𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 07

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Era la hora de cenar y Rose estaba sentada con su madre y Cal en el comedor de primera clase. A su alrededor, hombres con traje fumaban cigarros y bebían grandes copas de brandy, y las mujeres estaban todas sentadas en las mesas, charlando alegremente sobre asuntos sin sentido. Cal estaba manteniendo una conversación con Ruth y Lady Duff-Gordon, entreteniéndolos con sus brillantes mentiras mientras bebía champán. La orquesta tocaba un vals lento y conmovedor, y la comida y la bebida estaban deliciosas. Fue una cena perfecta, y todos la estaban pasando de maravilla, excepto Rose.

¿Nadie aquí podría siquiera verla? ¿Ver lo miserable que realmente era?

-Vi toda mi vida como si ya la hubiera vivido- dijo la anciana Rose-, un interminable desfile de fiestas y bailes, yates y partido de golf. Siempre con gente intolerante y la misma platica vacía. Me sentía como si estuviera al borde de un precipicio, sin nadie quien me ayudara... nadie se preocupaba ni se daba cuenta.

-¿Te encuentras bien Rose?- dijo Cal, al ver que a estado callado desde hace un buen rato.

-¿Ah?- volviendo a la realidad-, si, bueno no, estoy algo mareada

-¿Enserio?, te acompañaré al camarote- dijo Cal, comenzando a ponerse de pie.

-Oh, no- dijo Rose inocentemente. -Puedo ir sola

-¿Está segura?- Ruth preguntó, levantando una ceja.

-Sí, solo necesito descansar, buenas noches.

Rápidamente dejó la mesa. Cuando volvió a su habitación, apenas controlaba sus emociones.

-¿Trudy?- dijo Rose, con esfuerzo, mientras se quitaba los guantes negros. Necesitaba desesperadamente un amigo en este momento -¿Trudy?-nadie respondió

Rose suspiró y trató de desatar la parte de atrás de su vestido. Apenas podía respirar con él puesto. Necesitaba quitárselo si quería poder pensar con claridad. Pero los lazos eran complicados y no sabía si los estaba desatando bien.

-¿Trudy?

Rose se acercó al espejo de espaldas para poder ver los lazos y los botones en la espalda. Intentó llegar a su espalda de nuevo y tratar de deshacerlos, pero fue en vano. Ella no podía alcanzarlos.

Rose rasgó el escote de su vestido. Su desesperación por sacárselo de su cuerpo estaba en conflicto con su sentido común. Gritó mientras se arrancaba el collar de perlas que había estado usando en su cuello, arrojándolos al piso. Odiaba las perlas, pero su madre había insistido en que las usara. ¿Era eso todo lo que ella era para su madre? ¿Alguien a quien vestir y presentar como una muñeca a sus amigos?

-¡Trudy!- grito arrancándose las horquillas de su cabello. 

Los alfileres le rasparon el cuero cabelludo cuando los arrancó, pero ni siquiera podía sentir el dolor. Estaba demasiado histérica para sentir dolor en este momento. Antes de que pudiera darse cuenta de lo que estaba haciendo, Rose arrojó todos sus artículos de la cómoda, gritando de rabia. Ni siquiera le importaba si terminaban dañados o rotos. ¿Por qué debería molestarse en preocuparse? No significaban nada para ella. Felizmente cambiaría cada diamante que poseía para estar libre de vivir su vida en un pequeño capullo.

Cuando finalmente miró su reflejo en el espejo, se congeló. La mujer que le devolvía la mirada no era la Rose Dewitt Bukater que había presentado a la gente en la cena. En cambio, vio el reflejo de una niña sin absolutamente ninguna esperanza dentro de ella. La chica jadeaba pesadamente, las lágrimas caían en cascada por sus mejillas rojas y su cabello brillante y llameante estaba despeinado. Se veía tan miserable, la chica en el espejo. Lo suficientemente miserable como para acabar con su propia vida...

𝗧𝗶𝘁𝗮𝗻𝗶𝗰 - 𝗦𝗮𝗿𝗮𝗵Where stories live. Discover now