Golden Boy [JJK]

~18~

Haewon POV

A medida que los días iban pasando, la primavera avanzaba, dando paso al verano. Lo cual significaba que se acercaban los exámenes finales, y los profesores nos dejaban más deberes que nunca. Junhee y yo siempre estudiábamos juntas. Yo la ayudaba para que pudiera aprobar los exámenes con buenas notas y ella se aseguraba de que yo no me sobre esforzase demasiado. Al final ambas siempre conseguíamos sacar buenas notas. Ojalá pudiese decir lo mismo de mi hermano. No es que Jimin no estudiase, es solo que estaba tan centrado en el deporte que le dedicaba muy poco tiempo a los estudios.

– Park, tu promedio en mi asignatura es demasiado bajo – le dijo el profesor Choi, de biología. Jimin bajó la mirada, serio – Tendrás que obtener algo más que solo un aprobado en el examen final si quieres aprobar mi asignatura.

Suspiré. La verdad es que para Jimin sería imposible conseguir un sobresaliente en cualquier examen, no con la final del campeonato de basketball estando tan cerca. Tendría que saltarse los entrenamientos y al ser el capitán del equipo no podía hacer eso.

– Dios, ¡cómo quisiera ayudarlo! Pero la verdad es que no estoy mejor que él – dijo mi mejor amiga con un pequeño puchero, pero de pronto su rostro se iluminó – ¡Ya sé! Tal vez Jungkook pueda ayudarlo, tiene las mejores notas. Además, como también está en el equipo, tienen los mismos horarios.

– ¿Crees que quiera ayudarlo a estudiar? – le pregunté con una ceja alzada, no muy convencida.

– No creo que tenga problemas con eso. Además, si tú se lo pides, estoy segura de que aceptará – me dijo con una sonrisa ladina, dándome un pequeño golpe en el brazo con el codo.

Yo me sonrojé y, antes de que pudiera responderle, la campana que indicaba el final de la clase sonó. La verdad es que últimamente Jungkook estaba muy atento conmigo. Hace unos días me había llevado a almorzar a uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Incluso me había elogiado el vestido que me había puesto. De más está decir que por poco me desmayo ese día.

No sabía por qué de repente se comportaba así conmigo, pero no podía decir que me desagradara. Solo que aun no me atrevía a hacer ningún movimiento con él. Tal vez estaba interpretando mal sus señales y no quería estropear la amistad que teníamos. Realmente nunca pensé que un simple crush podría llegar a convertirse en algo más. Cuando conocí a Jungkook me parecía un chico inalcanzable. La verdad es que no habría llegado a ser tan cercana a él si no fuese por...

– Hola Haewon – escuché una voz a mis espaldas que reconocí de inmediato.

– Hola, profesor Kim – lo saludé con una sonrisa.

– ¿Todo bien? – me preguntó en inglés.

– Si señor, todo está bien – le respondí en el mismo idioma.

Me gustaba que me hablara en inglés. Solía hacerlo con todos sus estudiantes porque nos ayudaba a practicar. Él era uno de los profesores más jóvenes que había en este instituto, y le gustaba compartir con sus estudiantes. Siempre manteníamos conversaciones divertidas.

– Veo que Jeon y tú se han hecho cercanos.

Yo desvié la mirada, mis mejillas sonrojándose ligeramente.

– Sí, s-somos amigos.

– Ya veo. ¿Y tú estás conforme con eso?

Le miré y él alzó las cejas con una pequeña sonrisa.

– B-Bueno... yo...

– ¿Y qué hay de él?

– ¿A qué se refiere? – le pregunté con una expresión confundida y él sonrió.

– El amor es una ecuación realmente complicada. Tú eres lista, sé que lo resolverás.

Dicho eso último, se marchó hacia su salón de clases, dejándome aun más desconcertada.

Cuando entré al salón de matemáticas, vi que Jungkook ya estaba ahí. Al verme, sonrió y me hizo señas para que me sentara a su lado. Yo le sonreí de vuelta, aun un poco confundida por la conversación que acababa de mantener con el profesor Kim, pero intenté ocultarlo lo mejor que pude con una sonrisa.

– Estaba pensando, – comenzó a decirme – ya que hoy es viernes, si no tienes planes para esta noche, ¿te gustaría dar un paseo por el Río Han?

Mis mejillas enrojecieron levemente y mis labios se curvaron en una sonrisa tímida. No era la primera vez que me invitaba a salir, pero aun no dejaba de sorprenderme el hecho de que me invitara a salir.

– Claro, me encantaría.

Él asintió y sonrió ampliamente, esa sonrisa que nunca dejaba de cautivarme, la sonrisa más hermosa del mundo.

– Paso por ti a las 6 entonces.

Asentí y en ese momento, el profesor entró al salón para iniciar su clase.

Desvié la mirada hacia el frente y una sonrisa se formó en mi rostro. Creo que comenzaba a comprender las palabras del profesor Kim.

***

Al llegar a nuestro destino, Jungkook detuvo el auto y ambos bajamos. Lo seguí hasta uno de los puentes que cruzaban el río y mis ojos se abrieron de más al ver a cuál me había llevado. Era el mismo puente al que habíamos venido para hacer aquel trabajo de inglés.

– Este fue el primer sitio al que vinimos juntos. Donde nos conocimos, prácticamente – me dijo con una sonrisa – Así que quería volver a venir contigo.

– Cielos. Jungkook yo... – no sabía qué decirle. La verdad es que nunca pensé que pudiera tener un detalle como ese – Esto es increíble.

Nos acercamos a la barandilla del puente, admirando el paisaje frente a nosotros. Me agradaba mucho estar junto a él. Estos momentos en los que estábamos nosotros dos solos, sin necesidad de palabras, tan solo disfrutando de la compañía del otro, se habían vuelto los mejores. Sentir la calidez de su cuerpo a mi lado me hacía sentir cómoda, segura, y su sonrisa era la última imagen que se proyectaba en mi mente antes de quedarme dormida todas las noches. Jungkook realmente se había vuelto el centro de mi universo.

– Me alegra mucho haberte conocido, ¿sabes? – me dijo y mis ojos se encontraron con sus orbes oscuros – Fuiste lo mejor que me sucedió al llegar a Seúl. La verdad es que yo no soy un chico muy sociable, y muchas veces me cuesta acercarme a las personas. Cuando llegué me sentí muy solo estando sin los únicos amigos que conocía, y pensé que jamás iba a adaptarme a estar aquí. Pero entonces te conocí y todo cambió – me sonrió – Me hace feliz estar contigo. Eres una amiga genial.

Mis latidos comenzaron a acelerarse con cada palabra que pronunciaron sus labios.

– Yo también me alegro de haberte conocido. Al principio me parecías alguien frío y distante, que prefería estar solo. Pero eres un chico increíble, y me gusta mucho pasar tiempo contigo.

En ese momento él comenzó a acercarse a mí, disminuyendo la distancia entre nuestros cuerpos, mi corazón a punto de salirse de mi pecho. Acercó una de sus manos a mi rostro y acarició suavemente el costado de este con sus nudillos, mi piel estremeciéndose ante su tacto.

– Eres una chica muy hermosa y especial...

Desvié la mirada, aliviada de que la oscuridad de la noche no delatara mi sonrojo, cuando vi algo brillante cruzar el cielo.

– Mira, una estrella fugaz – le dije, mi voz saliendo algo temblorosa, y mis ojos volvieron a encontrar los suyos – Mi abuela decía que, si pides un deseo, se te concederá antes de la media noche.

– ¿Es así?

En ese momento presionó sus labios contra los míos en un suave y delicado beso.

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