XVIII. Una noche agridulce

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OMNISCIENTE

—¡Charly! Nos tenemos que ir ya -gritó su novia desde la cocina. Charly mientras tanto se encontraba en su clóset aún decidiendo que chaqueta usar para aquella cena tan especial. Y es que en cuestiones de vanidad definitivamente él le ganaba a Yeimy, a ella si le preferiría arreglarse claro, preocupación de su ropa y demás, pero norma se demoraba menos que el cantante. Quién pasaba horas la ropa y decidía que ponerse, perfumándose una y otra vez, y por supuesto, mirándose al espejo para verse lo mejor posible. Yeimy en cambio, siempre estuvo en el momento qué ponerse y solamente, se demoraba más cuando se traía de algún evento más importante o formal.

 —¡Ya voy! -le respondió él en otro grito mientras ganaba tiempo y finalmente optaba por una chaqueta negra que combinaba con todo.

—Hágale pues, que su mamá se va a enojar -apuntó ella cuando no vio al chico aparecer, por fin, y se quedó ahí esperando a que se dignara a salir, hasta que se cansó y produjo la segunda estrategia, ya que los gritos no habían funcionado, pasó por al lado de él sin mirarle, tomando la chaqueta y las llaves y caminó hacia afuera del departamento, campante.

Charly obviamente, salió corriendo tras de ella enseguida consiguiendo que ella se relajara. Manejaron algunos minutos hasta que llegaron al restaurante donde tenían la cena especial.

—Hola, buenas hice una reserva.

—¿A nombre de quién? -dijo y el ego de Charly se cayó dos pelitos puesto que el chico no lo había reconocido.

—A nombre de Carlos Cruz -le respondió sonriendo y tosiendo, mientras que con su brazo agarraba la cintura de Yeimy.

—Perfecto. Es la mesa que hasta por allá al final de este pasillo -señaló él indicándoles el camino. Entraron al restaurante, era bastante elegante, más de lo que acostumbraban ambos. Había música soul, luces amarillas, y grandes mesas separadas por espacios, privacidad a casa comensal.

Cuando llegaron ya estaban sentados Erik junto a Irma, Ligia y Botero, así que sí, eran los últimos en aparecer, pero a su estilo, Charly sonriente y carismático, y Yeimy calmada y elegante, llegaron a la mesa saludando a todos.

—Hola pues ¿Qué es demoradera de ustedes ah? -soltó Ligia viéndolos.

—Amá tranquilízate. Unos minuticos no mas, no ves que los reyes son los ultimos en llegar siempre.

—Oigan a este -mencionó ella retándolo mientras besaba la mejilla de su hijo y luego se apartaba mirando a doña Ligia. —Echándome la culpa, cuando el príncipe se demora tres horas echándose cremas y perfume -soltó irónica, lo que sucedió que Charly soltó una carcajada a su lado y doña Ligia una sonrisa.

—Yo conozco a mi gente. Desde chiquito fue igual -añadió ella levantando los hombros.

—Dejen de descuerarme pues, más bien sentémonos a comer -les dijo Charly mientras apartaba una silla para Yeimy esperando a que se sentara y él se ubicaba a su lado.

—¡Eso! 

—Yo tengo un hambre que se mueren y un antojito de vino uf -añadió Irma sonriendo algo apenada.

—¿Con qué antojitos? -soltó Charly molestando a su hijo. Yeimy lo miró con cara de pocos amigos provocando que él hiciera una sonrisa con los dientes apretados perdón pidiendo y Erik, por otra parte, se rio ante el comentario de su padre y ver cómo eso le disgustaba a su mamá. La relación que ambos tenían definitivamente era algo, especial y loco, algo único en su clase.

Ramé (Terminada) - Charly & YeimyWhere stories live. Discover now