❑˚ ིྀ Chapter Six.

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—¡Souya! ¡¿Dónde te metiste al salir del instituto?! —ni bien entra en su casa y su hermano lo recibe lanzándole un cojín del sillón— ¡¿Y qué horas son éstas de llegar?!

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—¡Souya! ¡¿Dónde te metiste al salir del instituto?! —ni bien entra en su casa y su hermano lo recibe lanzándole un cojín del sillón— ¡¿Y qué horas son éstas de llegar?!

El cojín da justo en su rostro debido a que, lo inesperado que fue, no le dejó reaccionar. Se agacha para tomar el cojín en manos y camina hacia el sillón.

—Estaba en casa de los [T/A].—responde, con toda la sinceridad del mundo.

Pero, a cambio, otro cojín es lanzado en su dirección; esta vez, si logra reaccionar y se cubre con el cojin que tiene en manos.

—¡A mí no me mientas! —Nahoya se asoma por el espaldar del sillón y lo mira con una sonrisa, una sonrisa molesta.

—No te estoy mintiendo. —replica Souya, lanzándole el cojín que tiene en manos para tomar el que está en el suelo.

Nahoya logra esquivar el cojín y este cae en algún lugar de la habitación.

—¿Los [T/A]? ¿En serio? —Nahoya toma otro cojín que está a su costado y le apunta con este— Dime la verdad o este cojín no dará sólo en tu rostro, Souya.

—¡Te estoy diciendo la verdad, maldita sea! —Souya alza la voz, frunciendo aún más el ceño al ver que su hermano no le cree.

La sonrisa de Nahoya se tuerce en una mueca de irritación ante esa respuesta y cuando está dispuesto a lanzarle el cojín que tiene en manos a su hermano, el sonido del timbre de la puerta le interrumpe.

Souya, quien es el más cercano a la puerta, se aproxima para saber quien es a esa hora; no es que esté muy tarde, pero es extraño que vayan de visita a las 20:00 de la noche.

Abre la puerta y en su rostro se forma una ligera mueca de sorpresa al verte ahí, de pie, frente a la puerta de su casa.

—¡Souya! —exclamas, dándole una gran sonrisa.

—¿_____-...? —el chico no alcanza a decir tu nombre completo cuando tú ya estás cerca suyo, rodeando su cuello con tus brazos.

Tu cercanía lo pone nervioso al instante y hace que sus mejillas ardan fuertemente. No dice nada, se queda en blanco, no sabiendo como reaccionar ante la idea de que estás frente a su casa y casi pareciera que lo vas a besar.

—Tan adorable... —reacciona cuando escucha aquellas palabras salir de tu boca junto con un pequeño pinchazo en su mejilla.

Frunce el ceño, no queriendo verse en ese estado frente a ti, pero le es imposible; no importa que, para Souya siempre ha sido complicado siquiera hablar con una chica, así que el que tú, que eres hija de personas importantes en Japón, le hable y se le acerque de manera tan imprevista realmente lo deja procesando.

Reúne el coraje necesario para tomar tus brazos y separarte de él, haciendo que des al menos dos pasos hacia atrás para que entre ustedes haya una distancia prudente.

Parpadeas un par de veces y ladeas un poco la cabeza por su acción, pero no dices nada y tan sólo le sonríes.

—_______... ¿Que haces aquí? —cuestiona Souya en un murmullo, y en ese momento, recuerdas la razón de tu inesperada visita.

—Oh, sí. —él ve como buscas algo en el pequeño bolso que traes contigo, y no mucho después, un teléfono aparece frente a él. Souya te mira confuso— Olvidé pedirte tu número, ¡Así que vine a tu casa a pedirlo! —le sonríes y le extiendes tus manos con tu móvil entre ellas— ¡Dame tu número!

Souya te mira y observa tu sonrisa, preguntándose mentalmente si realmente es tan importante que tengas su número como para que vengas a verlo sólo para eso.

Prefiere no decir nada y toma tu teléfono, escribiendo su número telefónico y añadiendose a sí mismo a tus contactos como "Souya". Te devuelve el móvil y tú rápidamente lo tomas en manos, observando la pantalla con una sonrisa satisfecha.

—¿Viniste aquí sólo por eso? —él no puede evitar preguntar, golpeándose mentalmente por lo brusco que fue al hablar.

Levantas la cabeza y lo miras, guardando tu teléfono nuevamente en tu mochila. Souya traga saliva y casi puede sentir un aura oscura proveniente de ti.

—¡Así es! Debo mantenerme contacto en contigo. —respondes finalmente, acercándote a él hasta nuevamente atrapar su cuello con tus brazos, inclinándote ligeramente hacia su rostro— Después de todo, eres mío, mi compañia~

Siente como un escalofrío recorre todo su cuerpo al escucharte, y es que realmente no entiende como esas palabras, proviniendo de ti, pueden causarle tantos nervios y algo de miedo.

—Y-yo... —balbucea, no sabiendo que decir al respecto. Pero, guarda silencio al escuchar tu suave risa.

—Realmente eres adorable.. —vuelves a pinchar su mejilla con tu índice, observando como esta se tiñe de un color cada vez más rojizo.

—¡Souya, ¿Quien está en la puerta?! —escucha la voz de su hermano acercarse— ¡Y no me has dicho dónde estabas, vuelve aquí!

No mucho tiempo después, Nahoya se hace presente en la entrada de aquella vivienda. Nahoya te mira a ti y tú a él, ambos sorprendidos.

Souya no sabe si realmente es bueno que se conozcan... Teme que quizá sus personalidades, choquen.

—¿Qué...? ¿Estoy viendo doble acaso? —murmuras, afirmando tu agarre en su cuello y sin despegar la mirada del chico de cabello color durazno.

—Ella... ¿Una [T/A]? —farfulla Nahoya, pasando su mirada de Souya y a ti sucesivamente.

El hermano menor rueda lo ojos. Porque sí, aunque no le creyó, ya se lo había dicho. Souya te mira a ti y luego a su hermano antes de asentir con la cabeza; poco menos y la mandíbula de Nahoya cae al suelo.

—¿Cómo? ¿No mentías? —balbucea, aún atónito— ¡¿Eres pareja de la hija de los [T/A]?!

—Pa..- ¡¿Pareja?!

- ¡¿Pareja?!

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