9. Flores y citas de perros parte I

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-¿Qué vamos a hacer con el cuerpo?

Lila se asoma detrás de sus manos que estaban cubriendo sus ojos.

-No lo sé, ¿lanzarlo al océano?

-Su madre nos va a matar.

-Nadie nos va a matar -les aseguro - si somos lo suficientemente rápidos.

Mi padre, Lila y yo nos apresuramos a movernos alrededor del cuerpo tirado en el jardín junto a los rosales de mamá. Con suerte, todavía estará en la librería de la madre de Cress y no volverá a casa sin su dosis de cafeína y chisme.

Pongo las manos en mi cadera y suspiro. Hoy hace demasiado sol y ni siquiera la gorra en mi cabeza puede hacer algo al respecto con la luz en mis ojos. De seguro se me pondrá la nariz roja.

-¿Y bien? Levántenlo.

-¿Nosotros? Fuiste tú la culpable.

-¡No sabía que papá era tan gallina!

Ahora mi padre es el ofendido. Se levanta de la hamaca blanca colgada entre dos árboles y nos señala a ambas.

-¡Me estaba atacando! Solo me defendí.

Lila se echa a reír -. Le pegaste con la pala favorita de mamá y alguien tendrá que decírselo. ¡Sorpresa! No seré yo.

Papá coloca ambas manos sobre su cabeza.

-Nadie le va a decir nada a su madre. Esto nunca sucedió, ¿vale? Diremos que fue Arcoíris.

Y como si tuviera activado su sentido perruno y nos entendiera -que juro que sí lo hace - Arcoíris sale corriendo y ladrando al jardín, sus patas delanteras chocan con el pecho de mi padre y lo lanzan al pasto.

-Uhh -Lila hace un sonido de dolor.

Me encojo de hombros -. No debiste meterte con él, papi.

-¿Qué diablos, Arcoíris? -le pregunta, sosteniendo su espalda mientras se levanta. Al obtener tantos golpes me sorprende que mi padre siga en una sola pieza. De pronto, un ladrido nos hace detenernos a los tres, seguido de la lengua de mi perro sobresaliendo de su lugar, y solo hace eso cuando acaba de comer.

Observo el pasto con detenimiento.

Por Lady Gaga, mi perro se comió al cadáver.

Bueno, el cadáver del pobre bicho que casi pica a mi padre y, según él, lo asesina.
Ni siquiera es alérgico o algo así, solo dramático.

-¿Ustedes vieron eso? -dice Lila, pasmada.

-Sip.

Mi padre asiente. No se tarda ni en segundo en empezar a acariciar el perro como si este acabara de atrapar al ladrón más buscado del país, y Arcoíris como el mimado que es, mueve su cola negra sin parar.

-¡Buen chico! Salvando a tu abuelo, así se hace.

-¿Qué están haciendo todos en el jardín? -dice la voz de mi madre desde la puerta corrediza.

Mi padre lanza la pala con la que había estado espantando al bicho contra el rincón, Lila se pone recta como si fuera un militar, Arcoíris deja de ladrar y se sienta, y yo recojo la manguera manteniendo mi cara de póker.

-Agua.

Mi madre enarca la ceja, confusa -. ¿Agua?

-Estábamos... eh... regando las plantas.

-Pero ya las regué esta mañana.

-Nunca es demasiado tarde para otro baño, mamá, con este sol se van a morir.

Entre besos y olas✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora