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- Vamos Draco, no me obligues a patearte porque lo haré si no comes a las buenas, tienes que pensar en mi ahijado - habló la pelinegra entrando a la habitación con un plato de comida humeante.

- No quiero envenenarlo con tu comida, gracias - susurró el omega mirando a su amiga.

- No cocine yo, solo lo terminé de cocinar, lo hizo Harry antes de irse... y tiene buena pinta - comentó la pelinegra.

- Harry no cocina.

- Bueno, entonces no comes, pediré comida, ¿Qué quieres? - dejó la charola de comida a un lado y sacó su celular para pedir comida.

- A Harry...

- Eso no lo venden en los restaurantes, lo siento mi amor.

- ¡Pansy!

- Bien, lo llamo.

- ¡No, no lo hagas! - Draco le quitó el celular a su amiga y evitó que hiciera la llamada.

- ¿Son las hormonas? - preguntó la pelinegra en un suspiro, sonrió un poco y se acercó a su amigo envolviéndolo en un abrazo suave.

- Lo siento... - se disculpó el omega, la beta solo negó con una sonrisa amable.

- Sabes que no me molesta mimarte, es mi cosa favorita desde que nos conocimos. - dijo la pelinegra depositando un suave beso en las hebras rubias, Draco solo asintió con una pequeña sonrisa, recordando todo los años de amistad que tuvo con Pansy.

La única amiga que realmente estuvo en las buenas y en las malas.

- Sin importar que y sin importar quien, siempre estaré para ti ¿recuerdas? - el rubio asintió con calma ante las palabras de su amiga, ambos se tumbaron en la cama sin romper en abrazo y en silencio.

- ¿Quieres hablar de lo que pasó? - preguntó la pelinegra rompiendo el silencio.

- No, no quiero hacerlo - susurró el rubio.

- Bien, en ese caso, te voy a hablar yo de lo que me ha pasado en estos días.

- ¿Me contarás que es lo que te tenía tan distraída?

- Sip - asintió la pelinegra con una sonrisa - conocí a alguien...

- ¿Cómo? ¿Cuándo?

- Hace poco, ¿recuerdas cuando me caí y Theo de dramático me llevó al hospital?

- De eso hace casi una semana.

- Pues, en el hospital conocí a la mujer más hermosa que vi en mi vida, la vi y caí rendida a sus pies - sonrió la pelinegra ante el recuerdo, pero rápidamente su sonrisa se borró, convirtiéndose en una mueca.

- ¿Qué pasa?

- Cuando me acerqué, noté que se trataba de una alfa. - suspiró derrotada la beta.

- ¿Y?

- ¿No sé, tal vez está el hecho de que soy beta?

- Pregunto, ¿y?

- Apuesto que ella ni me vio.

- No lo sé, puedes intentar hablar con ella, ser su amiga y ver que pasa.

- No quiero arriesgarme...

- Bueno, sabes que siempre te apoyaré en lo que decidas hacer. - le sonrió el rubio - ahora, pide comida, tengo hambre.

𝕄𝕪 ℕ𝕦𝕞𝕓𝕖𝕣 𝕆𝕟𝕖♡Where stories live. Discover now