❑˚ ིྀ Chapter Twenty

Începe de la început
                                    

—Yo.. Sí, quería hablar con ella, señor.

Hiroshi ríe en voz baja por la última palabra dicha por el joven, negando un poco con la cabeza.

—No me llames señor, no estoy tan viejo.

—Ah.. Lo siento.

—No te preocupes. —tu padre cierra el libro y levanta la cabeza, mirándolo de soslayo— Lo que quiero decir es... Gracias por estar con nuestra pequeña.

Y luego de dichas palabras, tu padre le sonrió. Souya asiente lentamente con la cabeza, siguiendo con su camino para salir del salón en dirección a tu habitación, ya que lo más probable es que allí no encuentre a nadie inesperadamente.

Camina por los pasillos, aun pensando un poco en la breve conversación que tuvo con tu padre. Aquel agradecimiento... ¿Por qué le agradeció por ello? ¿Acaso... Acompañar a una persona era merecimiento de gratitud?

En menos de los esperado, ya se encuentra frente a la puerta de tu habitación, y, a pesar de qué sabe que no estás ahí, Souya toca un par de veces la puerta. Como era de esperarse, no se oye tu voz, nadie responde así que él decide entrar para esperarte ahí.

Sin embargo, una vez dentro no sabe que hacer. Es una habitación ajena, pero sobre todo es tu habitación. Mira al rededor, sintiendo aquel cuarto vacío sin tu presencia, aunque últimamente, la mayoría de las cosas eran aburridas sin ti.

No pasa mucho tiempo, y es entonces cuando opta por ir a Daydream, la habitación "secreta". Una vez dentro, observa alrededor, viendo una gran variedad de cuadros pintados por ti; y es ahí cuando siente que, de alguna manera, tu presencia está en esa habitación.

—Es... Bonito, ¿Verdad? —escucha una voz a su costado, provocando que de un pequeño respingo en su lugar.

Rápidamente, gira su cabeza para saber de quién se trata y es una sorpresa para Souya el ver a Cirene ahí, de pie, a un costado suyo. La mujer tiene la mirada pérdida en la habitación, observando y admirando cada uno de los cuadros.

—Sí... Es bonito.. —responde el peli-azul en un murmullo.

—Ella... No sabía que ella pintaba.. —prosigue tu madre— De vez en cuando se encerraba en su habitación y no salía hasta después de varias horas, siempre creí que se iba a dormir, pero ya veo que no era así..

—Aún hay... Varias cosas que no conocemos de _______. —agrega Souya, ganándose la mirada de la mayor— Ella siempre es y será como una caja de sorpresas, nunca sabes con qué saldrá la próxima vez..

Cirene sonríe levemente, asintiendo con la cabeza a sus palabras.

—Sí.. Desde pequeña ha sido así, tan... Espontánea y libre.. —tu madre amplía ligeramente su sonrisa, recordando varias cosas de ti cuando eras más pequeña; e inevitablemente una inmensa nostalgia la invade— Una libertad que comencé a quitarle al imponerle tanta presión... Me pregunto... ¿Cuándo fue que nos alejamos tanto? ¿Por qué ahora siento una enorme brecha entre nosotras cuando antes no era así? —Cirene apreta sus labios antes de soltar un pequeño suspiro, su mirada vuelve a los cuadros y es inevitable que sonría cuando un recuerdo cruza por su mente— Recuerdo que cuando aprendió a gatear ella me seguía a todas partes, como un pequeño patito siguiendo a su madre..

Souya la observa y es inevitable que su ceño no se suavice un poco debido a la tierna imagen mental que hizo en su cabeza. Prontamente, su mirada vuelve a las pinturas, fijándose en una en concreto. La primera que vio cuando entró en Daydream.

—¿Sabe? El primer día que fui su acompañante, lo primero que pensé de ella es que era molesta, demasiado molesta. —Cirene le observa de soslayo, un poco sonriente— Pero, cuando pasó el tiempo... —Souya se acerca a aquella pintura, siendo observado por tu madre— Entendí que ella sólo necesitaba... Una compañía.

Souya señala aquella pintura, haciendo que la mirada de tu madre pase de él a aquella pintura.

Ella sólo... Me necesitaba a mí.

Ya veo... —la mujer relame sus labios, mordiendo suavemente el superior. Tu madre levanta la cabeza, observando al peli-azul— Así que una compañía...

Tus palabras se reproducen en la cabeza de Cirene, como si se tratara de los golpes de un martillo, y cada golpe duele más que el anterior.

—Yo... Quiero mucho a _______.. —la mayor levanta la cabeza al escuchar a Souya hablar, él está inmerso en otra pintura de la habitación— Últimamente ella es quien ocupa mi mente todo el día, todos los días... Suele ser molesto ya que me distrae, pero ella siempre ha sido así. —el joven levanta la mirada y observa Cirene quien alza una ceja en su dirección— Yo...

Quisiera que fueras tú quien se case conmigo...”

Tus palabras cruzan por su cabeza.

—Yo.. Quiero casarme con su hija...

Sus palabras claramente impresionan a tu madre quien lo observa anonadada por un momento, sin embargo, después de varios minutos, ella le sonríe.

—Tienes.. Mi bendición.

¿Souya, uh? Ya entiendo... Porque ella te eligió...

 Porque ella te eligió

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