Capítulo 8

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La brisa mecía mi pelo mientras nos balanceábamos de tejado en tejado. Estaba un poco asustada por la velocidad a la que saltábamos y no era consciente de la fuerza con la que me estaba sujetando al capitán. Entre la sensación de adrenalina mezclada con el vértigo y el sentimiento de libertad no podía hacer otra cosa más que reír. Todo parecía un sueño y no era más que un momento que tarde o temprano llegaría a su fin.

No pude fijarme en el rostro de Levi durante el viaje, estaba demasiado ocupada alucinando de balanceo en balanceo como para fijar mi mirada en algo concreto, y como estaba tan oscuro no pude más que distinguir su perfil. Me agarraba con seguridad por la cintura, yo me enganché a su cuello y coloqué mis piernas alrededor de su equipo de maniobras, y así surcamos el oscuro cielo y pareció que no existía nadie más en el mundo...solo nosotros.

Cuando estuvimos sobre el edificio más cercano al cuartel, Levi puso los pies sobre el tejado y a continuación me colocó a mí. Yo me separé de él y tomé una gran bocanada de aire. Le miré y esbocé una gran sonrisa.

-Ha sido...genial.

Creo que sonrió levemente mientras recogía el cable de su equipo de maniobras.

-No te acostumbres, usa tu propio equipo. Mañana al mediodía dirígete al despacho de la comandante Zoë.

Mientras él hablaba, me acerqué al borde del tejado. No encontré ninguna forma para bajar de allí. De espaldas todavía, respondí:

-Un momento, capitán, me gustaría que me dieras la oportunidad de tomar una decisión por mí misma, considero que no estoy preparada para salir, es que...

Me di la vuelta y no me dio tiempo a terminar la frase porque me había quedado sola sobre aquel tejado.

-¿Levi?

Confusa, miré alrededor, pero lo único que conseguí fue confirmar que me había dejado allí tirada.

-Vale. -Dije, mientras desenrollaba el cable de mi equipo de maniobras- Es otro jueguecito para ver si sé manejarme con el equipo. Pues bien, si estás escondido observándome, buenas noches...capitán.

Arrojé el gancho hacia la ventana del edificio del cuartel que consideré que me quedaba más cerca y, cuando estuve segura, me lancé, con tal mala suerte de que los barrotes en los que se había quedado el gancho encajado cedieron bajo mi peso y me estampé estrepitosamente contra un cubo de basura que había debajo. Deseé con todas mis fuerzas que el capitán no estuviese viendo semejante espectáculo.

Sin decir ni una sola palabra, me levanté y me dirigí hacia la puerta trasera. El pasillo continuaba iluminado, pero a estas horas no me cruzaría con nadie.

Una vez más, me equivocaba.

-Bennet, te lo advertí.

El comandante Smith me miraba con decepción. Era habitual que me pillara de vez en cuando haciendo algo que no debía, pero esta vez no pude soltarle alguna excusa que pareciera lógica, y en este caso decir la verdad me serviría de bien poco, porque sabía perfectamente que no se creería que acabo de volver de dar un intenso paseo sobre las alturas con el capitán Levi.

-No tengo excusa.

-Ya lo sé.

No tenía ni un solo motivo para enfadarme, pero lo hice.

-Treinta vueltas al campo de entrenamiento. -Soltó.

Abrí los ojos como platos.

-¿Qué? ¡no puede ser!

-Treinta y cinco.

Chasqueé la lengua y agaché la cabeza. El comandante cambió el tono de su voz.

-Cassandra, no disfruto lo más mínimo haciéndote esto, créeme, pero es mi deber. Sé que trabajas duro, pero también tienes que cumplir unas normas.

𝐈𝐍𝐃𝐎𝐌𝐀𝐁𝐋𝐄 ·ʟᴇᴠɪ x ᴏᴄ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora