voz molesta de Víctor, lo que obligadamente lo hizo volver a sentarse adecuadamente—. ¿Qué pasa? ¿Por qué estabas con Sol? ¿Qué hay entre ustedes? ¿Por qué no mencionaste nada? ¿Por qué no me contestas?

—Cálmate, cálmate, no pasa nada. Es un malentendido; te explicaré. Verás, nuestro consejero de grupo me quiere ayudar con mis notas, por lo de la universidad a la que entraremos, así que me asignó a un tutor y como Sol es de las que tienen mejor calificación, pues ella me tocó. Esa es la pura verdad.

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