Capítulo 3

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Durante la cena, Connie, Sasha y yo estuvimos repasando el plan de fuga a la ciudad para colarnos en la fiesta. Cuando todos lo tuvimos claro, cada uno se fue hacia su habitación con normalidad y sin levantar sospechas, a medianoche nos encontraríamos en el patio principal. La ciudad no quedaba lejos, así que no hacía falta tomar prestados ni caballo ni carruaje, y eso nos evitaría problemas de más.

Abrí mi armario mientras buscaba un vestido hasta la rodilla de color blanco ceñido en el pecho, con vuelo en la falda y de tirantes anchos que juraría haber visto colgado en una percha hace un par de días. Mientras me cambiaba de ropa pensaba en Hitch, a quien no había visto en todo el día y quien probablemente seguía con su faena en los almacenes. Ojalá pudiera venir con nosotros.

Cuando fue la hora, me puse el abrigo y salí con normalidad de mi habitación. Me reuní con los demás en el lugar donde habíamos acordado y llevamos a cabo el plan de escape según lo habíamos trazado. Coser y cantar.

Aquella noche hacía algo de frío, pero me libré de mi abrigo en cuanto puse un pie en la calle. Cuando estuvimos lo suficientemente lejos, salimos corriendo de callejón en callejón ocultos bajo las sombras hasta comenzar a mezclarnos con los invitados de la fiesta que se dirigían hacia el edificio donde se celebraba. Nos infiltramos sin problemas, con naturalidad. Los tres sabíamos disimular muy bien, hacíamos buen equipo.

El ambiente estaba animado, comenzamos a escuchar la música. Bebimos y reímos. La noche estaba preciosa, perfecta para disfrutarla tal y como lo estábamos haciendo. Las luces que iluminaban la sala de baile daban vueltas a mi alrededor mientras yo bailaba de aquí para allá, con mi larga melena flotando en el aire y mis pies casi sin tocar el suelo. Me sentía libre, aunque fuese mentira. Rebelde, como siempre había sido y seré, plenamente feliz durante un solo momento.

Pasaron minutos, o tal vez horas, incluso puede que fueran solo un par de segundos, o tal vez todo aquello se trató de un simple sueño... no lo sé. Eran las tantas de la madrugada. Miré a mi alrededor mientras intentaba encontrar a Connie y a Sasha entre tanta gente moviéndose a la vez, pero solo veía manchas borrosas y luces de colores que me impedían identificar los rostros. Me dirigí hacia la puerta principal, sumida en un profundo dolor de cabeza por culpa de la música alta y las luces parpadeando.

Fue entonces cuando me percaté de su presencia. Estaba siendo observada por alguien.

No fueron imaginaciones mías. La sombra que vi moverse rápidamente por el rabillo del ojo en cuanto abrí la puerta no fue una invención de mi subconsciente, realmente me di cuenta de que él estaba allí, camuflado entre la oscuridad de la noche. Sonreí.

De pie, con la mirada al frente y con la brisa nocturna enfriándome el sudor de la nuca, tomé aire.

-Eso de espiar no está muy bien que digamos, aunque tampoco soy la más indicada para hablar. Si no guardas reposo, la herida del costado no te sanará jamás.

Me escuchó perfectamente, no dijo nada. Después de soltar aquellas palabras, me giré y de nuevo entré en el edificio en busca de mis amigos. La sorpresa llegó cuando les encontré... junto a dos guardias. Nos habían pillado.

Retrocedí un par de pasos, por suerte, no me habían visto. Vaya, ahora entiendo qué hacía Levi allí, se habían dado cuenta de que nos habíamos escapado. Maldije entre dientes. No me quedó otra que echar a correr sin perderlos de vista hasta llegar a un rincón en el que pudiera esconderme. No sé qué hora era, pero estaba amaneciendo.

Me sentí impotente por mis amigos, triste. Nos iba a caer un buen castigo, pero seguro que a ellos les afectará más que a mí, que ya todo me da igual. Me escondí detrás de una mesa, el salón comenzó a quedarse vacío. La música cesó, las luces se apagaron. La fiesta había terminado para todos. Yo, mientras tanto, me encogí y mientras apoyaba la cara en mis rodillas intenté pensar lo más rápido que pude en un plan para volver a mi habitación sin levantar sospechas de que me había escapado. Lo único que se me pasó por la cabeza fue salir corriendo lo más rápido que pudiera y llegar antes que los guardias que habían capturado a mis amigos. Así lo hice, atajando por callejuelas para evitar ser vista por nadie. Afortunadamente, encontré mi abrigo tirado en el suelo en el mismo lugar donde lo dejé. Me lo puse apresuradamente y sonreí, poder esconder la ropa de fiesta que llevaba puesta me daría puntos para aparentar ser inocente. Entré por la puerta trasera y cuando salí al primer pasillo intenté disimular que, simplemente, pasaba por allí. Por mi parte, el plan había salido bien.

Se me borró la sonrisa de la cara en cuanto al girar una esquina me encontré de bruces con el comandante Erwin y los dos soldados que habían pillado a mis amigos en la fiesta.

-Cassandra Bennet. -Dijo, mirándome con dureza.

-Comandante Smith. -Saludé, elevando las cejas.

-Ha llegado a mis odios que tanto la señorita Blouse, como Springer y tú os habéis escapado esta noche para asistir a una fiesta a la cual no teníais ningún tipo de permiso para asistir.

Fruncí el ceño. Él continuó hablando.

-Dimos una orden de registrar las habitaciones y no estabas en la tuya. Lo preguntaré una sola vez, Bennet, y espero que digas la verdad, puesto que cuanto más mientas, peor será el castigo. ¿Asististe a la fiesta?

"Piensa rápido, Cassie. Lo que sea, cualquier excusa..."

-Estaba conmigo. -Intervino una voz detrás de mí.

Hay pocas cosas que consigan hacer que me sorprenda en esta vida, pero, ciertamente, aquella situación lo hizo, y en gran medida. El capitán Levi, que había aparecido sigilosamente tras el mismo pasillo no me miraba, hablaba directamente con el comandante Erwin, que fruncía el ceño, confuso.

-Hubo una situación de emergencia con algunos cadetes heridos que necesitaban asistencia médica urgente.

-No se me ha informado de nada de eso. -Respondió el comandante.

-No quisimos despertar a nadie más, sólo al equipo médico imprescindible. Es decir, a Cassandra.

Yo, mientras tanto, miraba fijamente al comandante Erwin sin ningún tipo de expresión en el rostro para que la excusa que acababa de soltar el capitán fuera incluso más creíble. En absoluto parecía convencerle, pero no tuvo más remedio que aceptarla.

-Está bien, pero la próxima vez, es preciso que se me avise de inmediato ante cualquier situación inesperada. ¿Queda claro, Bennet?

Su mirada me decía que no pensaba quitarme el ojo de encima a partir de ahora.

Sonreí levemente.

-Por supuesto, comandante.

Tanto él como los guardias se giraron y se fueron por donde habían venido. Me di la vuelta y Levi ya había echado a andar. Salí corriendo tras él.

-¿Acabas de encubrirme? ¿Por qué?

No respondió, hizo caso omiso.

-¿¡Por qué?! -Volví a preguntar, esta vez alzando mucho la voz. Afortunadamente no había nadie más cerca, solo nosotros dos. Él se giró y me lanzó una mirada tan fría que entendí de inmediato que si volvía a alzarle la voz de aquella manera no volvería a prestar servicio en el ejército nunca más. Tras sostenernos la mirada en silencio durante varios segundos, se dio la vuelta y continuó su camino, dejándome allí plantada en medio del pasillo.

Murmuré un "gracias..." que realmente quise que oyera.

𝐈𝐍𝐃𝐎𝐌𝐀𝐁𝐋𝐄 ·ʟᴇᴠɪ x ᴏᴄ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora