Día 14 : Cambio de papeles

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Era un día normal como cualquier otro, Akashi había invitado a Atsushi a merendar en su mansión en Kioto. El pelivioleta había aceptado sin pensarlo, su emoción le brotaba por sus poros. Ver a un chico tan alto e intimidante dando saltitos de felicidad por la calle no era muy normal.

Al llegar a la mansión toco el timbre y las mucamas lo hicieron pasar y lo guiaron a la habitación de Akashi.

-Atsushi, Hola.- dijo el pelifresa con una sonrisa coqueta y sensual.

Atsushi se sonrojo y al caminar tan rápido por los nervios se cayo frente al pelifresa. Sus ojos violetas se comenzaron a llenar de lágrimas, parecía un pequeño niño.
Seijuro se acerco hasta el y le tendió la mano como todo un caballero.

-Un príncipe...- susurro inconscientemente el pelilila.

El rostro de sorpresa de Akashi lo hizo caer en lo que había soltado sin querer. Su sonrojo competía contra el color del cabello de Akashi.
Murasakibara se sentía un tonto, pero aquellas inocentes acciones le encantaron a Akashi.

-Soy lo que quieras, Atsushi.- dijo sonriendo y acercándose sigilosamente como un león a su presa.-Pero entonces vos vas a ser mi princesa.- dijo tocando la punta de la nariz del menor con su dedo índice.

Atsushi se sonrojo, bajo su vista y dio un leve asentimiento. Akashi sonrío satisfecho.
Ayudo a Atsushi a pararse y lo guio a la cama donde le ordenó que se siente.
Luego se dirigió a la puerta y puso seguro en ella. Eran lo opuesto, Atsushi un angelito inocente y tierno. Akashi un demonio pervertido y lujurioso.

Atsushi no entendía que le generaban los besos de Akashi en su cuello, solo sabía que lo llevaban a otro mundo. Gimió al sentir la lengua del pelifresa en su pezón rosado. ¿Cuándo se había sacado la remera y el pantalón? Ni lo sabía y poco le importaba en aquel momento.
Akashi era hábil, volvía un manojo de jadeos y gemidos a aquel enorme pero inocente chico de pelo violeta.

-A-Aka-chin...- dijo jadeando al sentir como su rota interior era removida.

-Seijuro.- dijo Akashi, mientras dejaba marcas por todo el cuello y torso del pelivioleta.

-Mmm Se-Sei-chin...- jadeo al sentir como Akashi estimulaba su pezón derecho con la boca, su miembro con la mano derecha y su entrada estaba recibiendo caricias por la mano izquierda de Seijuro.

Akashi miro a Atsushi, era tan lindo aquel ser que poseía. Chupo sus dedos y sin esperar mucho metió el primer dígito en el interior de Atsushi.

-S-Sei-chin- gimió asustado Atsushi.

Akashi comenzó a besar a Atsushi para así distraerlo del dolor.
Paso de tener un dedo de Akashi a tener cuatro dentro de su entrada "virgen". Le dolía un poco, pero ya comenzaba a agradarle aquella sensación de éxtasis.

Sin esperar más tiempo, Akashi se posicionó entre las piernas del más alto y comenzó a penetrarlo lentamente, prestando suma atención a las muecas del más alto.

Había aguantado lo más que pudo, sabía que esa tarde se gasto todo el autocontrol de su vida. Pero valía la pena, ya que Atsushi había sufrido lo justo y necesario.
Las embestidas subían de nivel a cada segundo, rápidamente se hicieron frenéticas, salvajes.

-Ahhh, S-SeiMMMM du-duele- gritaba Atsushi, con sus ojitos entrecerrados y nublados por las lágrimas acumuladas.

El vaivén los llevaba al cielo, a ambos. Atsushi sentía como "ese" lugar dentro de el era tocado a la perfección por el fibroso, venoso y grande pene de Akashi. Mientras que el pelifresa sentía como el interior de Atsushi le asfixiaba el pene deliciosamente.

Unas últimas tres embestidas y se corrieron a la vez. Akashi dentro de Atsushi y el pelivioleta en su pecho.
Akashi cayó arriba de Atsushi, comenzaron a respirar calmados para regularizar sus respiraciones.

Cuando se calmaron ambos, se miraron a los ojos, Atsushi se sonrojo demasiado mientras Akashi sonrío y dejo un beso en la mejilla del más alto mientras llevaba un mechón de cabello violeta hacia atrás de la oreja de Atsushi.

-Hagámoslo de nuevo, Atsushi.- dijo comenzando un beso sin esperar respuesta del menor.

Extra.

-Te lo dije, Rosa. Estos niños están destinados.- dijo una mucama pelirroja.

-Tenías razón Mirtha, tenías razón.- dijo otra mucama pelinegra, mientras volvía a apoyar su oreja a la puerta de la habitación de Seijuro.

•°30 Días de Otp°• ∆MuraAka∆Where stories live. Discover now