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Los toques insistentes en la puerta lograron que el omega pelirubio se despertara con pesar, se levantó de la cama y caminó hasta la puerta de su habitación, bajó con cuidado pero se detuvo cuando escuchó voces hablar.

Inmediatamente reconoció la voz de Harry, parecía molesto y no dejaba que quien sea que fuera la persona al otro lado entrara en la casa, Draco bajó dos escalones más para escuchar más claro, pero un aroma logró que su razonamiento se apagara por unos segundos.

Segundos suficientes para que el omega tomara el control y corriera hacia la puerta empujando a Harry de su camino, encontrándose con Cho en la puerta quien lo miraba sorprendida.

- D-Draco... - susurró la contraría mirando los ojos violetas del Omega.

- Cachorro - fue todo lo que susurró el Omega.

- Omega, ve a tu habitación - pidió Harry mirando con el ceño fruncido a la Omega fuera de su casa. - Cho, vete de mi casa.

- Son tus cachorros Harry, necesitan de ti.

- Alfa, alfa - llamó el rubio acercándose al alfa quien lo miro sorprendido - cachorros - y por primera vez desde lo sucedido, Harry pudo volver a apreciar la sonrisa de su amado.

La ilusión en su rostro hizo que su decisión flaqueara, ¿Cómo podría negarle algo a su Omega?

No necesitaba que el rubio le explicara nada porque con solo ver sus ojos entendía lo que pedía.

Sabía que si votaba a la Omega de la casa, la ilusión de Draco desaparecería por perder el aroma que ella soltaba.

Pero...

¿Dejar que la Omega se quede no sería condenar la vida de su Omega?

Cho pedía que él se quede con ella para que su embarazo sea más fácil, lo entendía, los cachorros necesitaban del aroma de su padre alfa para tener un desarrollo saludable.

Su leopardo dentro de él reconocía a sus cachorros, eso estaba claro, pero su parte humana solo quería que aquella Omega se aleje de su vida.

Se equivocó, varias veces se equivocó, pensó que tomando el camino más fácil todo iría bien, pero ahora ya no había vuelta atrás, había perdido al cachorro que el amor de su vida le iba a dar por tomar el camino más fácil.

Y la vida, no conforme con ese dolor que le causó, ahora vuelve a traer a esa Omega para que lo ponga contra la espada y la pared.

- Vete - volvió a ordenar el alfa sin mirar al rubio.

- Harry... - Cho trato de acercarse pero el alfa retrocedió con un gruñido.

Harry soltó de su aroma para evitar que el rubio siguiera en ese trance en el que lo había metido el aroma a cachorros de Cho.

Poco a poco el rubio volvió en sí, mirando al alfa y a la Omega delante suyo.

- ¿Qué pasa? - susurró sin entender el anhelo de su omega por acercarse a Cho, retrocedió dos pasos en su lugar y buscó refugio tras el cuerpo de Harry.

- Mis bebés necesitan de su padre, ¿tú lo entiendes verdad? - el tono de voz que utilizó Cho hizo que Harry apriete sus puños de rabia.

- Vete de mi casa.

- Hasta que el juez lo decida, esta también es mi casa Harry, no estamos divorciados. -habló la omega.

- Deja que se quede, el embarazo será riesgoso si los cachorros no sienten tu presencia. - susurró el rubio omega sin mirar al alfa.

𝕄𝕪 ℕ𝕦𝕞𝕓𝕖𝕣 𝕆𝕟𝕖♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora