Todo de mí

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Capítulo 42: Todo de mí

Imri.

Me pregunto qué estará haciendo Lúa en estos momentos. No entiendo por qué me regaló un celular si ni siquiera me ha enviado un mísero mensaje. Por ella fue más que me interesó aprender a usar esa cosa, no es como si no pudiera vivir sin ese estúpido aparato.

—Oh, Aplanado volvió a subir un nuevo vídeo— sonrío sentado en el sofá. Como estoy aburrido, estoy viendo los videos que han subido las personas más aburridas que yo.

No puede ser, con una prensa hidráulica está aplastando cinco cocos.

Haría maravillas con esa cosa.

¿Cómo qué?

No lo sé, se me ocurriría en el transcurso de la marcha.

—Ah, quedamos tú y yo a solas— comenta Fei entrando a la sala. Qué pesado, mejor que me deje en paz.

—Amh, sí— espero que no venga a presionarme para que convenza a Lúa de dejarlo por más tiempo. Ni a mí me conviene que esté por aquí —Si me disculpas, iré a ver si mi hijo continúa dormido— me levanto dispuesto a largarme del lugar —A veces se cae de la cama.

¿Qué se cree? Es un desvergonzado. Lúa y yo no somos nada, está bien. Pero, él no lo sabe, y por ello no entiendo qué busca.

Los vi hace rato en el patio, si no fuera porque anteriormente los encontré en una situación incómoda, no pensaría tan mal de él.

—Oye— me llama en el momento que me levanté del sofá —¿Es cosa mía o estás enojado conmigo?

No puede ser.

—No me gusta tu actitud— seré sincero. Entre las cosas que no soporto, está el que me quieran ver la cara de idiota —Detesto a la gente que juega en dos bandos. Quieres caer bien ante Lúa, al igual que me quieres caer bien a mí. ¿El problema? Los mecanismos que utilizas para ello.

—Entiendo— se rasca la cabeza —Está bien, lo admito. Mis métodos no han sido los mejores, pasa que estoy desesperado...— ajá —¿Quieres escuchar un consejo? Haz las cosas por ti mismo, no dependas de los demás para hacerlas.

—Iré a ver a Ra...

—¡Oye!— qué insistente —Estoy seguro de que tú y yo tuvimos una conexión— ¿Cómo fue? —Lamento que mi actitud no fuera la ideal. Juro que soy sincero cuando digo que me agradó hablar contigo, sentí que pudimos simpatizar.

—¿Cuál es tu plan?— me coloco enfrente de él —No me inspiras confianza.

—Estaba tan enfocado en conseguir un techo para dormir que no dudé un segundo en coquetearle a Lúa para que me deje quedar, y no solo eso, me aproveché del extraño fetiche que tiene con los hombres acabados de bañar para cumplir mi cometido— míralo a él, como si yo le pregunté cuál fue la táctica que utilizó —En verdad, no tengo ningún plan más que tener dónde quedarme por un tiempo. Lúa no me interesa amorosamente, yo tampoco a ella; esa fue una fase que logramos superar y créeme cuando te digo que le gustas, vi cómo te miraba cuando estaban juntos.

¿Qué le gusto?

Pff, sí, como no.

A Lúa únicamente le interesa gastarme bromas tras otras, es más, me atrevo a decir que todo lo de ella es un juego.

Un juego en el que temo caer.

Aunque... He notado un cambio inusual en su comportamiento.

Además de que no para de abrazarme, el tono en que me habla es bastante diferente al que estoy acostumbrado, me atrevo a decir que incluso más cariñoso que antes.

Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?Where stories live. Discover now