Lilly está ordenando sus cosas, su turno termina y en reemplazo queda otra enfermera con muchos más años que ella.

—¡Lilly! —la llamo.

—Emily, ¿cómo es que estas afuera?, la Doctora no quiere verte merodeando en los pasillos.

—Lo sé, lo sé, sólo necesito saber de Winnie, ¿sigue bien?

—Pero si tú misma la viste.

—Sí, pero digamos que ....

—No le agrado tu visita ¿cierto?

—Algo así —me encojo de hombros.

—Sigue bien, está cansada y no puede recordar lo que sucedió, le han dado algunos medicamentos y una enfermera se quedará vigilando su habitación esta noche.

Suspiro, eso es todo lo que necesitaba, que Winnie tenga protección.

—Gracias.

—De nada, ahora dime —frunce el ceño. —¿Qué fue lo que paso con Cassey?

—Ah... nada importante.

De qué me sirve mentir si ella debe saber que quedó herida. Es una enfermera ¿no?

—¿Nada importante? —levanta una ceja.

—Solo hice lo que tenía que hacer.

—Fue por Winnie ¿cierto? ¿Crees que ella lo hizo?

—No lo creo, lo sé. Sé que fue ella.

—Hmm... —me mira pensativa. —¿Qué razones tendría Cassey para hacerle daño a Winnie?, no me parece lógico.

¿Lógico?, la lógica no se aplica a personas encerradas en un psiquiátrico.

—Lo que no parece lógico es que tú le estés buscando una razón para hacerlo.

Frunce el ceño. — ¿Qué?

—Estamos dementes, ¿Lo recuerdas? —digo como si fuera obvio.

—Vale —rueda los ojos —pero, aun así, Cassey me parece una chica sensata y buena, no entiendo porque ella le podría hacer daño a Winnie.

¡Ah no!, primero Colton llamándola "Pobre chica" y ahora Lilly diciendo que es una chica "Sensata y buena" ¿Que falta ahora?, ¿que digan que también es virgen y pura?

—Sabes, siempre que intento tener una conversación normal contigo, terminas dándome un jodido dolor de cabeza.

Frunce el ceño, me doy media vuelta y me marcho.

De qué me sirve intentar hablar con Lilly si la defenderá. Cassey tiene una reputación hecha, una que la defiende del tipo de cosas que yo diría contra ella. Ahora entiendo porque los demás creen que ella es la víctima de todo esto.

Me quedo dormida bajo los mismos sueños que he estado teniendo, el recuerdo de cuando se llevaron a mi hermano.

Ya en la mañana me levanto a tomar mi asqueroso desayuno y cuando llega la hora voy a asear el baño del pabellón de hombres. Termino de limpiar dos horas antes, usando mi don. Aunque siento un horrible dolor de cabeza, como siempre, usar mucha telequinesis agota. Me quedan dos horas más por cumplir, así que me dirijo a la recepción.

—¡Oh!, Emily, veo que terminaste rápido —me sonríe la recepcionista al verme.

—Cada día me supero —le devuelvo la sonrisa.

—Eso esta super —intenta imitar mi tono de voz, pero no le funciona —llamaré a los guardias para que te regresen a tu pabellón.

Coge el teléfono.

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora