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Ahí estaba mi madre, tirada en el piso, llena de golpes, sangre y lloraba, pidiéndome que fuera por ayuda, pero me sentía tan impactada que poco pude reaccionar. Nuestro auto se había volcado, mi cuerpo estaba ileso gracias al cinturón de seguridad, pero ella no lo llevaba.

Poco antes, había encarado a mi padre luego de decirle las cosas atroces que les hacía a mis compañeros varones o amigos que me visitaban en casa, según él eran su debilidad, y decía que si yo no les llevaba presas lo haría conmigo, en más de una vez defendí a los más pequeños al escuchar sus llantos, me golpeaba en lugares que mamá no notara.

Así que ese accidente lo hacía mi culpa, toda mi responsabilidad. Saque el cinturón de mi cuerpo, gatee sobre los vidrios sintiendo como la carne de mis palmas se abría, hasta que salí por una ventana, a pocos metros venía una mujer corriendo a gran velocidad se acercó a mí, veía sus labios moverse, pero el zumbido en mis oídos no me dejo entender lo que preguntaba y solo apunte al auto en donde aún estaba mi madre, fue en ese momento en que caí al piso perdiendo la conciencia.

Una mano sostenía la mía, y al abrir mis ojos todo era blanco, aquella mujer tenía la cabeza apoyada en la cama y dormía, en serio creí que era un ángel, pues, su rostro era tan bello, su calidez, y cuando ella estaba ahí no sentía miedo, era como estar con mamá, después que ella despertó sonrió acariciando mi rostro, pero lágrimas cayeron de sus ojos, lo que me partió el alma, seguramente por la noticia que luego me dio. Mamá no había resistido el accidente y falleció camino al hospital.

El día que me dieron el alta ella dijo que me llevaría a su casa, en donde conocería a su hijo, y así fue, solo serían unos días hasta que encontraran a alguien fijo que cuidaran de mí.

De su hijo me hice la mejor amiga, reíamos, jugábamos, él era dos años mayor y cuidaba de mí como si fuera parte de la familia, me inscribieron en el colegio de niñas y él, al de junto de varones, nos esperábamos a la salida y siempre pasábamos un momento a los juegos de plaza que estaban cerca de casa.

Una tarde hacíamos competencia de quien llegaba más lejos luego de columpiarse con fuerza, mi estómago dolía tanto por la risa que teníamos que no me di cuenta de quién nos observaba, saltamos y solo por unos centímetros el me gano, tirados en el piso viendo el cielo el me lo confeso, no, no una confesión de amor, dijo que hace unos días mi padre se presentó en casa y pidió que no me dijeran nada, me quede viéndolo asustada, dijo que él nos seguía todas las tardes para poder verme, pero sólo yo sabía la verdad, nos seguía por él. Me levanté molesta y corrí tomada de su mano y en un angosto pasaje cubrí su boca y escuche los pasos de alguien correr, de seguro era el hombre que me dio la vida.

No le dije nada a Jimin, no quería provocar un accidente como el de mamá, y solo le pedí que confiara en mí. Esta vez, no dejaría que le hiciera algo a aquellos que me acogieron y dieron un hogar, mamá me había dejado una lección de vida, proteger a los que quiero, aunque me cueste la vida.

Al llegar a casa él estaba ahí, pero sus ojos se fueron directo al chico que me acompañaba, lo que me dio asco y tape su vista cruzándome en su camino. La señora Park, dejó que él se quedará ahí esa noche, no me negué y cuando fuimos a dormir tome de la cocina un cuchillo, de esos que usaban para cortar carne, despacio me metí al cuarto de Jimin y me senté en el piso a un lado de la ventana, vigilando que el hombre no se metiera en su cuarto.

Llevaba una semana haciéndolo, dormía en los periodos de receso y durante la noche protegía los sueños de mi amigo, en un momento, a media noche escuche un sollozo, el muy maldito cubría su boca con su enorme mano sonriendo demoniaco, y con la mano desocupada desabrochaba su pantalón, su miembro rebotó en el aire y la venganza se apoderó de mi cuerpo, con fuerza sostuve el cuchillo y como si fuera un sable corte su aparato erecto, el gritó de dolor y soltó de Jimin, tome su mano y lo puse atrás de mí, el piso estaba ensangrentado, le grite que jamás le haría daño a nadie, se acercó a nosotros, pero la puerta se abrió, sus padres estaban ahí, como lo vi distraído enterré el arma blanca en su estómago con todas mis fuerzas y él cayó al piso.

EᖇEᔕ ᗰI ᗩIᖇE.           ~terminada~Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon