Prólogo.

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—Buenos días, papá. -Saludó un peli-celeste mientras bajaba de su habitación hacia el comedor. —Ah, también estás tu, Log, quién diría que te levantarías temprano alguna vez.

—¡Oye! ¡Tengo que usar el reloj nuevo que compré, me salió caro! -Mitsuki rio levemente junto a su padre.

Su padre, un hombre llamado Orochimaru se encontraba cocinando el desayuno de hoy, mientras que, por otra parte, su hermano mayor, Log, estaba ya en la mesa leyendo el periódico, había noticias interesantes. La que más destacaba era una que relataba acerca de una organización, la cual había asesinado a una persona, esta era la doceava víctima confirmada de ese grupo. 

—Mitsuki, buen día, espero que hayas podido dormir bien. Ojalá no te hayan molestado las sirenas de policía en la madrugada, parece que pasó algo cerca de acá -Mencionó el pelinegro mientras acomodaba lo que había preparado, su hijo solo negó con la cabeza. —Ven, ya está todo listo. Puedes sentarte a la mesa, solo si es que ya te lavaste las manos. 

Mitsuki asintió, se dirigió a la mesa, se sentó junto a su hermano, quien saludo con un típico choque de puños y esperó a que su padre les sirviera.

Hoy era un día especial, por lo cual había preparado su comida favorita para celebrar. 

—¿Hoy empiezas con tu trabajo en la cafetería de aquí cerca, no? -Dio un suspiro. —Quién pensaría que mi pequeño hermano ya estaría trabajando, me siento como madre orgullosa, saben, verte crecer... 

—Hermano, no es necesario que exageres... -Le interrumpió. —Ya tengo dieciocho y pronto ingresaré a la universidad, necesito ganar un poco de dinero extra para poder pagarme los materiales. 

—Bueno, chicos, concéntrense en comer que si siguen hablando llegarán tarde a sus respectivos trabajos. -Cortó la conversación su padre, los hermanos solo se sonrieron y comenzaron a degustar el desayuno. 

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Pasó el tiempo y ya los dos jóvenes se iban despidiendo de Orochimaru, quien les deseo que tuvieran un buen día y que no regresaran tan tarde a casa. Mitsuki se fue solo hacia su trabajo, ya que su hermano, para llegar al suyo, tenía que tomar el camino contrario. 

Mientras caminaba por esas calles tan conocidas para él, empezó a recordar momentos de su tan preciada niñez, como cuando Orochimaru lo adoptó a la edad de seis años, su primer encuentro con su hermano, sus primeros días de clases, cuando adoptó a su primera serpiente mascota, entre otros muchos lindos recuerdos. Mitsuki suspiró.

¿Cuándo había pasado tan rápido el tiempo? Ayer era solo un niño que se la pasaba leyendo en los recesos entre clases y ahora iba a entrar a la universidad de bellas artes en tan solo unas pocas semanas. 

Debido a que pasaba tan rápido el tiempo, pensaba que no tardaría en conocer a su primer amor y en formar una familia.

"Espero poder conocer a algún chico lindo en la universidad... Que tenga uno o dos años más que yo estaría perfecto." Imaginaba divertido mientras caminaba.

Lastimosamente, el oji-amarillo no se había percatado de que la vida, a veces, jugaba sucio con las personas y hoy, le tocaba divertirse con él. 

Faltaba poco para llegar a la cafetería, pero al pasar al lado de un callejón sintió como alguien lo agarraba del cuello, arrastrándolo consigo al lugar oscuro de donde lo habían interceptado. Intentó defenderse y alejarse de él, pero fue inútil, podía notar que su atacante era más grande y, obviamente, más fuerte que él. 

Ángel Guardián | Borumitsu Où les histoires vivent. Découvrez maintenant