Lo más horrible es estar solo por decisión propia

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Capítulo 37: Lo más horrible es estar solo por decisión propia (MIXTO)

Lúa.

Soy una mujer soltera, he estado así desde que decidí alejarme por un tiempo de las relaciones románticas. Fei en su momento no me dejó con un buen sabor de boca, por ello, opté por los romances pasajeros. Es decir: viajes y sexo sin compromisos.

Así que, ¡no entiendo por qué demonios me siento cachada!

Nunca he sido infiel, me repugna la gente así. Sin embargo, siento como si lo hubiera sido: La única pregunta que tengo es qué hace Imri aquí, ¡no comprendo!

¡Aash! A estas alturas de juego, él debe saber lo mucho que me encanta tenerlo todo bajo control, que Imri haya venido antes es malo porque me descuadra los planes y me hace formar una serie de nuevas estrategias, ¡¿Por qué es tan difícil conocerme?! ¡No es justo! ¡Estoy en medio de un colapso!, no emocional, sino enojacional.

Sí, esa palabra existe; la acabo de inventar. Ninguna era suficiente para expresar la indignación que siento.

—Amigo de Lúa— le habla a Imri con una sonrisa, este lo observa con una supuesta amabilidad que ni él mismo se cree —Mi nombre es Fei.

—Imri— corresponde el gesto con un tono serio. Nada más había que ver cómo lo miró de arriba hacia abajo en un movimiento veloz.

De acuerdo, el hombre se puso pantalones. Muy bien, ¡¿pero y la camiseta?! ¿Pa' cuándo?

—Emh...— ni siquiera sé qué decir, es más, ¿por qué estoy buscando qué decir? —Sí, vino a quedarse por unos días— río dándole pequeños golpecitos a Fei —El pobre andaba de mendigo y yo, como la buena prójima que soy, le brindé auxilio.

—Entiendo— entra con todo y niño en brazos. Imri se sienta en el sofá mientras juguetea con Ra mostrándole una sonrisa que desaparece al vernos a Fei y a mí.

Ya mejor que se deje de shows y diga que se enojó.

—Ven acá— agarro al hombre del brazo y sin prestarle atención a Imri, ambos nos encerramos en la segunda habitación. No lo volveré a meter en la mía, primero muerta —Oye— digo con los brazos cruzados. Fei, en cambio, se sienta en la cama con la pierna encima de la otra —Tienes que irte.

—¿Eh? ¿Y eso por qué?— pregunta boquiabierto —¡Dijiste que me podía quedar hasta mañana!

—Sí, eso fue lo que dije. No por ello tienes que estar metido el día entero aquí. Necesito privacidad— demando hastiada —Ve a dar una vuelta y regresa después.

—¿Y soportar los comentarios de la gente? ¡Someterse a eso es peor que todas las torturas!

—A ti nadie te mandó a ser tan arrogante.

—Lúa, por favor. No escucharé nada; mira, solo tengo que cerrar la puerta y ¡puf!, no oigo nada.

—Fei...

—¿Eh? ¡¿Estás hablando conmigo?! ¡No te escucho!

—¡Oye!

—Es más, cierra la puerta con seguro. Con eso tendrás claro que no voy a husmear en tu conversación con el papá de Ra. ¿De acuerdo? ¿Qué tal?

¿Ya qué? De todos modos se irá mañana.

—Si de alguna manera te veo escuchando lo que no debes, serás hombre muerto— advierto alejándome —Oh, y si por casualidad, no sé, ocurre un incendio o catástrofe natural: sal por la ventana— culmino cerrando.

—¡Espera!, ¿por qué habría un incendio?— no respondí su pregunta.

Estaba tan distraída con Ra, que había dejado varios aspectos de mi vida a un lado. Con la llegada de Fei, y su descarado (pero casi logrado), intento de seducirme. En mí despertó el deseo sexual que mi faceta materna, durmió por un rato. Sin embargo, otro detalle:

Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?Where stories live. Discover now