Capítulo Doce.

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Ya estando adentró, evitó mirar hacía donde se había encontrado con el cuerpo de su padre, hace ya muchos días atrás. Lentamente, estaba intentando mejorar, pero había cosas que aún no podía confrontar, y esta era una de ellas. Mitsuki notando esto, le sugirió que ya vayan rápido para ver que se quería llevar de su habitación, seguía siendo la del cuarto en el segundo piso y Boruto le dijo que era una buena idea, así que se fueron para allá. 

Al llegar arriba, Boruto abrió la puerta del cuarto y ambos entraron. El lugar seguía bastante parecido a como Mitsuki lo recordaba, no sufrió muchos cambios en estos años separados, solo tuvo un cambio significativo, el color de las paredes, pasaron de un raro verde a un fuerte rojo. Seguía teniendo las mismas figuras de acción en los estantes, en el escritorio estaba esa lámpara con forma de luna menguante, que le había acompañado a comprar un día, entre otros detalles, que se habían quedado impregnados en la mente del peli-celeste. 

—Primero, mira qué ropa quieres llevarte, elige cosas lindas, que te veré usándolas. -Le animaba al rubio, el cual se había quedado estático en su lugar, luego de entrar. 

—Ah, sí, me pondré con eso. -Empezó a dirigirse con el bolso que le dio su madre, hacía sus cajones de ropa. —Tú puedes mirar por mientras, si ves cosas como las figuras de acción, tómalas, quiero llevarlas todas. 

—¿Seguro...? Puedes dejarte algunas acá, no necesariamente tienes que llevarte todas. -Decía mientras empezaba a tomar un par de las figurillas del estante, luego las llevaba al bolso para guardarlas en un bolsillo aparte que tenía, para que no sufran algún daño grave durante el viaje. 

—Es que... Cada una me trae muchos recuerdos lindos... Como cuando jugamos con ellas, ese día que salí medio triste de clases, porque me fue mal en el examen de biología. ¿Te acuerdas de la historia que nos montamos ese día? ¡Fue una locura! -Pensar en ese momento, hizo que se formará una pequeña sonrisa en su rostro. 

—Sí, daba para hacerle una película... -A él también se le había formado una cálida sonrisa. —Entiendo, Boruto, entonces sí veré de guardar todas, no te preocupes. 

Luego de unos minutos, Mitsuki ya había terminado de guardar las figuritas. Procuró ponerlas en el bolso con el mayor cuidado posible, y esperaba, o más bien, rezaba, que en el viaje, no les llegara a pasar nada que las pueda dañar un poco. No quería ver cómo se pondría Boruto, al ver que los pequeños objetos, que decía que albergaban tantos recuerdos para él, estuvieran rotos. De igual manera, si les llegará a pasar cualquier cosa, el peli-celeste vería la forma de arreglarlos. 

—Terminé, ¿Qué más quieres qué busque para guardar, Boruto? -Se acercó al placard, el rubio andaba eligiendo entre dos buzos, no podía llevarse tanta ropa... Uno era completamente negro, y otro era negro también, pero tenía una franja rosa por encima de los hombros y las mangas. 

—¿Puedes mirar por el cajón del escritorio? Tengo una carpeta de dibujos, me gustaría llevarla. -Dirigió su mirada al ángel guardián mientras le mostraba los buzos. —¿Cuál llevo, Mitsuki? 

—El que tiene la franja rosa, seguro te queda espectacular. -Escuchó una pequeña risa del rubio, mientras le agradecía. 

Boruto guardó en el bolso la prenda que eligió su ángel guardián y luego, acomodó la otra prenda de nuevo en el placard. Ahora solo quedaba elegir qué zapatos llevaría, suerte que apenas tenía tres pares, no iba a ser una decisión difícil.  

Mientras tanto, el peli-celeste fue para el escritorio y abrió el único cajón que tenía. Vio que estaba lleno de papeles sin importancia, estos tenían anotaciones de trabajos, fechas para entregar pagos, curriculums, dar entrevistas, cuentas de lo que había que pagar para las necesidades de la casa, como el agua, luz y el gas, entre otras cosas típicas en la vida de los adultos. ¡Suerte que no había llegado a padecerla!

Ángel Guardián | BorumitsuWhere stories live. Discover now