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Jungkook despertó de un muy buen animo durante los próximos dos días y se sentía listo para ir a la universidad.

Su fin de semana había sido más que increíble luego de dormir con el corazón en tranquilidad la noche del viernes. El sábado por la mañana se había encontrado con Hoseok quien le había informado, durante el desayuno, que había regresado a las seis de la mañana con Yoongi y que incluso el mayor se había quedado dormido un par de horas en su habitación, pero que se había retirado en cuanto había despertado para no incomodar a Jeon. Durante la tarde se dedicó a perfeccionar su proyecto y en la noche vio un par de películas en compañía de Hoseok.

El domingo, por ratos mensajeándose con Taehyung, Jungkook se decantó por comprarse un libro acerca de historia, por mera curiosidad y se había sentado fuera del edificio. Pasó una larga hora hasta que, de pronto, Nari apareció en su campo de visión con su madre al lado. Ella le había dicho, orgullosamente, que le faltaban mil wons para poder comprarse su bambú y Jungkook se sentía tan contento, tan ajeno a la vida, pero tan dentro de ella, que le obsequió esos últimos wons.

La sonrisa que recibió de la niña y las múltiples reverencias que le obsequió hizo a Jungkook sentirse más contento. Su madre le agradeció con suavidad antes de continuar su camino con su hija.

Así que, lunes por la mañana, se sentía demasiado optimista acerca de esa semana. Hoseok salió antes que él del apartamento porque tenía que reunirse con compañeros para trabajar en una investigación y Jungkook se despidió de él mientras se dedicaba a prepararse para la universidad.

En cuanto entró al recinto, fue ignorado, lo que no le sorprendió (y hasta agradeció), porque la gente estaba más concentrada en hablar sobre la grandiosa fiesta de Jackson Wang y no de él.

Esperando encontrarse con Taehyung le envió un mensaje para saber donde estaba. La respuesta fue que llegaría dos horas más tarde porque su primera clase había sido cancelada. Jungkook no pudo evitar un puchero.

Tomó una mesa cerca de la cafetería, rodeada de dos árboles delgados y no tan grandes, pero que ofrecían buena sombra (aunque el sol mañanero no fuese molesto) con sus abundantes hojas y abrió su libro de historia porque, gracias a su responsabilidad, se encontraba exento de documentos pendientes que leer.

Tan atrapado estaba en la lectura que ni siquiera se dio cuenta cuando una mochila cayó encima de su mesa, frente a él y alzó la vista un tanto asustado hasta que se encontró con Jimin con el cabello desordenado y un rostro poco amigable.

— Hey —saludó pasando una mano entre sus mechones para arreglarse un poco.

— Hey, te ves...

— Me desperté tarde —Jimin lo detuvo justo a tiempo agitando ambas manos frente a su rostro y Jungkook le sacó la lengua.

— Te ves del asco —terminó diciendo y Jimin bufó antes de romper una bolsa de frituras de la cual Jungkook no se había percatado para comenzar a comer.

Sabía de antemano que aquello no era un buen desayuno, pero suponía que Jimin ya estaba lo suficientemente grande para saberlo también, así que se ahorró el comentario y la mesa quedó en un silencio un tanto extraño.

Era típico entre ellos y, generalmente, era Taehyung el que solía romperlos empezando una conversación en la cual podían participar los tres, pero ante su ausencia... Jungkook se vio obligado a hacerlo porque Jimin solo estaba comiendo sus frituras mientras miraba a los alumnos moverse por el campus.

— ¿Y Soojin?

Jimin detuvo sus movimientos con una fritura cerca de su boca abierta antes de mirar a Jungkook.

¿Cómo ser un buen novio? ♥️  𝕋𝕒𝕖𝕂𝕠𝕠𝕜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora