Capítulo 16

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Sara arribó al lugar acordado diez minutos antes, para esperar a que Víctor llegara. Estaba muy emocionada; era la primera vez que tenían una cita decente, aunque le resultaba extraño que de la nada decidiera invitarla. A lo mejor quería ir a los bolos, de allí que en esa ocasión se vistiera con un pantalón deportivo y una camisa cómoda. Aguardó a que se hiciera el tiempo, sin saber que, metros alejado de ella, escondido detrás de los tantos árboles que adornaban la plaza, Derek la miraba, preocupado, diciéndose:

—Ay, Víctor, que si no apareces... —Negó con la cabeza—. Ni se te ocurra de verdad dejarla plantada.

Vio el reloj, notando que los minutos transcurrían y la hora estaba próxima, inquietándose más, en tanto pensaba qué hacer. Tan sumido en sus pensamientos estuvo, que resultó ajeno a que, en el otro extremo y también escondido, Víctor vigilaba a Sara con un mohín ansioso.

—Ay, Derek, que si no apareces... Es tu oportunidad, aprovéchala, aprovéchala —Miró la hora—. No vas a dejarla plantada en serio, ¿verdad?

Y así se mantuvieron los minutos siguientes, checando segundo a segundo el reloj y mirando a Sara, quien también veía constantemente el tiempo. Cuando llegó la hora y al ver que Derek no aparecía, Víctor se vio sin otra opción que la de salir de su escondite e ir a la cita que él mismo había pedido; de cualquiera manera, no pensaba dejarla botada allí. No obstante, después de dar unos pasos, regresó a su escondite al distinguir que su pelinegro amigo se aproximaba a Sara.

—Hola, Sara —saludó Derek entre avergonzado y molesto porque Víctor en verdad planeaba dejarla allí.

—Hola, Derek —Sara mostró una sonrisa opaca que le hizo saber que sospechaba que algo no andaba bien.

—Lamentablemente, Víctor no podrá venir y venía a decírtelo, lo siento.

—No te preocupes; es un chico ocupado, lo entiendo —comentó después de suspirar, desanimada—. Gracias por tomarte la molestia de venir hasta acá y decírmelo. Yo me retiro.

Víctor, quien sigilosamente se había acercado lo suficiente para escucharlos, pensó:

"Derek, no la dejes ir, no la dejes ir".

—Espera —la detuvo Duarte—. ¿Has comido ya? Porque si no, podríamos ir a algún lado ya que estamos aquí. Yo no lo he hecho todavía.

Sara pareció pensarlo un momento antes de aceptar, pues ella tampoco se había alimentado y porque no sentía desconfianza hacia él; ya lo conocía un poco mejor y era una buena persona. De esa forma, los dos decidieron ir a un lugar que ella recomendó, así que caminaron, sin enterarse que Víctor les seguía el paso, para vigilar que Derek no hiciera una tontería, estando tan concentrado en su espionaje, que no notó que Sean pasaba por allí, deteniéndose cuando los reconoció a los tres, y como el rubio le quedaba más cerca, se le acercó.

—¿Qué pasa, Víctor?

La repentina pregunta lo sobresaltó y mirando al castaño con pánico, lo chichó.

—Shhh, baja la voz. Estoy siguiendo a Derek.

—¿Y por qué lo sigues?

—Está con Sara.

—¿Y por qué lo sigues?

—Porque está teniendo una cita.

—Eso es de mala educación, Víctor, por si no lo sabías. ¿Por qué no los dejas tranquilos?

—Solamente voy a vigilar que Derek no haga nada mal y cuando la situación esté estable, me voy, lo prometo.

Y continuó siguiéndolos, solo que esta vez en compañía de Sean, quien había decidido quedarse gracias a una extraña fuerza conocida como curiosidad. Llegaron al lugar y Derek se sorprendió porque se trataba de un restaurante de buena calidad, lo que lo hacía más caro que los restaurantes típicos y familiares a los que estaba acostumbrado; este parecía más para personas de negocios. Con todo y sus fachas, pidieron su mesa y se sentaron; Víctor y Sean también ingresaron y se sentaron a varias mesas detrás de ellos.

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