🍁❝Las maldiciones son eternas, pero en este caso mi maldición me hizo eterna❞🍁
🍁❝¿Que dirías si te confieso que soy inmortal?❞🍁
Un agradecimiento a Harellow por la bella portada~🍁
#1 lumity 18/04/2022
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¿?
Ahora mismo me encuentro al límite, ya sea de manera física o mental, hundida en el mar de las desesperación, la corriente me atrae y me sumerge en las aguas del dolor y el éxtasis, me da miedo admitir que la sensación se torna cada vez más inquietante.
« Luz...»
Murmuraba entre sus labios resecos y la mirada perdida, mientras sus ojos teñidos de bronce observaban el alma perdida de la inmortal.
Estaba ahí.
Sentada al borde del abismo.
Viendo algo que no existía, imaginando un futuro imposible, reviviendo la llama de la desconsuelo.
» ¿Porqué, Luz?»
La ligera hilera de sangre recorría su sien y mejilla libremente, remarcaba su mandíbula temblorosa y cada gota iba posándose cuidadosamente en el lago rojo que había formado, poco a poco, como cada día que vivía.
Tenía los ojos de su madre, eran tan parecidos que daban miedo ser un reflejo de esa mujer que murió a manos de un avaricioso, ciertamente, era un destino cruel, y los tiempo injustos no hicieron más que echarle carbón al fuego.
Luz Noceda era una mujer sedienta.
Sedienta de la sangre amarga de cada persona que la dañó, sedienta de cualquier emoción, carente de algún sentimiento, sedienta del amor de Jackob que la había abandonado hace años, o el de Blight, que era el más genuino hasta ahora, ambas que la acompañaron en un lapso tan corto y que le hicieron sufrir de las mil y un maneras posibles por ese sentimiento que muchos dan por divino.
» Perdiste la cabeza, Luz.»
Y es que ¿Cómo pensar que esa joven no estaba loca? Su dulce expresión y esa pequeña sonrisa risueña solo eran la máscara más visible de algo que todos conocen, pero no en su verdadera forma.
La única y verídica culpa.
Su corazón latía frenéticamente, sin embargo, movía sus piernas con tranquilidad, como si no estuviese a la orilla de un edificio con altura considerable, a sus ojos, la enorme pared blanca que usaba para balancearse tenía la forma de un columpio, parecía sentirse pequeña otra vez, recordando que en realidad, nunca antes había experimentado la euforia hasta ese momento.
