Siento que lo conozco (no tan corregido)

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Capítulo 40: Siento que lo conozco, no creo que lo que haya hecho sea tan malo como para ignorarlo.

Si nunca en tu vida has visto algo, entonces, ¿ese algo existe?

Y no, el tema religioso no tiene cabida en mi pregunta. Sino que, recorremos nuestro mundo ignorando tantas cosas que cuando las tienes enfrente, te quedas en shock.

Por ejemplo, no tenía idea de que existieran lobos que pudieran adoptar forma humana. Aunque ahora que lo pienso, fui ignorante. De algún lugar los libros debieron sacar la idea de la existencia de estas criaturas como la que tengo enfrente, este hombre es capaz de transformarse y atacarme con esos ojos juzgones que tiene.

—Te las diste de misterioso el otro día— comento mientras que ambos estamos sentados en una mesa de la cafetería. La clase puede esperar —Me hubieras dicho que te tratabas de uno de mis cuñis.

—Me sorprende que mi sobrino no me reconociera, en fin, niños— le da un sorbo a un vaso de refresco que le compré hace unos minutos.

«Si con un lobo quieres hablar, comida le has de comprar».

—Te equivocas, Ra me dijo que se trataba de ti, el punto es que no le entendí— suspiro —¿Se puede saber qué haces en mi universidad?

—Espero que no creas que te estoy siguiendo o algo por el estilo.

Demasiado tarde.

—Imri está por estos lados, vino en cuanto se enteró que estabas por aquí— advierto cruzando los brazos —Mira, él me contó que no apruebas mi relación con Ra, quiero que sepas que no me importa. ¿Estás claro?

No le mostraré mi lado tierno a este tipo, no confío en él y si Ra está en medio de la conversación, sabrá que no soy de desafiar. Soy bastante mala cuando me lo propongo.

—Mi hermano sigue teniendo los gustos bastante marcados— suspira negando con la cabeza. ¿Es en serio? —No creas que el mundo gira a tu alrededor, porque te puedes decepcionar.

—Ah no, querido— sonrío —El mundo no gira a mi alrededor, gira para mí alrededor del sol.

—Tgh— lanza una risotada —Hablo en serio, no estoy por ti.

—¿Ah, no?

—Pues no. Vine buscando a alguien, parece que me está evitando— suspira —Tendré que destruir este lugar de nuevo.

¿Cómo qué destrozar? ¿Cómo qué de nuevo?

—¿De qué estás hablando?

—Cosas de lobos.

Ay, no puede ser.

Estaba destinada a tratar directa o indirectamente con la manada de Imri. ¡Es Onil quien ha estado rompiendo las instalaciones!

Me siento indignada y al mismo tiempo agradecida.

—¿Se puede saber quién es ese alguien? Tal vez lo conozca.

—Es una mujer, tiene el cabello rojo— es un maestro con las descripciones.

—Hay mucha gente así— demasiada. El rojo está de moda, tal vez me dé un tinte —¿Y qué? ¿Por qué para ti es imposible que quiera a Ra?

—¿De verdad quieres saberlo?

—¿Tienes hambre?— la debilidad de cualquier lobo, debo aprovecharla —¡Oiga!— llamo al personal de la cafetería, ella está detrás de un mostrador —¡Prepáreme una hamburguesa, por favor!— miro a Onil por unos segundos —Que tenga doble carne y mucho queso… ¿puedes comer queso, verdad?— busqué en Internet y decía que la leche les daba diarrea a los perros.

Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?Where stories live. Discover now