Capítulo 24

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-¿Disculpe? -Pregunté, parando el llanto en seco.

-Llevo demasiado tiempo aquí, os conozco a todos a la perfección. Es imposible ocultarme nada, aunque creáis lo contrario.

Agaché la cabeza, avergonzada. No sabía muy bien qué estaba pasando ni cómo había acabado sentada en un banco de madrugada, junto al comandante Erwin, descalza y con un vacío enorme en el pecho. Sin embargo, sentía que, en un momento como este, no podría estar con una mejor compañía. Me sentí mal por todas las veces que me había metido en problemas y tuvo que verse obligado a echarme una gran reprimenda para que ahora estuviera consolándome por haber metido la pata hasta el fondo.

-Cassandra, -y por primera vez, me llamó sólo por mi nombre- quizás no debería meterme donde no me llaman...

-Comandante, -le interrumpí- le juro que lo que siento por el capitán Levi es real.

Me dedicó una tierna mirada.

-A mí no tienes nada que jurarme, Cassandra, sólo a él si lo crees conveniente.

-He salido corriendo de su habitación. No sé qué hacer, ni cómo tratar con él, sólo le incito a hacer cosas que no quiere y me siento terriblemente mal por ello, pero no sé de qué otra forma actuar, no sé si seré capaz de complacerle de otra forma, no sé...

El comandante Erwin me interrumpió poniéndome de nuevo una mano sobre el hombro para intentar tranquilizarme.

-¿Y si él no está enamorado de mí como dice?

Se echó a reír, enternecido por mis palabras.

-Cassandra, ¿sabes quién dejó que robárais las botellas de vino de la bodega en la fiesta de bienvenida a los nuevos reclutas?

Me quité las manos de la cara para mirarle y entender qué era lo que me estaba diciendo. Él siguió hablando.

-¿Y sabes quién dejó que te libraras de la multa por disturbios con la que quería sancionarte seriamente la policía militar? ¿o quién le pide a las cocineras que dejen comida en la despensa para que la encuentres de noche aunque no esté de acuerdo en que hagas eso? ¿Sabes quién se asegura de que haya flores en el jarrón de tu mesa de la enfermería? O incluso, ¿sabes quién está cuidando constantemente de ti sin que tú ni siquiera lo sepas?

Lo entendí. Entendí que Levi demostraba su amor por mí a través de muchos actos de los cuales yo no era consciente o no podía serlo. Entendí que lo suyo no eran las palabras, sino las acciones, y entendí que todo siempre me saliera bien no era cuestión de suerte, sino que siempre hubo alguien moviendo los hilos para que así sucediera.

El comandante continuó hablando.

-Empecé a saberlo todo la noche de la fiesta en la ciudad. Levi comentó que estabas ausente por una urgencia médica, pero cuando pasé por la enfermería, no había absolutamente nadie. Después, intenté sonsacarle información y el motivo de por qué te había encubierto, pero no me dijo nada por mucho que insistí, y terminó molesto conmigo. Varios soldados se quejaron de que estaba siendo muy duro con ellos en los entrenamientos, así que confirmé entonces que algo no iba bien. Levi no suele pasar tiempo en su habitación, pero últimamente no hacía otra cosa que encerrarse a leer y salir por las noches, cuando todos dormíamos.

No podía dejar de oír las palabras del comandante, pero era incapaz de articular las mías propias para responderle a todo lo que me estaba confesando. Así que, sin dejar de mirarle, seguí escuchándole atentamente.

-Le noté distraído, mucho más irritado de lo normal. Producto de no saber de qué forma gestionar sus sentimientos, pensé. Como ya he dicho, es imposible ocultarme nada, así que una noche le intercepté por el pasillo y le pedí que me explicara qué era lo que le estaba sucediendo. Y entonces, fue cuando de su boca lo único que salieron fueron dos palabras: tu nombre y tu apellido.

No fui capaz de volver a contener las lágrimas. Me apreté con fuerza la tela de mi falda.

-Cassandra, sé que el capitán Levi puede llegar a ser una persona muy difícil de tratar, pero lo único que ambos necesitáis es paciencia. Ha sufrido mucho y ha habido mucha gente que le ha roto el corazón, y yo, incluso, he contribuido en eso.

Le miré con el ceño fruncido.

-¿Quiere decir que el capitán Levi y usted...? -Pregunté, acompañando mi genuino interés con un movimiento de mano.

-Esa historia la dejaremos para otro día, ¿de acuerdo? -Me interrumpió antes de que pudiera terminar mi pregunta.

Sonrió y logró sacarme una pequeña sonrisa a mí también.

-¿Lo tienes claro, Cassandra?

Le dediqué una mirada sincera, con la que mis ojos le dieron la respuesta antes que mis propias palabras.

-Lo tengo claro, comandante.

-No te des por vencida si es lo que de verdad deseas. Respetaos, escuchad lo que cada uno quiere decirle al otro. No tengas prisa. Cuidaos y quereos como sé que ambos os merecéis.

Puse mis manos sobre las del comandante con un gesto íntimo.

-No sé cómo agradecerle sus palabras. -Dije.

-Empieza por solucionar este inconveniente. Búscale y habla con él. Permitidme un respiro de todo este asunto, tengo muchos asuntos que atender.

Me eché a reír, con los ojos cansados de llorar. Nos levantamos del banco y salí corriendo hacia el interior del edificio de las habitaciones en busca de Levi.

Ahora lo tenía claro. Mi camino sólo tenía un destino y era el de estar con él. Comprendí como todo este tiempo ha estado cuidando de mí, que el amor es capaz de manifestarse de millones de formas diferentes y que no se parecía a lo que yo creía que en un principio debía de serlo. Me sentía hechizada, envenenada por él, deseosa de poder demostrarle que yo también sabré cuidar de él y que no habrá nada que pueda separarnos más que la muerte. El nudo en la garganta había pasado a convertirse en una mezcla de sentimientos eufóricos y me moría por volver a verle, aunque sólo hubiéramos estado separados apenas unas horas.

Sólo quería disculparme, darle las gracias por cuidar de mí y jurarnos protección y amor eterno bajo la luz de la luna de aquella fría noche, pero cuando llegué a su habitación y abrí la puerta no le encontré, y la luz de la lámpara de aceite estaba apagada.

Entonces, pensé en que quizás ya era tarde.

𝐈𝐍𝐃𝐎𝐌𝐀𝐁𝐋𝐄 ·ʟᴇᴠɪ x ᴏᴄ·Where stories live. Discover now