Conan

Me levanté extrañado; fue ahí cuando note que mi toalla que debería estar atada en la cintura terminó en el suelo.

—Oh, mierda. —exclamé tomando rápidamente la toalla y adentrándome a mi cuarto.

Resoplé un poco avergonzado empezando a vestirme recordando la orden de mi esposa.

Ven a casa de Toyama-san a pintar.

Una risa se me escapó al sentir un anhelo, la extrañaba demasiado.

Busca ropa vieja que no importe si se manche y trae ropa de baño.

—Bueno, es una orden. —reí entretenido antes de darme prisa.

 —reí entretenido antes de darme prisa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Unas horas más tarde

—¿Cómo crees que se encuentra? —una joven escuchó a Heizo Hattori.

—Vi a Edogawa-kun, Kazuha-chan e incluso a Hakuba-kun llevar a esa chica a una de las habitaciones, se veía bastante cansada. —explicó preocupada Shizuka, la madre de Heiji. —Se veía muy pálida. —concluyó la mujer.

—Probablemente es por el juicio. —comentó frunciendo el ceño el hombre. 

—¿Jui…? —trató de preguntar la mujer, pero un extraño sonido llamó su atención.

Ambos voltearon viendo a una adolescente de cabello revuelto oscuro y ojos azules. —Emm, dis-disculpen vine a buscar a He… Hattori… Hattori-kun, ya sabe jejejeje —rio nerviosa. —Debería estar ayudándonos. 

—Oh, debe estar en su cuarto. —le respondió amable Shizuka, la madre de Hattori.

—Muchas gracias. —le respondió con una gran sonrisa antes de irse a subir las escaleras, sin recordar que Aoko no debería saber cual es la habitación de Heiji.

—No, no. —se escuchó una voz histérica tras una puerta. 

La chica empujó de una patada la puerta abriéndola de golpe; el moreno dio un brinco tirando un montón de papeles. Se dio la vuelta aún asustado al ver a la chica se tranquiliza.

—¿Kazuha? —preguntó en duda.

—¡¿A quién esperabas, idiota?! —reprochó la joven cerrando la puerta con el ceño fruncido.

—Oh, bueno. —empezó a reír por los nervios. —¿Qué haces aquí? 

—¡¿Cómo que por que?! Hace dos horas te esperamos para que nos ayudes. —le reprochó cruzándose de hombros.

—¿Eh? ¿Ya han pasado dos horas? —preguntó asombrado.

Kazuha entrecerro los ojos irritada ante tales palabras. —¿Qué te tiene tan distraído hoy? —preguntó molesta. —Ni siquiera… —murmuró con las mejillas rojas.

¡¿Quién eres!?Where stories live. Discover now