CAPÍTULO 13 CONFRONTACIÓN

1.5K 289 32
                                    

Alex
Mi padre me ha citado en su casa, quiere que lleve a mi esposa e hija, la verdad no me siento seguro, desde la última vez que lo vi y que salí de su casa no lo he vuelto a ver, he hablado unas dos veces con él por teléfono y solo para darle los informes de sus negocios.

El día que salí de ahí estaba dispuesto a marcharme, pero pensé mejor las cosas, aunque él no lo reconociera me necesitaba, además cuando decidí regresar y hacerme cargo sabía a lo que me enfrentaba, sabía que él me rechazaría, lo que nunca me imaginé fue descubrir que no era su hijo y menos enterarme de esa forma, lo admito, fue devastador, de no haber sido por Lea, quizás hubiera aventado todo y me hubiera marchado, después de todo no los necesitaba, no económicamente, pero anhelaba su amor, su comprensión y no los tenía.

Ahora era él quien me había contactado, y quería que llevara a mi familia. No niego que una pequeña esperanza surgió en mí, pero a la vez algo me decía que no confiara.

Debí de haber hecho caso a mi intuición.

Desde que llegamos el ambiente ha estado tenso, mi padre está demasiado serio, demasiado cortante, mi madre intenta aligerar las cosas, pero le es imposible, se le nota nerviosa. Terminamos la cena, la conversación ha ido al terreno de los negocios más que nada, mi padre nos invita a pasar a la sala ofreciéndonos algo de beber.

Yo conduzco a Lea tomándola de la mano, mientras una de las empleadas se lleva a Sophia no muy lejos de nosotros para entretenerla, mientras charlamos.

_ Así que ¿cuánto llevan de casados? - pregunta mi padre, pero más que curiosidad, me suena a otra cosa.

_ Aproximadamente tres años. - contesta Lea.

Él se queda pensativo, pero no dice nada.

_ De modo que fue por eso. - dijo por fin, mirando directamente a Lea, después de un largo silencio.

_ No comprendo. - dijo ella con inocencia, yo me puse tenso, sabía que nada bueno saldría de esto.

_ No hay nada que comprender. - dijo con sarcasmo. _ ya decía yo que no podías estar con él por amor, tu hija no es de él. - soltó. _ lo que no entiendo es como puedes arriesgarte y arriesgar así a tu propia hija, a menos de que no te importe estar junto a un degenerado y que tú seas igual que él.

_ No te permito que le hables así a mi esposa. - estallé, podía soportar que me dijera de cosas, que me insultara, pero no a ella. Me levanté para llevármela de ahí.

_ Tú no tienes derecho a nada. - me detuvo. Yo podría haberlo apartado sin dificultad, pero era mi padre y estaba enfermo, me quedé quieto. _ la gente como tú solo son basura. - dijo con desprecio.

De nuevo mi madre se replegó y angustiada solo miró la escena.

_ Usted se equivoca. - dijo Lea con valentía.

_ ¡No lo creo! - la calló. _ ¡dime qué no sabías lo que tú esposo hizo!

_ Se lo que "dicen" que hizo. - lo enfrentó. _ y hay mucha diferencia.

_ ¡Veo que eres igual que él! - gritó. _ ¡gente como ustedes no merecen pisar mi casa!

_ ¡No te preocupes! - me adelanté y la tomé por la cintura de forma protectora, en su estado era capaz de agredirla. _ ¡no volveremos a pisar tu casa!

_ ¡Eso es! - se puso frente a nosotros. _ ¡huye como el cobarde que eres, porque solo los cobardes atacan a chicas indefensas!

_ ¡No pensé volver a repetirte esto papá! - lo encaré. _ ¡pero no fui yo quien la atacó!

_ ¡Cobarde! - sentí la bofetada en mi rostro, lo sentí arder, pero no fue nada comparado con lo que sintió mi corazón. _ ¡cuando menos deberías de ser hombre y reconocer tu falta de una vez por todas, no fue así como te educamos tu madre y yo! ¡Vamos confiésalo! - me urgió

_ ¡No admitiré algo que no hice! - empecé a decir, cuando sentí, ya no una bofetada, sino un golpe en pleno rostro, de nuevo dolió, pero no tanto como el dolor emocional que sentía.

No supe en qué momento Lea estaba en medio de nosotros, yo no pensaba defenderme, no levantaría mi mano contra mi padre, sin embargo, si ella no se hubiese interpuesto, él hubiera seguido golpeándome sin piedad.

_ ¡Por favor! ¡deténgase! - pidió desesperada tomando mi rostro entre sus delicadas manos. _ ¡es su hijo!

_ ¡Ese bastado no es mi hijo! - sus palabras en lugar de hacerlo entrar en razón, lo enfurecieron más. _ ¡y no sabes cómo me arrepiento, de una vez haberlo considerado como tal! - gritó. Para entonces mi madre lloraba desconsolada, pero no intervenía.

_ ¡Vámonos! - dije mirándola a los ojos. _ ¡no tiene caso seguir! - algo me decía que esto no terminaría bien, pero tenía la esperanza de que sucediera un milagro, no había sido así. Vi como ella llamó a Sophia, recogía su bolso y se dirigía nuevamente a mi padre, mientras yo tomaba a mi pequeña en brazos que estaba asustada por la escena.

_ ¡Si váyanse! - gritó él. _ ¡ya vi que son tal para cual!

_ ¡Es una lástima! - lo miró ella a la cara. _ ¡que yo en tres años haya conocido al gran hombre que tengo por esposo, un ser hermoso, inteligente, sensible, recto e incapaz de cometer la bajeza de la que lo acusan y que a ustedes no les haya bastado una vida para darse cuenta del maravilloso hijo que tuvieron, porque no lo tienen más! - me tomó de la nano y salimos, dejando a mi padre callado y a mi madre llorando.

Salimos de ahí, y con sorpresa me encontré con Mario mi asistente, estaba agitado y nos apresuraba a subir a su auto.

_ ¡Tenemos que salir de aquí! - gritó.

Apenas habíamos avanzado media cuadra cuando varios autos se detuvieron frente a la casa de mis padres, de ellos descendieron un montón de personas gritando mi nombre y exigiendo que saliera, vi como empezaron a vandalizar mi auto, alguien arrojó una bomba casera y lo vi explotar en llamas antes de perderlo de vista.

_ ¡Mis padres! - grité desesperado.

_ ¡No les pasará nada! - dijo Mario. _ lo quieren a usted. Lo sacaremos de aquí.

No entendía nada, no fue difícil adivinar hacia dónde íbamos. Nos dirigíamos hacia el aeropuerto.

_ Un helicóptero nos espera. - dijo Mario. - fue lo más rápido que conseguí, para salir de aquí sin peligro.

¡NO FUI YO!Место, где живут истории. Откройте их для себя