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Días después.

Un gatito ligeramente rellenito caminaba por los pasillos de aquella enorme casa, buscaba algo con que entretenerse un rato, su alfa se había marchado a su trabajo hace unas horas atrás, dejando a ambos omegas en su hogar.

Draco por lo general solo cambiaba cuando su alfa se encontraba a su lado, pero a su gato se le había dado por cambiar y buscar algo con lo que jugar, por lo que cuando vio las cortinas que cubrían las enormes ventanas, no dudó en acercarse, aquellas cortinas llegaban hasta el suelo y parecían provocarlo a que las atacara, por lo que sin dudarlo, saltó hacía ellas y comenzó con su pelea del siglo.

No dejaría que unas tontas cortinas salieran vencedoras, claro que no.

Se estuvo entreteniendo con aquellas cortinas por algo de 15 minutos, pero un ruido proveniente de abajo lo sacó de su guerra con la cortina.

Con pesar se levantó del suelo y caminó hacía el lugar de donde provenía el ruido, a cada paso que se iba acercando los ruidos se hacían más claros, pero es que no eran ruidos cualquiera, eran maullidos ligeros y rasguños en paredes lo que realmente estaba escuchando.

Aquella gatita estaba destrozando todo a su paso mientras maullaba, Draco corrió enseguida a separarla de los muebles que aquella gatita quería rasguñar, aquellos muebles eran de un costo elevado y sabia que Harry se molestaría si los descubriera hecho un desastre.

Por lo que le gruñó a la gatita que al verse regañada también gruñó molesta al osjo que era un poco más grande que ella misma.

- No puedes dañar los muebles - gruñó el rubio una vez transformado.

- No te metas en mis asuntos idiota. - confrontó la pelinegra cuando volvió a su forma humana.

- No me metería en tus asuntos si estos no tuvieran nada que ver con destruir la casa de mi alfa.

- No es tu alfa, es mío, yo me casé con él.

- Eso no significa que sea tu alfa. - volvió a gruñir el rubio.

- Si es mi alfa, ya verás que muy pronto te echará de patitas pa la calle, terminaras donde debiste estar, en un puto burdel complaciendo a un centenar de alfas.

Gruñó la pelinegra más que molesta tan solo optó por lanzarse al rubio y comenzar a rasguñarlo y golpearlo con todo el odio que se había acumulado durante esas dos semanas que llevaba viviendo en esa casa, no permitiendo que el otro omega se defienda.

El pánico invadió el cuerpo de Draco y sus manos instintivamente bajaron para cubrir su vientre ligeramente notable, la omega no notó aquello, estaba muy sumida en su ira.

Draco no pudo hacer nada más que obedecer a su omega y volvió a transformarse en un lindo y asustando osjo, aquello siendo su mayor error porque la omega al ver al pequeño gatito lo tomó por la cola y lo tiró contra la pared con todas las fuerzas que tenía.

- Ojalá y te mueras, de esa forma desaparecerás de la vida de mi alfa.

Un quejido adolorido abandonó los labios del osjo que se levantaba del suelo con dificultad, le dolía el cuerpo entero, no debió cambiar, con miedo observó a la omega acercarse con esa mirada cargada de puro odio.

Como pudo el pequeño felino se levantó y corrió a esconderse para no sufrir más de los golpes, su omega estaba asustado por su bebé que se le hacia imposible volver a su forma humana, entre maullidos de dolor pedía por su alfa.

Cho perseguía al felino por toda la casa, asustando más al omega embarazado que gruñía y chillaba entre asustado y amenazador.

De pronto el sonido de la puerta principal abriéndose fue como una señal para el lindo osjo que corría espantado, al ver la puerta principal abierta no dudó ni pensó en nada más que salir corriendo en busca de protección.

𝕄𝕪 ℕ𝕦𝕞𝕓𝕖𝕣 𝕆𝕟𝕖♡Where stories live. Discover now