▵ʈhɘ fɑmıʟʏ Jɘoɴ Pɑrĸ▵ ĸooĸmıɴ

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Todos en aquel centro comercial observaban al hijo del famoso empresario Park caminar de aquí para allá en busca de algo que nadie sabía que era.

Esa mañana, cuando Jimin llegó a la empresa de su padre, accidentalmente se le calló su celular cuando subía las escaleras, obviamente el móvil no sobrevivió, por lo que pidió ese día libre para comprar otro.

Pero nunca se imaginó tardar tanto en comprar un celular nuevo, era como si dios dijera "hoy es tu día de mala suerte" porque en todas las tiendas de tecnología o de líneas telefónicas a las que llegó no se encontraba el celular que él quería.

Desde hace unos días miró un celular muy práctico en un anunció en la calle, pero resultó que ese celular se agotó en tan poco tiempo.

—Jimin, calmate. Tienes que tener paciencia, por el momento puedes comprar un celular cualquiera y después comprarte el que quieres... pero eso sería un malgasto de dinero— hablaba consigo mismo hasta que se decidió a ir a la última tienda del centro comercial

Tenía un poco de fe en encontrar aquel tan querido celular ahí, si no compraría el que sea y se acabó. Al entrar a la tienda, observó el móvil que quería en el mostrador.

—¡Disculpa, ¿me puedes vender esté celular?! —gritó llamando la atención de los trabajadores y de los clientes

—Perdóneme, señor, pero tiene que tomar turno— dijo amablemente una empleada de la tienda sin saber quién era aquel peli-morado

—Pero me lo puede guardar, ¿por favor? —pidió uniendo sus manos en modo de suplica

—Lo sentimos mucho, señor, pero tiene que hacer una cita para apartar algún aparato— dijo aquella chica

Un señor se acercó a la linda mujer jalándola del brazo apartándola de Jimin quien miraba aquel aparato con decepción, estaba seguro que alguien lo compraría antes que él.

—¡¿Estás loca?! ¡es Park Jimin, hijo del socio de nuestro jefe! —le reclamó con un poco de miedo aquel señor— ¡vendele ese celular sin importar que no tome turno, rápido! —la empujó delicadamente para que se acercara nuevamente al peli-morado

—Uhm, disculpe... mi jefe me dijo que si le puedo vender el celular, solo necesito su nombre completo para hacer todo el procedimiento y darle la garantía— pidió la chica amablemente

—¡¿En serio?! ¡muchas gracias, me llamo Park Jimin! —dijo emocionado

Después de unos largos minutos, todo aquel papeleo se realizó con éxito y le entregaron su nuevo móvil felicitándolo por tener un descuento de la tienda de un 40% por ser hijo de uno de los socios, aunque él ni sabía que su padre era uno de los socios de esa tienda, pero estaba bien con eso.

—No me esperaba el descuento, pero estoy satisfecho— se dijo a sí mismo caminando hacía el estacionamiento

Al llegar a su casa, pudo divisar a su esposo en la cocina por lo que caminó lo más sigiloso que pudo para abrazarlo por la espalda.

—¡Hola~! —gritó al momento de abrazarlo

—Amor, ¿qué haces en casa tan temprano? —cuestionó el pelinegro cocinando unas pechugas rellenas

—Me dieron el día porque se me descompuso el celular y ¡mira! —sacó su celular enseñándoselo a su amado con una enorme sonrisa

—¡Es el que querías! —dijo sorprendido— está muy bonito —apagó la estufa tomando el celular entre sus manos

—¡Lo sé! ¿pero sabes qué es lo más interesante? —preguntó con una sonrisa

—¿Qué? —

—¡Me dieron el 40% de descuento por ser hijo de uno de los socios de la tienda! —chilló emocionado

—¿Eso no va contra las reglas? —preguntó confundido

—No sé, pero yo no sabía que mi papá era socio de esa tienda, por lo menor me hicieron un buen descuento— asintió orgulloso de ser un Park

—Ay, Mochi— el pelinegro negó con la cabeza soltando una ligera carcajada

Los esposos se abrazaron dándose piquitos de cariño, poco después bajaron J y Jungwon para unirse a la sesión de mimos.

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