12: Reencuentro

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¿Qué es esto? ¿Cómo es posible que en un segundo él me haya pasado y yo no me di cuenta? No, definitivamente hubo más tiempo, debe, pero ¿por qué no lo sentí así? Fue como quedarme vacía junto a mis pensamientos y nada más, como una pausa a control remoto...

—¿Qué tipo de truco fue ese? —pregunté profundamente asombrada, definitivamente sorprendida por lo inesperado que fue eso y lo inexplicable.

—¿Por qué habría de revelar mis cartas? —dijo el alienígena a la par que tomaba impulso y comenzaba a escapar saltando de un lado a otro.

—¡No te lo permitiré!, ¡POD!

Llamé a mi POD para que me ayudase a alcanzarlo, pero ya no había robot que siguiera mis ordenes, solo una mezcla de piezas retorcidas y abolladas haciendo corto circuito en el suelo fue lo único que respondió. ¡Ese maldito lo destruyó! ¡Lo haré pagar!

Soy consciente que no lo alcanzaré, pero no voy a detenerme, así pues, corro todo lo que puedo a la máxima potencia que mi cuerpo mecánico puede dar, exigiendo más velocidad una y otra vez en mi mente.

Me he tropezado, trastabillado, he hecho que haya más metros de distancia. ¡¿Por qué soy tan inútil?! Sí tuviera al POD aun, podría hacer algo, pero dejé que lo destruyeran ¡y ni me di cuenta!; con 9S aquí podríamos hacer algo, pero le hice daño y lo dejé ir. Sí tan solo yo fuese más fuerte, aquella vez él no habría perdido su cuerpo y esto no hubiese sucedido; pude haber hecho algo mejor para pelear contra el alienígena, pero soy débil... ¡Todo se reduce mí!

Akina llora extendiendo sus brazos hacia mi a la par que lucha infructíferamente contra la presión del tentáculo biónico que la aprieta sin compadecerse ni un poco. ¿Cómo puede ese hijo de puta hacer eso sin sentir pena? Ella es... tan frágil, delicada... y el la retiene con tanta fuerza, como si quisiera matarla partiéndola en dos ¡Él no puede hacer eso! ¿Es que acaso no la ve cómo sufre?

He vuelto a tropezar, he caído... No, no, no... ¡se están alejando demasiado y no podré alcanzarlos! ¡Levanta, levántate 2B!

Me deslizo por las dunas del desierto intentando ayudarme con lo que sea para alcanzar a Akina, pero es inútil, ni la gravedad va a servir, él es demasiado rápido.

Fui rápida, eso antes de conocerle y verle correr; De las mejores en el combate cuerpo a cuerpo soy, hasta que él me derrotó y quedé como la más fuerte del pasado; Soy la punta en tecnología, hasta que él, siendo un ser vivo, pudo dejarme en ridículo con su tecnología alienígena avanzada. Me siento inferior, celosa, con furia, indignación... No lo sé. Una cosa es segura para aquellos como yo: sabemos que siempre hay alguien más fuerte y/o inteligente que nosotros, y en un principio somos conscientes de ello y nunca nos confiamos de nuestra fuerza hasta que, sin darnos cuenta, bajamos la guardia y no nos enteramos hasta que alguien más fuerte nos toma desprevenidos.

¿Qué esperanza me queda en este momento? No tengo ayuda y no puedo pedirla, mucho menos puedo hacer algo por mi misma. Mi equipo es insuficiente por mi falta de preparación; mi estúpido ego silencioso en acción me impidió prepararme.

Debo... darme por vencida.

***

La tristeza inevitable producto de la perdida de algo querido y la impotencia del ser débil que es incapaz de evitar algo malo, produce en 2B algo que muy pocas veces en su tiempo de existencia experimentó: lágrimas. Parada en las dunas del desierto, aceptando de mala gana una realidad que aborrece, a través de su visor en forma de venda negra lloró, y no pudo disimular su debilidad. Las lagrimas formaron riachuelos, testigos también del arrebatamiento de una dulce y pequeña criatura humana, escena símil al arrebatamiento de un dulce a un bebe. Incrementándose en su ser el desconsuelo de manera inversamente proporcional al desvanecimiento de la esperanza. Su armadura emocional se resquebrajó, se partió, se quebrantó y las fuerzas le abandonaron. Cayó de rodillas mientras que lloraba desconsoladamente, abatida, derrotada por primera vez de forma humillante y con un gran margen de diferencia de poder.

NieR: Automata - Línea Sucesora SupervivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora